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EEUU: El alto costo de vivir en Miami


EEUU, El alto costo de vivir en Miami

El idioma más hablado en Miami, es el español
con un 67,75 por ciento de la población

 

Los elevados precios de los alimentos obligan a los miamenses a contar los centavos para llegar al fin de mes.

La Ciudad del Sol hace gala de sus atractivos culturales, naturales y económicos para situarse entre las más caras de Norteamérica y el mundo.

Miami-Dade.- Cualquier gran ciudad podría ser cara para vivir, pero en el Gran Miami, donde la mayoría de la población está dada por las inmigraciones que buscan cómo alcanzar el sueño americano, al mismo tiempo que viven atados a quienes dejaron atrás en sus lugares de orígenes, el costo de la vida tiene un peso mayor.

Manny Segarra es un puertorriqueño que sonríe todo el tiempo y a todo le pone una pisca de humor. A todo, excepto cuando habla de su situación laboral: tiene dos trabajos para poder sufragar los gastos del hogar y sólo duerme 3 o si acaso 4 horas diarias.

El boricua comenzó a trabajar en una aerolínea de renombre hace 23 años y en ese entonces entró a la compañía ganando 11 dólares por hora. Hoy le pagan 24.46 por la misma hora de trabajo, pero paradójicamente el dinero no le rinde lo suficiente y, por tanto, –llevándole la contraria a su esposa, quien le dijo mil veces que no lo hiciera– se vio obligado a buscar un trabajo extra, igualmente relacionado con el movimiento de carga en el Aeropuerto Internacional de Miami.

Con 45 años de edad, dice sentirse cansado. En efecto, tiene unas ojeras que lo hacen ver como una persona mayor y una barba copiosa que le resta lozanía a su rostro. Manny es otro de los muchos hombres y mujeres radicados en Miami, la ciudad de mayor influencia hispana en Estados Unidos, que no tiene otra opción sino trabajar por partida doble buscando que “las cuentas le cuadren” a la hora de pagar los “biles”, las facturas, o realizar las compras en el supermercado.

¿Por qué Miami?

Como en el caso de Segarra, las encuestas y estudios indican que la gente se radica en Miami en busca de más seguridad cultural para sus familias, oportunidades de empleo, ventajas en el estudio y cielos soleados, entre otros aspectos.

El idioma más hablado en Miami, según el último censo, en 2010, es el español con un 67,75 por ciento de la población, seguido por el inglés, el francés creole, francés y portugués. En consecuencia, Miami reúne todos los idiomas del continente americano, lo que la convierte en una ciudad muy atractiva para vivir.

Otro de sus ‘encantos’ es la ornamentación y el buen aspecto de calles y avenidas. En el 2008, la revista Forbes calificó a Miami como “la ciudad más limpia de Estados Unidos” por la baja polución en el ambiente que la rodea, sus grandes espacios verdes, el agua potable, la limpieza de las calles y los programas de reciclaje. Un estudio de la firma inglesa Knight Frank considera a la Capital del Sol como “una de las ciudades más ricas de los Estados Unidos” y la quinta en cuanto al poder adquisitivo de sus pobladores.

Cifras “por las nubes”:

Pero al margen de las bondades que cualquier parroquiano puede encontrar en Miami, el Instituto de Política Económica (EPI, por su sigla en inglés) revela que un hogar compuesto por tres personas se sostiene con un promedio de tres salarios mínimos, mientras que en otras ciudades solo bastan dos para “vivir un estilo de vida modesto”.

Las cifras de esa organización muestran que una familia compuesta por padre, madre y un niño que resida en Kendall, por ejemplo, necesita al menos 60.168 dólares al año para cubrir todos sus gastos básicos, es decir, que al menos las tres personas aporten igual número de salarios.

Uno los rubros que más ‘golpea’ el presupuesto familiar es el de la vivienda. De acuerdo con EPI, una familia de tres miembros gasta en renta un promedio del 22 por ciento de sus ingresos. El centro de análisis Zillow, especializado en bienes raíces, considera que esa cifra puede ser mucho más elevada y en casos específicos podría ascender al 47 por ciento de los ingresos, cuando la media nacional es el 30 por ciento.

“Esto es particularmente preocupante para los nuevos inmigrantes o empleados de empresas que se llegan al sur de la Florida, en particular aquellos cuyas empresas no subsidian el alojamiento”, considera Zillow.

Cuánto cuesta llenar “el carrito”:

Según el banco UBS y su informe Precios y Salarios 2015, que compara el costo de vida en 71 ciudades, el precio promedio mundial para llenar un carrito en el supermercado ronda los 400 dólares.

El reporte de la entidad bancaria indica que Miami se sitúa en la posición número 11 a nivel mundial, en donde un hogar gasta alrededor de 583 dólares para surtir por completo la cesta familiar, lo que la convierte en una de las ciudades más costosas de los Estados Unidos, superada por Nueva York (632 dólares) y Chicago (586 dólares).

El carrito de compras, o cesta familiar, según el banco internacional suizo, está compuesto por 39 productos, entre ellos leche, pan, carne, pescado o arroz, es decir, productos básicos entre los que no se incluyen artículos suntuosos como aromatizantes para el hogar y otros.

“Tercera edad y pobreza”:

Contrario a lo que el común de la gente pueda creer, el 24.5 por ciento de los hispanos de la tercera edad en el condado Miami-Dade están sumidos en la pobreza.

Según la organización Miami Matters, que valora los índices del nivel de vida, la salud y otros pormenores de la población, casi un cuarto de la población hispana que sobrepasa los 65 años de vida, es decir, cerca de 50.000 personas, vive o trata de sobrevivir por debajo del índice de 11.500 dólares al año estipulado por el Gobierno federal.

“Los mayores de edad, que viven por debajo del nivel de pobreza, conforman un grupo muy vulnerable, dadas las limitaciones físicas, las necesidades médicas y el aislamiento social de que son objetos”, estipula la organización.

Por todo lo anterior, personas como Manny Segarra quieren llegar a la vejez para trasladarse a su país de origen con una pensión de Estados Unidos. Sin embargo, y mientras los años dan paso a la vejez, esas mismas personas deben trabajar de sol a sol sorteando las dificultades de sobrevivir en una de las ciudades más costosas del mundo.

Unos 50.000 ancianos en Miami-Dade viven en pobreza:

La cifra es escalofriante para una ciudad del llamado primer mundo: el 24.5% de los hispanos de la tercera edad en Miami-Dade viven prácticamente en la pobreza. Es una realidad que quita el sueño a quienes tienen que lidiar diariamente con el costo de la vida y pone los pelos de punta a los que sueñan con jubilarse cuando cumplan la edad requerida.

Según la organización Miami Matters, que valora los índices del nivel de vida, la salud y otros pormenores de la población en nuestra zona, casi un cuarto de la población hispana que sobrepasa los 65 años de vida, cerca de 50,000 personas, vive, o trata de sobrevivir, por debajo del índice de 11,500 dólares al año estipulado por el Gobierno federal.

“Los mayores de edad, que viven por debajo del nivel de pobreza, conforman un grupo muy vulnerable, dadas las limitaciones físicas, las necesidades médicas y el aislamiento social de que son objetos”, manifestó el comunicado emitido por el grupo independiente, que cuenta con el apoyo de The Health Council of South Florida y un impresionante equipo de analistas que estudia los características del nivel de vida de la sociedad que conformamos.

“Quienes arriban a la tercera edad viven prácticamente sujetos a las entradas económicas que provienen de la jubilación, los planes especiales de retiro o la ayuda suplementaria de la seguridad social”, subrayó el informe.

Realidades:

De cualquier manera, este informe no es capaz de reflejar las penurias económicas que cada uno de esos 50,000 seres humanos afronta a diario.

Por ejemplo, Gloria trabajó 20 años como secretaria en un consultorio médico y se jubiló tan pronto cumplió los esperados 65 años de edad. “Podría haberme jubilado a los 62 pero preferí trabajar tres años más para recibir los 150 dólares adicionales al mes que la Seguridad Social me prometió”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS.

Un año después, Gloria enviudó y no pudo continuar pagando la hipoteca del apartamento que compró con su esposo. Hoy forma parte de las estadísticas de pobreza porque percibe menos de 11,500 dólares al año.

“Recibiría 954 dólares al mes pero descuentan 104 para costear el seguro de salud Medicare. Por eso recibo 850 dólares. De ahí pago la renta del apartamentito, que son 650 dólares al mes, y me quedo con 200 para comer y pagar otras cosas. Por suerte, logré que me dieran 120 dólares de ayuda suplementaria con Food Stamps. Ahora, al menos, puedo almorzar y cenar algo ligero”, explicó.

Gloria tiene 67 años, no tiene familia en Miami y necesita prestar atención a su salud.

El médico le indicó comer pescado y verduras para combatir el colesterol y bajar la tensión arterial, pero Gloria, que apenas recibe dinero para sobrevivir, consume carne de res, arroz y frijoles porque es más económico.

“Compro una bola de res de10 libras por 28 dólares, un saco de arroz de 20 libras por 9, un par de bolsas de frijoles, dos cajas de huevos, un galón de aceite y tomates. Con eso vivo prácticamente el mes”, describió.

¿Medicamentos? “Si son recetados, la clínica me da medicinas genéricas sin que yo tenga que pagar. Gracias a eso puedo controlar el corazón”, comentó.

Asistencia:

A Mario le ha ido mejor, aunque su nombre también figura entre los mayores pobres. Llegó a Miami, procedente de España, con 68 años de edad y obtuvo ayuda suplementaria sin haber trabajado en Estados Unidos.

“Recibo 733 dólares y 70 de Food Stamps”, señaló.

No obstante, Mario pidió más ayuda y la logró.

“Participé en una lotería para apartamentos de bajos recursos y tuve la suerte de ganar uno. Yo pago 163 dólares al mes y el condado Miami-Dade paga el resto”, explicó.

Para comer, Mario usualmente acude a uno de los 24 comedores para la tercera edad subvencionados por el Condado. También recibe un crédito de Florida Power & Light por de 300 dólares al año para pagar la factura de la electricidad y los servicios de sanidad Medicare y Medicaid que le garantizan los medicamentos en la clínica.

Sin embargo, María, 66 años, una señora que no ha logrado normalizar su estatus inmigratorio, depende de la ayuda de un matrimonio amigo. No tiene papeles ni derecho a recibir ayudas. Ella también forma parte del 24.5% de los hispanos en Miami-Dade que viven prácticamente en la pobreza.

Duerme y prácticamente vive en casa de José y Mariela pero temprano en la mañana se va a limpiar casas para ganar algún dinero. “Con eso compro mi comida, ayudo a mis amigos y mis nietos en Guatemala”, relató.

De hecho, muchos aseguran que la posibilidad de mejorar el índice de los necesitados de la tercera edad es mínima, si no nula, a no ser que la administración de fondos públicos, el desarrollo de la economía y la legislación de procederes conlleven los problemas por otro camino.


Por: Daniel Castropé
Jesús Hernández
dcastrope@diariolasamericas.com
jhernandez@diariolasamericas.com
@hesushdez
@danielcastrope
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Miami, martes 15 de diciembre 2015





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