La empalagosa propaganda
oficialista de Chávez
■ Si algo saben hacer estos bichos malos que nos gobiernan es publicidad y maldades, cosa que los comunistas aprendieron de los nazis.
Son excelentes publicistas de la peor gestión de gobierno que ha tenido Venezuela desde que América se separó del continente africano hace 400 millones de años. Por donde usted vaya es bombardeado con propaganda oficial: radio, televisión, vallas, murales y los horribles ojos de Chávez que ojalá miraran de verdad para que le dé pena el desastre que dejó. Algo parecido hizo Bolívar, quien dijo: “Yo la hice libre, ahora háganla ustedes próspera”, y a continuación… ¡murió! sin explicar cómo vamos a hacerla próspera, que es lo difícil.
Pero no nos desviemos. ¿Han visto una caricatura llamada Cheverito? Un muñequito ridículo y mentiroso que nos invita a conocer Venezuela “porque es chévere”.
Que alguien me explique cómo hace Cheverito para recorrer un país donde no hay aviones, autobuses, barcos o carreteras medianamente decentes.
Leonardo Padrón, Tania Sarabia y yo pasamos 10 horas en el infernal aeropuerto de Maiquetía para hacer un viaje de 35 minutos a Margarita, y luego, para regresar, el vuelo que salía a las 2:00 pm salió a las 2:00 am. ¡12 horas en el simpático aeropuerto de la isla!
Pero retomemos el tema. Si usted mira en televisión los informes que abusivamente nos obligan a ver a cada rato, en Venezuela no hay escasez ni colas, se respetan los derechos humanos, no hay presos políticos, los hospitales son una maravilla, el bolívar es estable, tenemos la mejor escolaridad del mundo y no hay déficit de viviendas.
Ahora sí, todos somos iguales: en el sufrimiento.
Las encuestas dicen que solo 7% de los venezolanos ven las cadenas de Maduro. Vamos a estar claros, él le echa bola, pero la vaina no le sale. No tiene el talento diabólico de Chávez a quien tampoco le salía, pero sabía meter la coba a ingenuos que le creían. Maduro no convence ni a los ministros que hipócritamente toman notas durante sus discursos, para hacerle creer que le están parando a su perorata.
Anunciaron “el sacudón” como campaña de intriga: “Mañana se anunciará el sacudón”, y nada… “El domingo sí viene el sacudón”, y tampoco. Por fin llegó el día y con la expectativa creada con el título de “El Sacudón”, muchos se calaron aquella farsa en donde no se dijo nada. La cosa era puro título, como la trampa que hice hoy para que ustedes leyeran mi artículo hasta el final.
Monjitas: lo siento, tenía que hacerlo, no es nada personal.