“Maldades intrínsecas..”
■ En su último artículo (“La ruptura de las FF.AA. con…) Alberto Franceschi dice lo siguiente:
“He criticado la estupidez de generalizar cuando se trata de juzgar la conducta de instituciones o grupos sociales, atribuyéndoles maldades intrínsecas, como si fueran expresión de una tara genética colectiva. Rechazo por ejemplo la frívola afirmación que nuestras FF.AA. son un cáncer para el Estado Venezolano como han sostenido articulistas irresponsables”.
Como esto que Franceschi cita es literalmente lo que yo he dicho en dos artículos aparecidos en ND, en mi blog y en La Patilla, tengo que darme por aludido. Conozco a Franceschi, con quien compartí algunas tareas durante la campaña presidencial de 1998 de Henrique Salas Romer. Me he limitado a leer algunos de sus artículos, ya que la mayoría son demasiado largos para mi gusto. Pienso que la desmesura con la cual Alberto escribe sus ladrillos no le da mucha autoridad moral para llamar estúpido a quien dice algo que a él no le gusta. Aun si fuera correcto lo que dice, sería algo así como cachicamo llamando al morrocoy conchudo.
Pregunto a Franceschi: ¿por qué me llama estúpido cuando afirmo que la F.A. venezolana ha sido históricamente parasitaria y opresora del pueblo? ¿Por qué me llama estúpido y me acusa de atribuirle a la institución armada “maldades intrínsecas” cuando yo, simplemente, me he limitado a describir la actuación pasada y presente de la institución, la cual deja muchísimo que desear? ¿Por qué me llama frívolo e irresponsable por cuestionar la actuación de un institución podrida hasta la raíz, con generales narco, al servicio de un bufón, la cual estuvo ayer al servicio de un sátrapa y estuvo en los años 50 al servicio de un dictador?
Quien se moleste en hacer un análisis costo-beneficio de la institución armada en Venezuela verá que su costo excede de manera amplia su beneficio. Y cuando esto ocurre, ya sea en las Fuerzas Armadas, en la industria petrolera o en cualquier aspecto de la actividad del Estado, cuestionar su existencia es una actitud ciudadana eminentemente responsable, nada frívola. Asumo que Franceschi no argumentará que la F.A. es “intocable”, por razones “religiosas”. Esta postura sería ilógica por parte de un iconoclasta ansioso de notoriedad, como lo es Alberto Franceschi.
Y si fuera que un país no puede vivir sin Fuerza Armada, entonces procedería hablar solamente de purificación, de fumigación pero no de eliminación. Pero hay países que no tienen ejército y gozan de buena salud. Costa Rica, Islandia y Panamá carecen de una institución armada de carácter permanente, así como otros 18 pequeños países del planeta que sobreviven con modelos diferentes y mucho menos costosos. Por supuesto, sería necesario examinar las alternativas. Pero, para hacer un examen de alternativas es preciso comenzar por plantearnos si Venezuela requiere de una F.A. que ha sido deliberante en política (lo que Franceschi llamaría entrépita) y parasitaria en su comportamiento. Una institución que así actúe y que, además, resulte costosísima para la Nación debe ser cuestionada. No hacerlo, en realidad, sería complicidad con el crimen.
Para los venezolanos es fundamental eliminar mitos y dogmas que nos mantienen en el atraso. El concepto de industria básica, de instituciones intocables, de una industria petrolera propiedad del Estado (no de la Nación), de una soberanía basada en complejos, desplantes e insultos a otros países, de ser el pueblo más feliz del mundo y uno de los más ricos, toda esa bazofia ideológica debe ser barrida si queremos salir del foso donde estamos.
Le pido cordialmente a Franceschi más seriedad a la hora de criticar a quienes estamos pensando de manera poco convencional, porque, lo que hoy puede sonar a blasfemia, mañana bien podría ser una perogrullada.
También le pido cordialmente a Franceschi dejar de atribuírle a la F.A. un rol político y de estarlo pidiendo abiertamente. Dice Franceschi en su artículo: “Cuando veamos irrumpir a las FF.AA en el centro del escenario político, generando Un Nuevo Orden, que está empezando a construirse desde ellos mismos y para poner fin a este desmadre, debemos saber que ese proceso de enormes rectificaciones, no empezarán ese día preciso, sino que ya empezó desde hace meses…”.
A la F.A. no hay que estarle pidiendo la implantación de un “Nuevo Orden”, que bien feo suena. Lo único que es preciso exigirle es que sea coherente con, y fiel a su misión de, respetar la constitución y las leyes de la nación, que deje de ser un actor político, que no ponga las armas del lado de un bando ni del otro. Eso, aparentemente, no lo ve Franceschi, quien se muestra impudicamente militarista. Yo soy civilista y estoy allado de la historia . Si la F.A. fuese un agente de progreso lo que llamamos civilización se hubiese llamado “militarización”. ¿O es que las palabras no significan nada?
Por: Gustavo Coronel
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Caracas, sabado 16 Noviembre, 2013
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