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GUSTAVO TOVAR-ARROYO: La cárcel de Leopoldo y tu libertad



Liberen a Leopoldo

Venezuela lo vale, Leopoldo López,
está luchando por tu libertad


 

El escupitajo heredado de Hugo Chávez

Hugo Chávez siempre nos despreció y maltrató como pueblo. En su primer arrebato político la madrugada del 4 de febrero mató -por la espalda- a centenares de venezolanos inocentes. Así comenzó su historia: escupiéndonos sus balas asesinas.

Resistimos sus embates de todas las maneras posibles. Lo resistimos a él y a la pandilla de asesinos que lo acompañaron. La resistencia fue la palabra clave.

Creo que el sátrapa se equivocó al menospreciar la capacidad de resistencia del venezolano y en especial la de sus estudiantes. No contaba con la voluntad de la juventud, para él esa indómita voluntad era desconocida.

Los estudiantes lo arrostraron, desafiaron y vencieron, más aún, lo embalsamaron sin disparar una bala, resistiendo y desenmascarando su cinismo. La historia los encumbró.

Sin embargo, despiadado como era, el desprecio de Chávez por Venezuela lo obligó a hacernos su última y más perversa maldad: heredarnos a su amado gargajo Nicolás Maduro como memoria penosa de su saliva.

La vergüenza nacional no debía cesar, debía exacerbarse. Así nos embadurnó sus babas, ¿lo huelen?, ¿lo sienten? Se escurre entre nosotros.

Nicolás, el primer damo de Chávez, obediente como siempre fue a los designios de su muy amado, ha exacerbado el perverso libreto político del chavismo: persigue, hiere, encarcela, tortura, sodomiza y asesina a la resistencia; su estupidez no da para más.

Mucha de la disidencia opositora se acobardó y se rindió olvidando las mejores estrofas del himno nacional, agacharon la cabeza para ofrecérselo al yugo opresor, le dieron la mano al cinismo, dialogaron con él, negociaron.

Otros no: los perseverantes estudiantes (la fuerza venezolana del presente y del futuro), María Corina Machado, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, Enzo Scarano y Leopoldo López, entre muchos otros han dado un paso al frente para elevar la dignidad nacional.

Y lo han logrado, enfrentado todas las reciedumbres del poder, lo han logrado. Somos muchos los que agradecemos y enaltecemos su valor.

Imagínense qué seríamos hoy sin su coraje, sin su temeridad: unas despojos humanos, unos nauseabundos humillados como Henry Falcón.

El heroísmo sembrador

Venezuela requería de cierta bravura y heroísmo. Un rigor humano que resaltase nuestra fuerza espiritual como nación, nuestra capacidad de resistencia y nuestro ímpetu. Necesitábamos, urgíamos, un ejemplo que desbordase lo ordinario. Un animal de galaxia.

Los estudiantes, María Corina, Ledezma, Ceballos, Scarano y López lo han representando.

En ese orden de ideas, necesito detenerme en esta entrega para enaltecer el histórico esfuerzo que Leopoldo López está materializando. Nos quedamos admirados y sordos ante él. Por un lado nos inspira y anima, por el otro mantiene vivo el ardor de nuestra indignación y rabia. Una rabia que se organiza estratégicamente para luchar sin temor contra la tiranía.

El inhumano martirio carcelario al que está siendo sometido Leopoldo López (ni Chávez, quien asesinó a centenares de venezolanos fue tratado así), la crueldad sin límites con que se le está torturando y la perversidad de todo el aparato dictatorial ejercida contra él no tiene parangón en la historia reciente latinoamericana.

Se han roto todos los tratados de derechos humanos con su injusta detención, y todavía la oposición aliada al régimen habla paja.

Leopoldo López no ha cometido ningún crimen, ha dignificado con su martirio la moral venezolana y nuestro denodado valor como pueblo. Con su sacrificado ejemplo, dejamos de ser unos acobardados y humillados perdedores de elecciones (además comprobadamente fraudulentas), para librar una batalla más virtuosa y digna: rescatar el brío que le dio vida y gloria al bravo pueblo de Venezuela.

Hacía falta, estaba resquebrajada nuestra moral.

Leopoldo López es el pionero encumbrado de la resistencia nacional, el ícono de una libertad que no se doblega, que enfrenta y vence todas las dificultades. Se ha agigantado y nos ha agigantado. Su heroísmo es sembrador, como fue el de Gandhi, Luther King, Havel o Mandela. Gústele a quien le guste, es la realidad. De ese tamaño es su virtud.

Su proeza es una siembra de resistencia y valor humano, un ejemplo que borrará las fronteras circulares de la historia de Venezuela y de América Latina. Ya las rebasó.

¿Estás tú luchando por ti?

La dictadura ha hecho lo indecible por hacer capitular a Leopoldo, como lo logró con otros. No ha podido. Se ha impuesto su temple y su robustez espiritual.

El insensato y aberrante juicio del que es víctima; el inexcusable aislamiento personal -tomando en cuenta que el juicio es un “mal chiste” como el de Ramón José Medina, que López no cometió ningún delito, que no ha sido procesado y mucho menos sentenciado, el aislamiento es sólo la peor forma de tortura psicológica posible-, las infrahumanas condiciones carcelarias y las sórdidas excusas que ofrece la dictadura (y sus socios de la “unidad”), buscan quebrarlo mental y moralmente, doblegar su fuerza y su fe, pero no lo han conseguido ni lo conseguirán.

Leopoldo López se sacrificó consciente de que su gesto más que político era moral y que ese tipo de gestos morales son los únicos que logran transformar la historia de un país.

Su hazaña personal es de la dimensión de su sueño inquebrantable por una mejor Venezuela. Saldremos pronto de esto y él seguramente liderará a la nación en su tránsito del retraso y la miseria al desarrollo y la prosperidad.

No nos rendimos, mucho menos nos rinden, hay un camino trazado de moral y fortaleza que seguir. Mientras nuestro aliento sea capaz de empañar una lámina de vidrio tendremos fuerza suficiente para luchar por la libertad.

Estamos en eso y la verdad lo que nos sobra es pulmón y aire. El escupitajo de Chávez no nos venció, mucho menos lo hará su gargajo heredado, Nicolás.
La resistencia ha sido y será la palabra clave. El que se cansa pierde y nosotros estamos más inflados de aliento que nunca…

Venezuela lo vale, Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y los estudiantes están luchando por tu libertad.

¿Estás tú luchando por ti?

*Gustavo Tovar Arroyo, Abogado, escritor, poeta, educador y activista de los Derechos Humanos.

Por: Gustavo Tovar Arroyo
Politica | Opinión
@tovarr
Mexico, sabado 12 Julio, 2014, 2014




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