La Revolución Francesa
■ Decía un comediante que “no hay nada más elegante que una mala idea”. ¡Dictadura no sale con votos! Qué elegante ¿no? Saltemos a las calles, asaltemos de una buena vez las bastillas y salgamos de esto, gritan algunos mientras nos acusan a los que llamamos a votar de “pobres ingenuos”. Para eso está la historia desde que otro “bravo pueblo” asaltó la Bastilla con piedras y palos y a su comandante lo descabezó un aprendiz de panadero con un cuchillo de cocina. ¡Salgamos a la calle! vociferan algunos.
Pero muchos de los que gritan eso, no entienden que Desmoulins y los 7 líderes que organizaron el robo de las armas en “les Invalides” durante la Revolución Francesa no eran precisamente “el pueblo”, sino políticos acompañados de los “Sin calzones”, “organizados políticamente” contando con “oficiales políticos” (Soboul 1980). Mucho menos comprenden que Hullin, Elie, Parein, Rosignol (bastante burgueses algunos) eran sargentos, tenientes o capitanes y llegaron hasta a generales del ejército francés y fueron quienes en realidad tomaron la Bastilla junto con cientos de veteranos Gardes Frauçoiſes que tampoco eran “el pueblo”. Así que yo seré ingenua, pero a mí me parecen más “ingenuos” los que se creyeron que de verdad, verdaita, los “pueblos” asaltan las Bastillas (o rescataron a Chávez el 12-A).
Por eso, veo siempre con mi “cara de ingenua” a los candidatos a “Vainqueurs de Mirafleurs” que nunca aprendieron que desde la Revolución Francesa hasta Pérez Jiménez o desde el Caracazo hasta las revueltas árabes, todos los modelos cayeron por la organización política y militar del descontento popular. Son los que nunca entendieron que existen medidas como si se tratara de las de una Miss: 80-70-80, que son las de un modelo caído. Cuando el 80% de la población esta descontenta y quiere un cambio, cuando se cuenta con el apoyo del 70% de la institucionalidad política, gremios, sindicatos y partidos políticos que son las que canalizarán las energías de esos pueblos y ya podrán suponer cual es la tercera medida importante, si no cuentas con el 80% de las guarniciones, déjate de cuentos.
Frente a la ingenuidad de ¡dictadura no sale con votos!, está la verdad de muchos dictadores que se vieron obligados a hacer elecciones y perdieron. Desde Pérez Jiménez en 1952 cuando todos los partidos llamaron a su gente a votar, ganándole masivamente y no tuvo otra opción que desconocer los resultados y gobernar como dictador, hasta Pinochet que tuvo que hacer el plebiscito de 1988 y lo perdió igual que las elecciones en diciembre del 89, cuando el 70% de los chilenos le dio una patada democrática. Y el que te diga que las revueltas árabes fueron espontáneas también está engañado, porque Mubarak fue obligado a hacer elecciones y las perdió abrumadoramente (80%) y la resistencia política fue de los partidos, nunca del pueblo. Mientras que Ben Ali en Túnez, como Fidel Castro, nunca hizo elecciones democráticas. (Si eres de los que piensas que Fidel hace elecciones como las nuestras, busca mi artículo: “A votar, que esto no es Cuba… por ahora”).
Una cosa aún más parecida a la nuestra fue la de Nicaragua y el Frente Sandinista negados por completo a hacer elecciones con su régimen marxista-leninista y fueron obligados, por presiones internacionales a hacerlas el 18 de febrero de 1990 y las perdió ganando Violeta Chamorro por el 54% de los votos, luego volvió a ganar con Alemán en 1997 y más tarde Bolaños hasta el 2007 con el 53% de los votos. ¿Qué por qué volvió Ortega? Por que Alemán fue calificado por Transparencia Internacional “como uno de los políticos más corruptos en los últimos 20 años”. La oposición había logrado lo inimaginable, ganarle “al chavismo nicaragüense” y muchos de sus políticos decidieron suicidarse robándoselo todo. Así que ¿dictadura no sale con votos?, pero sí es de la única forma que salen. Porque si crees que un militar (espontáneamente) le da un golpe de Estado a otro para entregarle el poder a un civil, eso sí es ser un tremendo ingenuo.
Pese al ventajismo, la trampa y los sistemáticos abusos, el sistema electoral tal cual está diseñado nos ha permitido hasta ahora contarnos democráticamente. Y le guste o no a mucha gente, nuestro problema desde hace 14 años ha sido de números, porque siempre consistió en nuestra capacidad de tratar de convencer a la mayoría de que somos una opción real, incluida esa parte de la propia oposición que vota contra el chavismo y no porque esta convencida. Pero hoy y a pesar de los obstáculos, el trabajo duro ha rendido sus frutos.
Amigos, la mayor importancia del 8-D además de ganar alcaldías, es mantener vivo el espíritu del 14-A y contar con los números que nos permitan marchar a los revocatorios y seguir reconocidos mundialmente como una fuerza democrática indetenible (hasta el gobierno nos reconoce como “la mitad minoritaria”). Así que este domingo ¡a votar!, porque la historia ha demostrado que dictadura, sí sale con votos.
Por: THAYS PEÑALVER
tpenalver@me.com
@thayspenalver
www.temas-debate.com
EL UNIVERSAL
jueves 5 de diciembre de 2013
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