Ramón Guillermo Aveledo se
encargó de poner la mesa..
■ Él delineó la agenda y los próximos pasos. Deja la escena lista con su estilo académico, pausado y preciso. Luego, la fórmula va en orden y con preparación previa, el resto de los representantes de la MUD entraron en combate.
Unos a exigir, otros a recomendar y algunos a atacar, a decir verdades acumuladas por muchos años de silencio obligado. Siguió en el turno al bate, Andrés Velásquez y Derechos Humanos; Roberto Enríquez y microeconomía; Henry Ramos Allup y la Constitución; Omar Barboza, macroeconomía; Julio Borges, impunidad y amnistía; Simón Calzadilla y poderes públicos; Juan José Molina y los colectivos paramilitares; Liborio Guarulla y las etnias; Henri Falcón y las regiones. Cerró Henrique Capriles, quien básicamente pidió respeto al voto popular y el reconocimiento de la oposición; además de echar el cuanto del 14 de abril y las elecciones fraudulentas. Se notó preparación orden, ensayo. No hubo piratería. Claro que las diferencias personales se hicieron notorias. ¿Quién puede competir con las papilas explosivas de Henry Ramos Allup, por ejemplo? Hubo intervenciones brillantes y otras no tanto, pero en general muy por encima de las expectativas. Se escucharon comentarios más o menos así: Del chavismo no vale la pena hablar. Así sería el desastre que el que se vio mejor fue Maduro, quien, como ya se sabe, no es un abanico de virtudes en materia de oratoria. El Tupamaro José Pinto, un talibán resentido adormecido en sus sufrimientos de los años 60. Diosdado Cabello destilando odio. Blanca Eekhout casi histérica, como siempre. Aristóbulo que si se muerde se envenena y embustero hasta la gloria. Elías jaua, el eterno derrotado, todavía rumiando por sus pérdidas en Miranda. Didalco Bolívar un extraño personaje que fue acusado de ladrón por este mismo gobierno y regresó del exilio a defenderlo. Se le ve próspero, dicho sea de paso. Rafael Ramírez, todo un magnate a quien le parece que la economía marcha perfectamente y es todo un éxito. Cerró Jorge Rodríguez, quien lo único que dijo para recordar fue “Andrés Velásquez, siempre me has caído malísimo”. Más allá de las dudas que pueda generar esta frase, al menos causó risas y burlas tal vez debido a la profundidad del discurso. Una locura. Maduro habló dos veces. Más de lo mismo. Ni fu ni fa.
El balance es muy bueno para la oposición. Golpe mediático interesante y con sensación de haber dicho las cosas como son y directo en la cara de los culpables del desastre. Pero falta la médula, la esencia: que realmente las bases del debate o diálogo se traduzcan en acuerdos que beneficien especialmente a la población. No creemos en comunistas en plan de diálogo y menos llegando a acuerdos. Y mucho menos cumpliéndolos. Así que a pesar de lo positivo de la jornada desde el punto de vista político; la verdad verdadera se sabrá en las próximas jornadas. Los estudiantes y la sociedad civil están a la espera de buenas noticias. Ya lo dicho queda atrás. Con un agravante. Nicolás Maduro dijo en algún momento de sus exposiciones una frase reveladora: ¿Qué querían que hiciera? ¿Qué me quedara tranquilo? Si no hacemos algo con las guarimbas, me tumban. La primera jornada fue un alivio para el estrés, un desahogo.
*ELIDES J. ROJAS L. | Periodista graduado en la UCAB en 1979 y abogado egresado de la UCAB en 1985. Caracas. Venezuela
Por: Elides J. Rojas L*.
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El Universal
miércoles 09 de abril de 2014
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