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Thursday, November 21, 2024
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ALBERTO FRANCESCHI: La sub-especie



tupamaros en caracas

El Ministerio chavista
de sus “asuntos”


 

Hablaré de lo que nadie habla, por lo “inconveniente” y que nadie toca por el chantaje de los llamados “derechos humanos”.

En Venezuela hay 100.000 asesinos sueltos y la fosforito complacida celebra que los jueces venales hasta la náusea sigan soltándolos por real.

Son opiniones a las que comúnmente se le despacha con los peores calificativos, sin siquiera detenerse a evaluarlas. Fascista llaman a quien proponga la guerra al hampa y la “limpieza Social” que es lo que hay que hacer, al precio que sea, si queremos que este país siga existiendo.

La delincuencia masiva que puede llegar, bajo el régimen chavista, hasta 300.000 miembros de los cuales unos 50.000 constituyen su ala o facción directamente animalizada, quizá nos lleve a ser el país de mayor cantidad y densidad porcentual de miembros de esta sub-especie.

Este no es un mal venezolano, las bandas de narcotraficantes mexicanos, por ejemplo, son de igual o peor salvajismo, no es tema racial, las bandas de supremacía blanca del KKK rivalizan en malignidad con la “salvatrucha” salvadoreña, que se tatúan hasta la lengua y ajustan cuentas desde la cárcel en sus barrios de origen, igual ocurre con las bandas del Black Family en los ghettos.

Hablaremos de los derechos humanos del 98 % de la población de este país de aterrorizados, exiliados, amedrentados y encerrados por la subespecie. Quiérase entender o no, estamos en presencia de un segmento social de mutantes y hay que tratarlos como tales.

Se vale incluso pactar su segregación o pensar en el exterminio, porque de allá para acá esa es su propia ley: Aunque ellos solo pactan privilegios e impunidad, con el Ministerio chavista de sus asuntos, sin que dejen de multiplicar sus fechorías cada vez más sangrientas.

El bendito código COPP, ideado por juristas noruegos criollos, para un hampa también escandinava, pero que ejerce como de Zimbabue o Nigeria, hay que meterle un fosforo y adoptar una verdadera ley de emergencia draconiana y de defensa del pueblo y sus ciudadanos, contra la sub-especie mutante.

Tenemos que discutir seriamente si es compatible convivir en el mismo país y en las mismas ciudades, si podemos transitar por los mismos espacios, y surtir de victimas a la sub-especie.

Los creyentes condescendientes y los demócratas bobos, tendrán que escoger, por aquello de que los de la subespecie también son hijos de Dios o ciudadanos, de qué lado están, si del bando del 98% del que formaba parte Mónica Spear, su hijita y el padre de esa beba, o son defensores de la sub-especie de los que acribillaron a esos pobres seres inocentes, que tenían los ojos desorbitados por el pánico al ver la muerte de frente, cuando creyeron que cerrando los vidrios de su viejo automóvil, se salvaban del ensañamiento de esos bicharracos hartos de droga y de odio, a todo lo bello y decente, a todo lo inocente, a todo lo frágilmente humano e indefenso.

Los mutantes de la subespecie parecen que actúan impelidos a la acción, como por una orden de chasquido de dedos, hipnótico, con su mensaje virtual directo al cerebro reptil de la agresión depredadora: “Si no puedes ir a incendiar sus urbanizaciones, de esos que tienen carros, como se les enseña desde el discurso social hostil, desde las más altas esferas políticas del PSUV, entonces mátalos cuando pasen o se paren desguarnecidos frente a tu territorio comanche”.

La sub-especie que nos ocupa, que aquí en Venezuela defiende con tanto ardor este gobierno de malandros, si bien no solo existe en Venezuela y es una excresencia maligna de milenios de la civilización y de todos países del planeta, no es menos cierto que en muchos le controlan drásticamente su desarrollo, no así aquí, entre nosotros, donde por la impunidad manifiesta de los asesinos, prodigada por este régimen político chavista, aquí existe una saturación de ejemplares activos de depredadores de vidas, sin hablar de bienes, y por ello pueden causar niveles de daño e impacto social cualitativamente mayor que en otras naciones.

Hablamos por supuesto del segmento de delincuencia depravada, que se ha desencadenado sobre todo por el comercio y consumo de drogas fuertes, que nos envían las FARC y cuyo puente de trafico tienen en Venezuela hasta un Cartel propio, “los narcosoles”, que encaminan hacia Europa y EEUU miles de kilos de cocaína por día.

Nunca olvidemos que fue el “comandante eterno” quien facilitó y protegió ese Cartel tri-soleado que por supuesto se evadió de su control, sobre todo en su trama financiera, que ya nos acerca a la condición de Narco Estado. Digamos de paso que este país no será normal hasta no extraditar a los EEUU a todos los capos militares y civiles del narcotráfico, para tener garantías que allá si se pudren y se mueren presos, porque aquí cualquier día los indulta un cañonazo de dólares.

La sub-especie “pránica” a la que sencillamente hay que reducir a cero, neutralizada, por no decir aniquilarla, seguirá fortaleciéndose mientras Maduro sea presidente y la fosforito su defensora en el alto gobierno.

El desastre policial y judicial inspirado y desarrollado por piratas venales “responsables” de la administración de “justicia” partidizada y malandrizada por los rojitos, en connivencia con sus grupos armados, sus fuera de ley etc, es la sencilla razón esencial por las que 25.000 muertes violentas por año en Venezuela, se ejecutan con 96% de absoluta impunidad, es decir 96 de cada 100 asesinatos no tienen a nadie como ejecutor aprehendido, ni enjuiciado o tras las rejas y menos aún condenado a cadena a perpetua, como debería ser , si no se acepta tampoco socialmente la pena de muerte por pruritos religiosos.

Lo ocurrido en lo llaman la autopista de Puerto Cabello –Valencia, a la joven pareja y su niñita, asesinados a sangre fría sin ningún motivo y salvajemente, por miembros de la sub-especie, puso sobre el tapete la consideración sensible del país, sobre qué hacer para detener esta orgia de violencia criminal, que se lleva anualmente sin cesar decenas de miles de inocentes vidas.

En la subespecie no se habla español, solo una jerigonza procaz que se entiende solo entre sus miembros, que además agregan o quitan términos localistas. Pueden ser obesos o flacos por ser grandes adictos drogómanos mal alimentados, pero el gobiernito ya no podrá decir que son comensales de perrarina de la Cuarta república, porque estos son en mayoría los “hijos de la Patria” y “hombres nuevos” hijos del Che, son los que Chávez sacó de las calles y llevó a vivir en la Casona, según declaró allá hace 14 ó 15 años.

Los jetones del gobierno nunca entendieron que escoger entre la población humilde y el malandraje no podría albergar ninguna duda. Que había que proteger de los desmanes de la sub-especie sobre todo a los más pobres de la población de barrios marginales, en particular los de invasión reciente, que contienen la mayor proporción de victimas salvajemente asesinadas y martirizadas por la subespecie.

Vean sus propias estadísticas imbéciles del sistema judicial y policial del gobierno, vean como los sectores más reventados por el hampa son los que viven en zonas rojas de delitos y donde ustedes se ponen la mayor cantidad de votos chimbos.

Vean como en cuestión de horas, la gente humilde ayuda a la policía, como fue en este caso de Mónica, para descubrir y entregar a los asesinos, porque nadie más que ellos detestan a la sub-especie, porque les hacen la vida insoportable, les cogen y violan a las hijas, les saquean sus ranchos, les sodomizan y corrompen y sus niños metiéndolos en el tráfico desde chiquitos.

En Venezuela hay 100.000 asesinos sueltos y la fosforito complacida celebra que los jueces venales hasta la náusea sigan soltándolos por real.

Un verdadero sistema de justicia en Venezuela será inaugurado cuando fiscales y jueces paguen el doble de penas que los delincuentes a quienes suelten, luego de inculparles por delitos efectivamente cometidos pero que hacen impunes.

Hay escasas 30.000 plazas en las cárceles y están hacinados. Hay que construir prisiones por lo menos para 150.000 asesinos, criminales según grados de sus delitos de sangre, violadores, sádicos, malhechores, trasgresores, malandros, ladrones, corruptos, etc , separándoles drásticamente según la calidad de los delitos cometidos.

La decisión política de combatir la inseguridad agobiante implica que hay que cambiar 180% el discurso maldito de la revolución lumpen y escoger la defensa del pueblo humilde y de todos los ciudadanos que aplaudirían la decisión de diezmar la sub-especie.

La guerra contra ella es casi étnica, el fenotipo criminal existe, no tiene color pero si tiene aspecto, medios de vida, hábitos y sobre todo tiene opinión política son partidarios de este gobierno que les representa con fidelidad genuina, porque el malandraje incluso preso tiene los privilegios de la impunidad. Pregúntenle a un infractor que recién ingrese en una cárcel venezolana cuanto debe pagarle semanalmente a un Pran para SOLO sobrevivir.

La subespecie debe ser atacada sin piedad, reducida en su número de efectivos, hay que meter presos y DEJAR PRESOS a decenas de miles de asesinos sueltos. La mitad de la policía y de los jueces y fiscales deben ser enjuiciados y mucho de ellos presos, por prevaricación manifiesta o por venta de sentencias o lenidad calculada.

Créanmelo, pero un abogado zuliano de alta representatividad y credibilidad me confesó un día que hay Pranes que pagan dinerales a jueces para que también les dejen más tiempo presos y así mantener pingues negocios que les permiten ganar millones diarios por protección a infelices de padres algo prósperos que caigan presos.

Hay toda clase de tarifas por la procedencia social-dineraria del delincuente o inocente, poco importa, recién llegado cuya vida e incluso libertad, se transforma en botín de Pranes.

La sub-especie de la escoria social siempre existió, pero el chavismo la multiplicó y lo peor es que la hizo parte del sistema político-social hegemónico en el país. Los asesinatos se multiplicaron por 5 desde 1998, pero la sub-especie se multiplicó por 10.

Por cada 2 asesinados había un secuestrado, por ejemplo, pero ahora por cada asesinado hay 10 secuestrados o amenazados de serlo por la sub-especie, si no pagas vacuna, esa modalidad la trajo las FARC a zonas en territorio nacional protegidas por el chavismo.

Quien quiera devolver la paz a los ciudadanos tiene que ser capaz de gobernar con mano de hierro contra la sub-especie y contra la clase política corrupta que ha prohijado su multiplicación viral.

Esa es una de las razones por las que no puede seguir el chavismo en el poder, ni tampoco tolerarse un gobiernito blandengue de un demasiado hipotético gobierno logrado por la oposición sifrina, que crea que esto tiene arreglo “democrático” y ajustado solo a derechos, cuando padecemos de este enorme burdel de asesinos y depredadores, en que el chavismo convirtió este país, con la sub-especie ya engendrada en la indefensa Cuarta.

Habrá que prepararse para una etapa muy difícil y muy distinta a este reinado del hampa y sus alcahuetes empezando por Maduro.

El solo tema de la inseguridad es suficiente para sacar de cuajo este gobierno de incapaces y cómplices del malandraje, además de mil otras razones que justifican el fin del gobiernito del discípulo de Sai-Baba y de los crápulas del PC castrista, que está volviendo caca a esta país, solo para que atesoren millones de dólares los boli-burgueses, empezando por la cúpula del partido rojo, que incluye como sus más honorables miembros a la escoria social de la sub-especie.

Por: Alberto Franceschi
Politica | Opinión
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viernes, 10 de enero de 2014

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