Artillería de Oficio
■ Solo Hugo Chávez pudo contener el descontento popular con frases que solo tenían la intención de ocultar sus estrepitosos fracasos y le pidió sacrificios al pueblo para subvencionar un proyecto revolucionario en toda América Latina: “No importa que pasemos hambre, no importa que andemos desnudos, aquí de lo que se trata es de salvar la revolución” –decía impertérrito-, mientras regalaba el dinero y despilfarraba los recursos de los venezolanos.
El espurio de Miraflores, Chávez hoy convertido en padre de la patria, una especie de zar tropical, chantajeó a su gente con la utopía de la felicidad revolucionaria, pero su heredero, Nicolás Maduro, que no posee ni su carisma, ni su liderazgo ni legitimidad, mucho menos su inteligencia y ocurrencias, puede exculpar a la corrupción y a la incapacidad del gobierno por los estragos del desabastecimiento y la inflación, con esa ficción de que “tenemos Patria”. ¡No señor!, no tenemos ni Patria, ni país ni nación. Somos una provincia cubana.
Con el cinismo que lo caracteriza, Raúl Castro, en reuniones del Partido Comunista Cubano se refiere a Venezuela como la provincia número 15. Parece un chiste cruel, pero no lo es, la isla con sus 14 provincias se anexó otra para chuparle hasta la última gota de petróleo y trasplantar su fracasada experiencia revolucionaria, como si fuese un cultivo organopónico (por allí salió un diputado “mente e´ pollo” del PSUV proponiendo criar pollos en las casas para enfrentar la escasez). El negocio que los hermanos Castro hicieron con nuestro país fue redondo. ¡Tremendo botín!, se llenaron con millones de dólares de las arcas venezolanas, a cambio de enviar un ejército del G2, transmutado en agentes deportivos, médicos y técnicos, expertos -muchos de ellos- en el bandidaje revolucionario. Es lo delirante de esta historia, en la visión del mundo que tiene el “chavismo-madurismo”, ni los mercenarios cubanos son extranjeros ni Cuba es un país extranjero, sino que integra con Venezuela una misma república.
Maduro fue incrustado por los Castro para servir a sus intereses diciéndose nuestro representante, cuando no es más que un valor falso que no ha podido demostrar su verdadera nacionalidad. El repudio a los invasores cubanos es un sentimiento imparable -siete personas fueron arbitrariamente detenidas en Margarita por protestar contra Cuba en la Serie del Caribe-, la gente quiere que se retire ese ejército de ocupación. Es el mayor obstáculo para lograr un acuerdo con todos los sectores de la sociedad y que podamos salir de la agobiante crisis social y económica que estamos sufriendo. La gente, sobre todo los más jóvenes, que ven su futuro colgado de la brocha, han salido a protestar por los cuatro costados del país y la respuesta no podía ser otra que la fórmula cubana de la represión, la detención y la violación de los derechos humanos.
Por muchísimo menos de lo que pasa ahora, los venezolanos le pidieron la renuncia a Carlos Andrés Pérez, es lo que deberíamos exigirle a Maduro, para frenar la indetenible caída del país por el tobogán.
Vielma Mora
Los grupos de poder -Diosdado Cabello, Rafael Ramírez y Vielma Mora- esperan que estalle la crisis para sustituir a Nicolás Maduro. Solo así se entiende que Cabello vestido de militar visite cuarteles en busca de apoyo, que contra todo pronóstico Rafael Ramírez mantenga su supremacía y que el gobernador del Táchira, que el 4-F atacó cobardemente a tiros la residencia oficial de La Casona -con la primera dama y su familia adentro-, haya embochinchado al país provocando una jornada de protestas, que podría ser el detonante que suscite la renuncia.
Por: MARIANELLA SALAZAR
msalazar@cantv.net
@AliasMalula
Política | Opinión
Miercoles 12 de febrero 2014
EL NACIONAL
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