Diosdado y Elvis no tienen reputación
en materia de equidad y justicia
■ Es inaceptable que desde la Asamblea Nacional se pretenda continuar con la pantomima de conformar una comisión de la verdad que para más señas esté presidida por Diosdado Cabello. Esa designación es garantía que de esa comisión puede salir cualquier cosa menos la verdad.
El periodista Vladimir Villegas sabe cómo se bate el cobre en las filas gubernamentales. Basamos esta afirmación en su pertenencia a una comisión política en la que comparte actividades con José Vicente Rangel, Hiram Gaviria, Leopoldo Puchi y Jorge Rodríguez, entre otros, por lo que su artículo de opinión, publicado el martes pasado, revela la angustia que le produce la falta de liderazgo del presidente Nicolás Maduro sobre el sector político que lo respalda.
Es desde las filas oficialistas de donde provienen los ataques que mayor daño le han hecho al proceso de diálogo que se inició hace algo más de un mes. Las declaraciones de algunos altos dirigentes del PSUV, así como las acciones que otros han emprendido, tienen al proceso al borde del barranco.
No está demás recordarle al presidente que los venezolanos votaron por él o por Henrique Capriles Radonski; que nadie lo hizo por Diosdado Cabello, por lo que es Maduro quien tiene que ejercer el poder y no compartirlo con quien los ciudadanos no se lo hayan delegado.
Por esa y otras razones es que Maduro debe poner orden en sus filas. Una de las demandas de la Mesa de la Unidad es la conformación de una comisión de la verdad que aclare todos los hechos ocurridos en el país a partir del pasado 12 de febrero, sucesos que ya suman 42 muertos, un número indeterminado de heridos y casi 3.000 detenidos.
Las violaciones a los derechos humanos han sido tan evidentes que personeros tan complacientes con el Ejecutivo como la Fiscal y la defensora de Pueblo no han tenido más remedio que reconocerlos.
Entonces, es inaceptable que desde la Asamblea Nacional se pretenda continuar con la pantomima de conformar una comisión de la verdad que para más señas esté presidida por Diosdado Cabello. Esa designación es garantía que de esa comisión puede salir cualquier cosa menos la verdad.
El presidente del Parlamento le dijo el pasado domingo a José Vicente Rangel que tenía el corazón de un soldado. Nosotros agregamos que también tiene la mentalidad de un soldado y lo demuestra en el manejo que hace de la Asamblea, donde pareciera que en vez de ser presidida por un diputado, quien la encabeza es más bien un capataz.
Asimismo, las declaraciones ofrecidas el pasado martes por el diputado Elvis Amoroso, segundo de Cabello en la referida comisión, también son una demostración de que lo que es la verdad no va a ser encontrada en esa instancia. Ya el juicio está hecho y los culpables son conocidos para este parlamentario. Las investigaciones, si es que se hacen, serán para guardar las formas.
Por cierto, Elvis Amoroso es el mismo diputado que tuvo la infeliz idea de proponerle a la Fiscalía que abriera una averiguación contra María Corina Machado por “traición a la patria”, y no se ahorró demostraciones de su sentido de la justicia para sugerir “la pena de muerte” contra la parlamentaria defenestrada por el capitán Cabello.
Como alguien colocó en la red Twitter en relación a la comisión Cabello-Amoroso: No es la única comisión de la verdad, pero es la comisión de la verdad única. No es mentira, es verdad.
Es por este pequeño detalle que la susodicha comisión de la verdad de Diosdado y Elvis no goza de buena salud. Al menos de buena salud en materia de equidad y justicia. Más que una comisión, con estos personajes el país presenciará cómo la verdad quedará atrapada en un camisón.