El Calabozo de la Libertad
Estimado Sr. Insulza:
Le escribo estas líneas en nombre de millones de venezolanas y venezolanos que, desde hace 10 años, estamos esperando que la Organización de Estados Americanos que usted dirige se digne hacer algo por nuestro país. Usted se encuentra al frente de la OEA desde el 26 de mayo de 2005. Eso quiere decir que está próximo a cumplir 9 años al frente de ese organismo hemisférico en el que millones y millones de latinoamericanos han puesto su fe y su esperanza. Sr. Insulza: no le conozco personalmente. Pero he visto su trayectoria política y académica y he de suponer que su formación y su paso por innumerables cargos durante varios de los gobiernos chilenos, le han debido dotar a usted de una sólida conciencia democrática. Es por esa razón por la que, junto a la gran mayoría de venezolanos, no logro entender su actitud complaciente frente a los desmanes y despropósitos que se han cometido en Venezuela, primero durante los 14 años de gobierno de Hugo Chávez y luego durante el primer año de gobierno de Nicolás Maduro.
Sr. Insulza, todavía recuerdo perfectamente aquel 8 de enero de 2007, cuando el Presidente Hugo Chávez se refirió a usted de manera despectiva y muy poco diplomática: “Insulza es un verdadero pendejo, desde la P hasta la O” (…) Debería renunciar a la secretaría de la OEA, el insulso doctor Insulza, por atreverse a jugar un papel de un virrey del imperio (…) perdió toda moral para estar al frente de la OEA”. Así se refirió a su persona el presidente Hugo Chávez cuando usted tuvo la osadía de cuestionar la decisión de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión. Todos los venezolanos pensamos que usted respondería a los ataques de Chávez exigiendo mayor libertad de expresión y respeto a los medios de comunicación independientes de Venezuela, pero no fue así. Usted se quedó callado, RCTV fue cerrada y los venezolanos perdimos al único canal de TV con señal abierta que informaba diariamente todo lo que ocurría en el país. Pero eso no fue todo: el 12 de noviembre de 2010, el presidente Hugo Chávez retomaría sus ataques contra su persona: “Insulza ha vuelto a dar lástima, me da lástima (…) No sea insulso, Insulza, con el cargo que usted ostenta no debería ser tan irresponsable y dejarse manipular. Es lamentable que algunas personas estén en cargos importantes (…) La OEA es un organismo impotente y por tanto, debería desaparecer”.
Sr. Insulza: siempre traté de entender el hecho de que usted no quisiera polemizar con el Presidente Hugo Chávez. Un diplomático de carrera como usted, acostumbrado a resolver las diferencias por la vía del diálogo y la concertación, no estaba preparado para entrar en el terreno boxístico en el que Chávez era todo un campeón. Quizás por esa razón usted prefirió quedarse con los epítetos pronunciados por Chávez, tales como “pendejo”, “enajenado” y “ridículo” y no echarle más leña al fuego. Pero como Chávez ya no está en el poder, uno quisiera creer que su actitud para con Venezuela ha cambiado y que usted está un poco más dispuesto a defender los valores democráticos que tanto defendió en su Chile natal. Tengo la impresión de que eso no es así. Usted guardó un silencio cómplice frente al gobierno de Chávez y ahora pareciera que quiere y pretende hacer lo mismo con el gobierno de Nicolás Maduro.
Sr. Insulza: me niego a creer que lo único que usted quiere es seguir siendo el Secretario General de la OEA, por lo menos hasta que se le venza el período en 2015. Me niego a creer que a usted lo único que le importa es su cargo y los dólares que le pagan para vivir cómoda y tranquilamente fuera de su país. Me niego a creer que su actitud sumisa y complaciente frente a un gobierno violador de los derechos humanos tiene que ver con su vieja aspiración de ser Presidente de Chile algún día, y que eso lo lleva a no entrar en conflicto con ningún gobierno. Quizás sea esa la razón por la cual usted ha preferido guardar silencio frente a los 20 muertos que han dejado las protestas más recientes en Venezuela y las más de dos mil detenciones ilegales y los 500 y tantos casos de violación a los derechos humanos que han sido recopilados y sustanciados por organizaciones no gubernamentales en mi país.
Sr Insulza: los venezolanos amantes de la democracia queremos ver que la OEA que usted dirige es algo más que un Club de Amigos. Queremos ver que la OEA no es una bella durmiente. Queremos ver que la OEA es realmente un organismo defensor de las causas nobles y justas. La OEA debe intervenir en Venezuela. Y debe hacerlo ahora. Si no lo hace, empezaré a creer que Hugo Chávez tenía razón cuando dijo que usted era un “pendejo”.