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THAYS PEÑALVER: Epa lobo, ese cuento ya nos lo sabemos



viene el lobo, el lobo

Ahora, cuando el bolívar
no vale nada

 

A 2 meses de juramentarse Chávez oímos: “Hago un llamado a los venezolanos que tienen capitales en el exterior, vengan, seamos patriotas”, “Aquí no se los vamos a expropiar es mentira, no es un proyecto comunista, sería una locura. Es momento de arriesgar, de emprender”. “Aquí hubo gobiernos que establecieron control de cambio y no le daban dólares a algunos medios porque eran críticos. ¿Estoy mintiendo señores periodistas?”

Mentía descaradamente cuando un año más tarde escuchamos: “Por el mundo corría la leyenda negra ¡Chávez va a acabar con Venezuela! Llegó la última plaga. Economía de guerra, dictadura, militarismo, autoritarismo, segurito que van a estatizar todo, decretar un control de cambio, van a expropiar, van a quitar las libertades económicas. ¡Mentira!”.

A los 3 años: “Hace 3 años se decía en el mundo; la oligarquía, que si Chávez llegaba, nosotros íbamos a desconocer los acuerdos (con petroleras e inversionistas). Que íbamos a expropiar a todos los inversionistas y todos los empresarios privados”. Y a los 5 años: “Ese pequeño grupo que trata de engañar, manipulando la información. Según ellos, es el inicio de un conjunto de expropiaciones y nacionalización de medianas empresas y hasta pequeñas empresas”.

Pero ese grupito decía la verdad porque oyó a Ceresole cuando develó el plan en 2001: “Una vez que acumulemos poder empezaremos a portarnos mal” (Garrido Pág. 78) y así fue. Una vez logradas las gobernaciones, las alcaldías así como el Parlamento y obtuvo el poder total en 2005, el lobo gritó emocionado y riendo a carcajadas, se quitó la piel de cordero.

Allí sobrevino la locura, no solo desconoció todos los acuerdos internacionales, (Faja, FMI, inversionistas, Ciadi, CIDH, etc.) sino que expropió la Faja, la agroindustria y la electricidad, así como un buen porcentaje de la banca estatizando tal parte de la economía, que hoy solo quedan del PIB privado 4 o 5 bancos y una pequeña parte del comercio y la manufactura amenazados radicalmente por la carencia de dólares. “Como nosotros no tenemos compromiso con el neoliberalismo, hemos decidido decretar o instalar una medida de control de cambio”, dijo finalmente el lobo relamiéndose.

Allí como Nerón incendiando Roma, anunció la destrucción del aparato productivo: “Voy a decir la palabra que le gusta a los escuálidos, ¡exprópiese!; Plantas de Guarenas, Lara y Valencia, ¡exprópiese!”; “15 centros de reciclaje y chatarra, ¡exprópiense!”, “Nicolás, bueno aquí está la rabo e cochino, ¡exprópiese!”. “Bueno, el resto (de los barcos) habrá que hundirlos con una estaca ahí, como a los vampiros. ¡Exprópiese!” “Lubricantes, grasas, detergentes, emulsificantes y solventes. ¡exprópiense!”. ¿Y aquel edificio allá en la esquina? tiene locales comerciales. ¡Exprópiese! “¿De quién es ese terreno?, no importa. ¡Exprópiese!”. “¿Un centro comercial? ¿En la Candelaria? No, no y no. ¡Exprópiese!”  (Alós 323, 327, 351, 360, 365, 366).

Y así en el mayor frenesí de locura, se fugaron 400 millardos espantados del miedo y pasamos proporcionalmente de importar 1 millardo en alimentos a importar 8 millardos (Seniat 1999-2012), o de 500 millones de dólares en importación de medicamentos, a 3.500 millones de dólares. Es tan insólito que 47 millones de colombianos y 41 millones de argentinos requieren importar 2 millardos y 1,7 millardos respectivamente mientras 28 millones de venezolanos importamos 3,5 millardos porque ya no producimos ni aspirinas, en la mayor gesta hambreadora en la historia de la humanidad.

Ahora en el peor momento económico de nuestra historia, cuando la economía interna ha colapsado completamente, la inflación está disparada y el bolívar no vale nada. Cuando los inversionistas extranjeros corren de un país que renunció a los mecanismos de protección de inversiones y derechos humanos y con un sistema productivo arrasado, nos enfrentamos internacionalmente al fin de un superciclo de materias primas, la desaceleración de los países emergentes, el comienzo del fin de los estímulos monetarios en Estados Unidos y una revisión de políticas para impedir la especulación, que amenaza con un petróleo en sus niveles de toda la vida. (Por debajo de 60 dólares).

Y ante el turbio futuro económico, un alocado gobierno exclama: “Vengan a Venezuela, el país de las oportunidades” pero “Hay un plan de la Casa Blanca para llevarnos al colapso total”. Le garantizamos su dinero, pero “al único que se los garantizaba, lo asesinaron como a Arafat”. Necesitamos 234 millardos en inversiones en la Faja, pero todas nuestras refinerías y sistemas eléctricos han volado por los aires por sabotajes y hay 18 aviones a punto de bombardear las inversiones extranjeras. “Traigan sus capitales del exterior”, para invertirlas en las comunas.

Y ante semejante clima de chifladura y desconfianza, el lobo en vez de rectificar, se ha vuelto a colocar la piel de cordero. Pero como ha comido y engordado tanto, la piel solo le tapa la cabeza y pretende volver a echarnos el mismo cuento.

Por: THAYS PEÑALVER
tpenalver@me.com
@thayspenalver
www.temas-debate.com
EL UNIVERSAL
jueves 12 de septiembre de 2013