El Calabozo de la Libertad
Estimado Cheverito:
■ Lo primero que quisiera saber mi pana, es ¿dónde carajo naciste tú? ¿En cuál ambulatorio? ¿En cuál CDI? ¿En cuál hospital? Algo me dice, Cheverito, que tú ni siquiera naciste en este país.
De hecho, tu fisonomía, tu cara, tus ojos (grandes y con pupilas dilatadas) se asemejan a esas caricaturas japonesas que alguna vez vi por televisión.
Me vas a disculpar, Cheverito, pero tú no tienes pinta de haber nacido en Caucaguita, ni en Petare, ni en Barlovento, ni en ningún barrio de clase media venezolano. Algo me dice, mi pana, que tú eres hijo de algún boliburgués, y que muy probablemente naciste fuera del país. Porque así son todos los boliburgueses venezolanos: hablan del socialismo, pero todos tienen a sus hijos estudiando en escuelas, liceos y universidades privadas ya sea en Venezuela o en el exterior.
Tengo la leve impresión, Cheverito, de que tú debes ser hijo de Andrés Izarra o de Diosdado Cabello, dos tipos muy afortunados, que llevan 15 años enchufados en el gobierno haciendo mucha fortuna. No creo, Cheverito, que tú seas descendiente de la negra Matea, o de alguna de esas madres pobres de Venezuela, que dan a luz en la Maternidad Concepción Palacios, en el Hospital Pérez Carreño, o en el Periférico de Coche.
En Venezuela no se puede hacer turismo, Cheverito. No porque a los venezolanos no nos guste, sino porque hacer turismo en este país se ha convertido en una vaina muy riesgosa. Además, la masa no está para bollos. Para hacer turismo aquí hay que tener mucho dinero y eso solo lo tienen los enchufados como María Gabriela, que se la pasa viajando a Canadá, a Buenos Aires, a Cuba y a muchos otros países.
Hacer turismo en Venezuela es una verdadera aventura. No por lo divertido. Sino porque puedes encontrar la muerte. Fíjate, el 21 de julio de 2011 asesinaron a Thomas Ossel, de 28 años, en la posada Casa Rosa en Margarita, en un intento de robo en su habitación. En el robo resultó herido su hermano Jack (21) cuando intentaba defenderse.
Ossel, era bombero, le gustaba mucho viajar y había visitado al menos 40 países como: Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Malasia y EEUU antes de llegar a Venezuela. El tipo visitó países donde hay leones, culebras, vampiros y sapos venenosos y no le pasó nada. Hasta que tuvo la mala idea de llegar aquí.
Pero Ossel no fue el único turista asesinado en Venezuela: El canadiense, Eugene Kophmann, fue muerto en una habitación de la posada El Pozo, también en Margarita. El francés, Yves Le Brass, murió en un atraco a mano armada, en el bar del Hotel Laguna Mar. Su esposa también fue hurtada, pero no resultó herida.
El turista Bonne Philip, oriundo de Bélgica, agonizó durante tres días tras ser herido en la cabeza, después que unos malandros lo atracaran en un puesto de comida, en Playa El Agua. Emiliano Astore, turista italiano, fue encontrado muerto en su yate. Le propinaron dos balazos. El cuerpo estuvo dos días en alta mar.
Mererck Hendrick, natural de Holanda, fue asesinado para robarle una cadena de oro en Margarita. El 3 de septiembre de 2013, 3 sujetos armados asesinaron a Robert Sterenburg, turista holandés de 59 años de edad, capitán del velero de su propiedad “Mary Eliza”.
Y para que veas que la vaina no es solamente con extranjeros, el 4 de enero de 2013 un turista venezolano fue asesinado luego de recibir un impacto de bala en el abdomen por sujetos que atracaban un establecimiento comercial en Tucacas. La víctima fue identificada como Alejandro Azuaje Briceño (45), quien se encontraba en el lugar para realizar compras en el bodegón y fue interceptado por los antisociales.
No sé si te enteraste, Cheverito, que el 6 de enero de 2014, en el kilómetro 194 de la autopista Puerto Cabello-Valencia a las 11:00 pm, fue asesinada la actriz venezolana Mónica Spear y su esposo, Thomas Henry Berry, cuando el vehículo en el que viajaban se quedó accidentado en la vía, un poco antes del puente El Cambur. Spear se encontraba con su hija, quién también recibió un disparo.
El más reciente asesinato de un turista ocurrió el pasado 17 de junio, en la entrada del hotel Eurobuilding. Allí, tres sujetos asesinaron a Christophorus Wilhelm, ciudadano alemán de 56 años, quien venía a invertir y a disfrutar Venezuela.
Como puedes darte cuenta, Cheverito, aquí la vaina está muy jodida para hacer turismo. Venezuela tiene grandes bellezas naturales y es un país hermoso, es cierto. Pero con inseguridad y pésimos servicios públicos, no se puede atraer al turista. Así que mejor dile a tu compañero de viaje, Eco, y a tu promotor, Andrés Izarra, que se vayan con su cuento a otra parte.
Por cierto: antes de invitar a los turistas a conocer Venezuela, arreglen las carreteras que no sirven para nada, a las aerolíneas para que puedan venir más aviones, respeten la propiedad privada para que pueda más inversión y dejen de hablar paja socialista un ratico.