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COLECTIVOS: Los Tupamaros, el brazo armado del chavismo



La banda hampónil manifestó estar “Armados con la Constitución”, (* "Constitución” es un facsímil de fusil de guerra) de esta manera los Tupamaros dijeron presente en la concentración del 4-F.
El colectivo paramilitar manifestó estar, “Armados con la Constitución”, (* “Constitución” es un facsímil de fusil de guerra) de esta manera los Tupamaros dijeron presente en la concentración del 4-F.

La anarquía cobró mayor temperatura
con la irrupción de los tupamaros

 

Los Tupamaros son una especie de la “SS hitleriana”.

Colectivos urbanos armados, ¿un peligro latente para Venezuela?.

Esta semana las personas afectas al presidente Chávez salieron nuevamente a las calles para demostrarle su apoyo y respaldo al Gobierno.

Acusados de haber atacado y asesinado con armas de fuego a los estudiantes opositores, integran grupos motorizados que están desde 1992 al servicio de la revolución bolivariana.

En esta ocasión el Movimiento Revolucionario Tupamaro también se movilizó en la marcha y con una simulación de fusil dejaron claro que “están armados con la Constitución” y esta será defendida por los exguerrilleros.

Asimismo, la organización política venezolana de tendencia marxista se identificó con banderas, camisas, gorras y pañoletas que llevaban las insignias con el nombre de los Tupamaros. Sin duda, la vestimenta ha sido una de las características más generales atribuidas al Movimiento Revolucionario. Según datos, hasta el año 2003, los Tupamaros usaban máscaras y pasamontañas para cubrir sus rostros a fin de no revelar su identidad.

La organización en sus orígenes fue acusada de realizar actos terroristas. Sin embargo, en los últimos años han ejercido una actividad política en el sistema democrático venezolano.

A pesar de los disturbios y de la gente herida, no ha habido comentarios de funcionarios del Gobierno sobre los incidentes.

Su nombre oficial es Movimiento Revolucionario Tupamaro (MRT), pero se lo conoce comunmente como Tupamaros. Este constituye un brazo armado del chavismo, cuyo origen se remonta a 1992, año del frustrado golpe de Estado de Hugo Chávez contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Su nombre proviene de la organización guerrillera uruguaya conocida como Tupamaros. Estas fuerzas de choque que responden a los intereses del gobierno de Venezuela, y que se caracterizan por trasladarse en motos y con los rostros cubiertos para no revelar su identidad, son acusadas de haber reprimido este martes y miércoles a estudiantes que se manifestaron contra “el desastre de Maduro” y por la liberación de sus compañeros detenidos.

Incluso algunos integrantes de esta banda han formado parte de boletas electorales para el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Este miércoles 12 de enero, mientras miles de estudiantes recorrían las calles de toda Venezuela, los Tupamaros arremetieron contra los protestantes a los tiros. Como resultado de estos ataques, tres personas fallecieron y 23 resultaron heridas.

Si bien el clima cobró mayor tensión cuando los estudiantes se negaron a retirarse de la sede de la Fiscalía General de la República, donde no lograron la liberación de los estudiantes detenidos, el caos y la balacera comenzó cuando llegó el grupo motorizado.

Esta organización de tinte chavista comenzó sus operaciones en el populoso barrio 23 de enero del Municipio Libertador (oeste de Caracas) y con el paso del tiempo fue logrando una mayor expansión, siempre con cierto respaldo político. Además, también supo entablar fuertes lazos con movimientos estudiantiles, también afines al gobierno bolivariano.

Su expansión fue tal que, hoy en día, cuentan con radios y canales de televisión y controlan diversas zonas carenciadas de Caracas, especialmente en el 23 de enero. Ubicado a metros del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, el barrio está conformado por una serie de edificios en serie construidos sobre una colina. El lugar siempre ha sido bastión electoral del chavismo.

El poder que cobraron en estas zonas los llevó a contar con la protección de sus habitantes. Allí, los Tupamaros “limpian” el área de aquellos delincuentes que no les son fieles. Sin embargo, ellos mismos en reiteradas ocasiones han sido acusados por ataques a comercios e importantes edificios por considerarlos oligarcas y burgueses.

Otra “lucha” que encabezan estos grupos es contra los narcotraficantes. Han asesinado a vendedores y distribuidores, que han querido penetrar en sus zonas de influencia. Aunque no está comprobado, se sospecha que el principal motivo es la preocupación del grupo por controlar el negocio.

De esta manera, además de contar con el poder total de las Fuerzas Armadas y de diversos cuerpos oficiales, el chavismo también cuenta con el apoyo de este brazo armado que opera en pos de “la revolución bolivariana”.

El diputado del PSUV, Robert Serra, en contubernio con la GNB al mando del Gral. Orlando Rodríguez apoyan abiertamente a el grupo paramilitar de “La Piedrita” dirigido por Valentin Santana, actualmente profugo de la justicia.

Colectivos Urbanos:

A unos 15 minutos del Palacio presidencial de Miraflores está el barrio 23 de Enero, en el oeste de Caracas. Una calle sube aún más en el cerro pero que pocos se animan a cruzar. Por encima un arco anuncia: “Bienvenido Colectivo La Piedrita”.

Se trata de una especie de frontera que marca el ingreso a una zona gobernada por uno de los colectivos armados más famosos de Venezuela: “Debo haber pasado hacia allá dos veces en mi vida”, dice Felix, un taxista que hace 50 años que vive en 23 de Enero pero no se anima a cruzar del otro lado.

“Los colectivos son grupos paramilitares de izquierda con el aval del gobierno, que no hace nada ante ellos”, dijo a la agencia dpa el director del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), Roberto Briceño León.

“Durante años el gobierno se ha dedicado a dar armas a grupos proclives, ahí entran los colectivos. Los policías no pueden ingresar al 23 de Enero. Mientras, salen fotos con niños 8 años con AK-47 al lado de un diputado”, señaló, en referencia a unas imágenes que generaron polémicas en los medios hace poco más de un año.

Briceño León define a los colectivos urbanos como “brigadas de choque que en momentos puede utilizar el gobierno” y se alarma por el riesgo que representan: “Cuando tienes un arma y una moto y te parece insuficiente lo que te dan de dinero decides que tienes que hacer un dinero extra y se pasa al delito común”.

En las calles del 23 de Enero hay paredes pintadas en favor del fallecido presidente Hugo Chávez y otras de La Piedrita. Sobresale un enorme grafiti de Jesús sosteniendo en sus manos la Constitución y a su lado la Virgen de Coromoto con un rifle, patrona de Venezuela.

En el 23 de Enero hay 57 edificios con 150 departamentos que fueron construidos en la época del gobierno militar de Marcos Pérez Jiménez (1953-1958). Alrededor hay tres docenas de edificios más pequeños y el resto son casas que invadieron la zona en los últimos 50 años, trepando los cerros y eliminando lo que fueron espacios verdes.

Cuando cayó la dictadura, se decía que en esta zona se alojaban los comunistas y los sectores de izquierda. Ahora, allí no entra la policía nacional porque no tiene jurisdicción y todo es controlado por los colectivos.

Poder Ciudadano realizó una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos en torno a cinco colectivos armados (La Piedrita, Montaraz, Simón Bolívar, Los Tupamaros, Alexis Vive) que “públicamente habían exhibido armas de guerra sin la respuesta de punibilidad, averiguación penal o algún tipo de apertura de juicio”.

“Es decir, veíamos como estos grupos armados estaban aceptados por el Estado, al margen de la ley, afectos ideológicamente al proyecto que lideraba Chávez”, dijo la directora de la ONG, Rocío San Miguel.

¿De dónde provienen las armas que utilizan?

Por acción u omisión por responsabilidad de las Fuerzas Armadas. No existe un registro de todas las armas que produce el Estado. Hay faltantes y podrían estar alimentando el circuito de armas ilegales para grupos armados al margen de la ley”, señaló.

San Miguel destacó que los cinco colectivos denunciados funcionan en trece kilómetros alrededor de Miraflores, razón por la que se los llama “Los custodios de la Revolución.

El sociólogo Luis Cedeño, director de la ONG Paz Activa, dijo a dpa que los colectivos armados “ejercen un control paramilitar ante la ausencia policial, ejercen una autoridad y se nutren de puntos de peaje cobrando dinero”.

“Controlan a los grupos delincuenciales, probablemente controlan el microtráfico de drogas de la zona y evitan que hayan mayores conflictividades”, dijo e indicó que “una tarea que tiene el gobierno que asuma es eliminar estos grupos porque se trata de un tema de seguridad nacional”.

“Estos colectivos tienen sus líderes que pueden o no responder a un liderazgo político. Se ha visto que hay vínculos de esos líderes y algunos líderes de la revolución”, sostuvo Cedeño.

“Los colectivos tienen que tener recursos para financiarse. Podría venir del Estado, que apoya a los colectivos en general, porque también están los colectivos culturales. No quiero decir que los recursos que el gobierno le da a los colectivos se usan para comprar armas. Simplemente digo que hay colectivos que se desvían para tener funciones policíacas y militares”, explicó el sociólogo.

Para Cedeño, el riesgo de los colectivos pasa porque son personas que “atentan contra la seguridad nacionalidad teniendo armas de guerra. Pueden o no estar controlados por el gobierno pero están fuera de la ley, eso está claro”.

El analista político John Magdaleno cree que en el chavismo “hay conciencia” de la peligrosidad de los colectivos armados: “Tienen su actuación a la libre sin ninguna capacidad de control por parte de las autoridades”.

“Creo que hay conciencia de la imagen negativa que les procura. Es una manera de quitar legitimidad a sus relatos. El problema es cuánta capacidad de control tienen las autoridades sobre esos grupos, ese es la cuestión de fondo. No siempre está muy claro que hay capacidad de control absoluto sobre estos grupos”, dijo.


Con el arribo al poder del Gral (r) Carlos Mata Figueroa , han llegado a Margarita todas las cosas malas que le son inherentes a los gobiernos de cortes fascistas, como el que este general representa.

En Nueva esparta:

Dentro de estas cosas malas que llegan a nuestro estado, están el llamado Colectivo de los tupamaros, grupo que se fundó en el anárquico barrio del 23 de Enero al oeste de Caracas, cuyas ramificaciones se han extendido como toda mala yerba de forma rápida por todo el territorio nacional.

Los Tupamaros es un grupo criminal que actúa como brazo mercenario del régimen chavista, para intimidar a la disidencia política a través de acciones violentas de todo género. Desde el gobierno central y desde algunas gobernaciones chavistas, se les provee de armamentos sofisticados y fuerte apoyo financiero. La mala noticia es que ahora están aquí para sembrar el terror en nuestras islas de Margarita y Coche.

En el edificio donde opera la gobernación del estado Nueva Esparta en la Asunción, empleados de la misma, nos reportan que están siendo intimidados por miembros de este grupo Tupamaro que han sido apostados en cada uno de los pisos que conforman el edificio de la gobernación. El acoso es de tal magnitud que los funcionarios sienten invadidos sus espacios vitales, no permitiendo el normal desenvolvimientos de las actividades de la administración.

Fuentes ligadas a la policía de Nueva Esparta (INEPOL) que cuentan con toda nuestra credibilidad, nos informan que un número importante de elementos pertenecientes a este grupo mercenario, han integrado un escuadrón motorizado que usa unidades BMW asignadas originalmente a la Guardia Nacional Bolivariana y cuentan con total apoyó de éste componente militar, para sus acciones irregulares.

El temor de nuestra fuente es que estos Tupamaros estarían trabajando para conformar grupos de exterminio tal y como los existentes en el 23 de Enero, que han cobrado la vida de opositores al régimen de Chávez, así como ejecuciones extrajudiciales de supuestos delincuentes.

Según informaciones provenientes de la oficina de drogas estadounidense Drug Enforcement Administration (DEA) , este grupo Tupamaro controla el micro-tráfico de drogas en la zona oeste de la capital de Venezuela e incluso está incursionando en el trasiego de cocaína hacia países centroamericanos, para financiar parte de sus actividades criminales en el campo político.

Los neoespartanos estan alertas y prestos a denunciar todos los movimientos que realice esta organización criminal en nuestro estado, de tal manera que evitemos que se consolide su poder en nuestra región, evitando que esta suerte de SS hitleriana siembre el terror en nuestras islas!.


Por: Redacción/Agencias
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miércoles 12 de febrero de 2014


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