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Thursday, November 21, 2024
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JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO): ¡Navidad desestabilizadora!



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Sé que te estoy escribiendo
algo temprano, querido Niño

 

Te sorprenderá mi carta, faltando tanto para tu llegada; pero es el caso, mi querido Niño Jesús, que después de peregrinar y recorrer supermercados, estaciones de servicio, ferreterías y farmacias, se me ocurrió que sólo alguien milagroso y Todopoderoso como tú, puede ayudarnos en la búsqueda de nuestros artículos básicos y librarnos de la escasez. Imagino, además, que si algún compatriota chavista lee mi carta o me escucha cuando me quejo por la falta de productos, me dirá que no he ido a los lugares indicados: que en Bicentenario y Mercal encontraré lo que con tanto afán busco, ¡y haciendo una cola que, en vez de denigrarnos y vejarnos, nos fortalecerá el espíritu y nos hará apreciar el valor del bien finalmente adquirido! Y esto último no es un invento: se los comento porque leí un artículo, escrito por un rojo-rojito, que ve en las largas colas para adquirir comida, cualidades extraordinarias para el fortalecimiento del carácter del venezolano. ¡Insólito! Me gustaría verlo por un huequito para ver si, de verdad, se cala su inmensa fila para comprar una lata de leche.

El asunto es que, a pesar de todos los esfuerzos que hago, y recorriendo incluso lugares donde no habituaba comprar, no encuentro cosas tan básicas como un paquete de papel toilette. Ni servilletas ni leche descremada ni aceite de maíz ni carne para preparar un buen asado negro… Quizá es algo que sólo me esté ocurriendo a mí; cosa que pongo en duda y me cuesta creer, porque he visto las caras de desesperación de otros que, como yo, andan a la caza de productos. Ojo, y que quede claro que lo que aquí escribo no es con la intención de alarmar a la colectividad, ni desestabilizar el orden público ni mucho menos para conspirar contra quienes nos gobiernan. No vaya a ser que alguno de los que ahora puede espiarnos –valga decir, el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria, con luz verde desde la semana pasada cuando apareció publicado en Gaceta Oficial– le dé por pensar que con mi misiva, entro en el rango de golpista. Aclarado esto, prosigo con lo que realmente me ocupa en estos días.

Así que, mi querido Niño Jesús, no me queda otra que copiarme de los niñitos que te escriben en diciembre pidiendo los regalos navideños. Ya no sé adónde ir y se me ocurrió que quizá tú y sólo tú podrías, con tu magnanimidad y bondad infinita, hacerme la segunda con la lista de compras. Y debo hacerlo con antelación porque algunas de las cosas que requiero dependen de la aprobación de los dólares para poder fabricarlas o importarlas. ¡Ah, cónchale! Me faltaba algo antes de lanzarme con la retahíla de peticiones y que, creo, es un requisito sine qua non para que decidas si merecemos o no tu ayuda: -este año me he portado muy bien. Es verdad que he criticado a Nicolás y a su combo; pero no lo he hecho con mala intención. Él solito me da, a cada rato, suficientes motivos para hacerlo. Y no lo he hecho a sus espaldas, lo hago cada vez que puedo y a viva voz; es más, me encantaría volver a tener la oportunidad de entrevistarlo, como lo hice en alguna oportunidad, ya que no lo he hecho en su nuevo rol de presidente, para poder decirle, en su cara, las cosas que pienso de él y de su nefasto gobierno. Entonces, he sido honesto y me he mantenido incólume con mis principios. Dicho esto, mi querido Niño Dios, procedo a enumerar lo que requiero, casi con carácter de urgencia:

Un paquete (si puedes dos) de 12 rollos de papel toilette. El otro es para una amiga, a quien me gustaría sorprender con esta delicadez. Cuatro jabones de tocador, servilletas y un rollo de papel absorbente; hojillas desechables para mi afeitadora (si es posible con banda lubricante); enjuague bucal de la marca que me gusta; bombillos incandescentes de 60 o 75 w (porque tengo unas lámparas a las que es imposible ponerle los ahorradores), pilas doble A y triple A para los controles remotos; cemento blanco para el Sr. Escalona porque no consigue, y no pudo colocar un bidé porque no tuvo con qué pegarlo; un carrito, que no sea chino ni iraní, para regalárselo a mi hija; gasolina de 95; azúcar, leche condensada, mantequilla y harina leudante; pastillas para controlar la tensión arterial de mi mamá, pero con los miligramos indicados por el doctor; reactivos para los laboratorios para que podamos hacernos los exámenes; pasajes aéreos a buen precio y dólares Cadivi… Necesitaría muchas cosas más; pero no quiero abusar, ni ponerte en aprietos. Porque además se me acaba de ocurrir una idea, vamos a ver qué te parece: en vez de traerme estas cositas que escasean en Venezuela, ¡tráenos de una vez un nuevo y mejor gobierno! Si consigues la verdadera partida de nacimiento de Nicolás y su respectiva orden de captura, quizá allí esté la clave y el punto final de estos 15 años de problemas.


Por: JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO)
mingo.blanco@gmail.com
Politica | Opinión
@mingo_1
EL UNIVERSAL
viernes 18
de octubre de 2013

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