Es cosa de seguir
la mirada…
■ La propuesta de este homenaje inmortalizador viene de su familia, no del pueblo.
El difunto Hugo Chávez tendrá un museo en Caracas para recordar su obra y ayudar a “sentir vivo” su legado, anunciaron el gobernador Adán Chávez, hermano mayor del fallecido presidente venezolano, y el vicepresidente del país, Jorge Arreaza, un día antes de cumplirse ocho meses de su muerte. Es el comienzo de la nota periodística publicada la semana pasada. Todo un acontecimiento nada inesperado ni sorprendente, pues el clan del gobiernito juega hasta metras con la memoria del hombre al que le deben desde las camionetotas hasta las cuentas en el exterior. No lo dejan descansar en paz.
Y es lógico. Lo necesitan. Sin el finado serían polvo cósmico que es justamente lo que le está ocurriendo a la cúpula castrocomunista desde el mismo momento en que admitieron la muerte del comandante y le dejaron el coroto a algo así como Nicolás Maduro. Ya van por 65% de desaprobación y en este momento, el heredero a juro, tiene encima en las encuestas a Henrique Capriles y a Leopoldo López. Casi nada. Por eso es necesario el rescate minuto a minuto del comandante como una manera de evitar, si es que pueden, que se los lleve por delante el fracaso, como en efecto ocurrirá.
Por ahora, imaginemos cómo sería ese museo póstumo que implica primero que nada admitir que Chávez no vive, pues el museo es para alguien muerto. Estará segurísimo en el Cuartel de la Montaña, donde se supone está el cadáver del comandante. A modo de señalización se pueden colocar cientos de ojitos de Chávez mirando hacia arriba de manera que la gente pueda llegar desde la avenida Sucre sin problemas. Es cosa de seguir la mirada. A la entrada, una gran foto de unos 100 metros por 100 metros del ¿adivinan? Comandante. Aquella foto del cierre de campaña debajo del palo de agua con los brazos levantados y las gotas corriendo por su cara.
Música de fondo durante todo el recorrido: patria, patria, patria querida… De vez en cuando la voz, la única voz. Fragmentos de grandes citas contra el imperio. Los ojitos como guía del recorrido se mantienen en las paredes del museo. Objetos a exhibir: el gasoducto del sur, un cultivo organopónico, el video de Lucas Rincón diciendo que al jefe se le presentó la renuncia, la cual aceptó, el bate de Sammy Sosa, el maletín lleno de dólares para Cristina, el recibo con la donación de dos millones de dólares del BBVA para la primera campaña del líder fallecido. Una foto con Fidel Castro. La Constitución enana azul. Un bolívar fuerte. Eso sí, que sea el más fuerte de todos. La deuda de 220.000 millones de dólares en luces tipo marquesina de cine. Una escultura del chupa-dólar, el avión que no vuela. Toda la colección de Aló presidente.
Y claro. El logotipo del CNE.
Por: ELIDES J. ROJAS L.
erojas@eluniversal.com
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EL UNIVERSAL
miércoles 13 de noviembre de 2013
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