Sebastiana sin Secretos
NICOLÁS. Es el presidente de la República. Aunque se esfuerza en proclamar que todo está normal, la procesión lo acorrala. Hay una gran presión de sectores radicales para que se apruebe la salida de la base del chavismo, que se les dote de armas y acaben con las protestas o los focos de resistencia de sectores opositores. Hasta ahora quienes han salido ha sido los llamados colectivos; en un procedimiento equivocado y que ha demostrado ser muy peligroso. Son grupos de motorizados, civiles que saben usar y a quienes les gusta usar las armas, algunos acompañando a los militares, en un intento desesperado por frenar las protestas o la guarimba. Hasta ahora ha causado más problemas, más muertes y más dolor. Lo que sucedió en Los Ruíces, Caracas, donde murió un efectivo militar y un motorizado demuestra el equivocado procedimiento de las autoridades. El mensaje que se transmite al observar, -en un video de casi una hora que fue colocado en internet-, a los policías y a los guardias actuando en concordancia con los llamados colectivos, es que la comunidad está en estado de indefensión. Tampoco se puede dudar, como dice el Gobierno, que desde los edificios haya salido el gatillo alegre que asesinó a esas dos personas. Cuando un grupo de los motorizados intenta romper las rejas de los edificios y sin motivo alguno queman un vehículo estacionado en la calle, tiene que haber desespero y miedo entre quienes habitan en esas residencias. Pudo disparar un talibán que busca ver a este país en llamas o un vecino con miedo tratando de proteger a su familia.
MUERTE. Ahora hay voces, demasiadas diría yo, apostando a la guerra. Por eso en el chavismo hay muchos molestos con el presidente Maduro, lo señalan de blandengue ante quienes protestan, están exigiendo que se permita que salga la base armada a la calle; hay quienes lo acusan de ser tolerante con la oposición, incluso de sacrificar la revolución. Hablan de la muerte como si las balas dijeran: “sólo para opositores”. Es muy fácil hablar así cuando los hijos suyos están fuera del país o protegidos por fuertes barreras de seguridad humana. Mientras que en la oposición hay quienes hablan, sin desparpajo alguno, que en Venezuela deben ocurrir más muertes hasta que Maduro renuncie. Apuestan a la caída de jóvenes, pero eso sí, a la muerte de los hijos de otros, como si la sangre derramada sobre suelo patrio alguna vez logre borrarse. Nicolás se debate entre quienes presionan para enfrentar por la fuerza y las armas a la resistencia opositora o insistir en que los militares y los diálogos de paz, terminen con la pesadilla que ahora vive el país.
MILITARES. Son los peores catalogados, ahora. Desde sectores de la oposición piden que actúe para que se cumpla la Constitución Bolivariana; los han señalado con los peores epítetos, los han replegado hacia el chavismo. Y la FANB fue perdiendo su norte. Uno no puede menos que sentirse abochornado de oír a un oficial decir consignas políticas, violando descaradamente la Constitución y las leyes. Imagínense qué pueden pensar los cadetes, tal vez que ese es el camino apropiado. En el chavismo los consideran sus aliados, los critican cuando no se radicalizan a favor de la revolución. Las FANB ahora tienen un comandante supremo, y no es precisamente Dios.
PAZ. El camino hacia la paz hay que construirlo. Desde el gobierno han pretendido hacerlo con un falso discurso. Es decir, no tiene la contundencia de la verdad. No tiene la fuerza de la convicción. Tampoco la autoridad de la moral. Y menos el camino difícil del sacrificio, de deponer actitudes, de sentarse ante el contrincante con el criterio de que no es un enemigo para exterminar. Demasiados codos rozan el tintero necesario para firmar un cese a la violencia. En la oposición hay quienes sólo aceptan un acuerdo que pase por acabar con el chavismo, por sacarlo ilegalmente del poder y por exterminar lo que nació con Chávez. Muchos de esos personajes ni siquiera viven en Venezuela, gozan de un dorado exilio en el imperio o en otros países. Y en el oficialismo los hay quienes pregonan: “nosotros somos mayoría y punto”. No aceptan que casi la mitad del país es oposición y han pretendido imponer hegemónicamente que el triunfo en la presidencia representa el poder absoluto. Son esas voces las que dicen que quien protesta es un grupito reducido y que no se explican por qué no ha sido controlado. No alcanzan a entender que ese grupito está respaldado por millones de opositores, de gente harta de la inseguridad mientras que el gobierno oculta las cifras de homicidios, cerraron las fuentes de información y más de un farsante anuncia con regularidad que la inseguridad ha bajado un X porcentaje. Tampoco se dan cuenta que casi nadie en este país cree en la administración de justicia. Chavistas y opositores hace rato suponen que si cae en un tribunal, su libertad va a depender de la simpatía que logre, de la palanca que mueva o del dinero que ostente. ¿Acaso Iris Varela no le dio poder a los pranes de las cárceles, con el cuento de que mantendría la paz? ¿Quién apuesta con fe a presentarse ante la Defensora del Pueblo con el criterio real de que va a recibir apoyo? Lo que alguna vez fue el escenario –no del todo ideal- de un parlamento, donde los adecos y copeyanos imponían su criterio, pero donde por lo menos respetaban la participación de las minorías, hoy está convertido en el lugar donde guillotinan moralmente al opositor, donde no le dan ni la más mínima posibilidad de convivir. En la Asamblea Nacional el chavismo se tomó la totalidad de la directiva y las presidencias de las comisiones, como si en este país no hubiese opositores. La Fuerza Armada hirió dramáticamente su legitimidad ante la nación: nadie duda, aunque no sea del todo cierto, que los militares sólo responden al partido de gobierno, que hasta su principal función que es la defensa y soberanía, la minimizó al no enfrentar a los grupos guerrilleros y paramilitares. Lo que hay en el país es una ausencia de fe.
CERNUDA. Es Luis, el poeta que nació en Sevilla en 1902 y murió en México a los 61 años de edad. Un día escribió: “Te quiero./ Te lo he dicho con el viento,/ jugueteando como animalillo en la arena/ o iracundo como órgano impetuoso;/ te lo he dicho con el sol,/ que dora desnudos cuerpos juveniles/ y sonríe en todas las cosas inocentes;/ Te lo he dicho con las nubes,/ frentes melancólicas que sostienen el cielo,/ tristezas fugitivas;/ …/ Te lo he dicho con el agua,/ vida luminosa que veía un fondo de sombra;/ te lo he dicho con el miedo,/ te lo he dicho con la alegría,/ con el hastío, con las terribles palabras./ Pero así no me basta:/ más allá de la vida,/ quiero decírtelo con la muerte;/ más allá del amor,/ quiero decírtelo con el olvido.”
ÚLTIMA HORA:
■ Aunque un policía de Chacao está preso por la muerte de una joven del Sebin, aún no se explica ante el país qué pasó en ese procedimiento.
■ Un comandante de la guerrilla fronteriza estuvo en el acto de las comunas con Nicolas Maduro.
■ Hay militares del Ejército manifestando desacuerdo con la actuación de los colectivos y la Guardia Nacional.
■ A un capitán (Av) que trabaja en la Dirección de Telemática de la Aviación lo apresó la DIM porque colocó en su Facebook una nota contra el gobierno.
■ El comandante general de la Aviación ordenó que el GB Freites Bencomo (del CEO), reclasificara como piloto de F-16, después de 15 años sin volar esos aviones. ¿Y los pilotos jóvenes?
*La GNB no goza ahora de mucha simpatía, pero es vil la manera cómo los están asesinando.
*Sebastiana Barráez, Periodista del Semanario Quinto Día, egresada de la Universidad de Los Andes como licenciada en Comunicación Social. Ex jefe de prensa de la comisión de Finanzas del Senado. Con amplio conocimiento de la fuente militar y de fronteras. Publicaciones en varios medios de Venezuela y el extranjero. Conferencista en eventos nacionales e internacionales.
Por: SEBASTIANA BARRÁEZ
barraezperezsebastiana@yahoo.com
@SebastianaB
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Sabado 15 de Marzo, 2014
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