Su alma vaga bajo el
amparo de la noche..
Es todo un misterio cuántico descifrarlo. En los barullos de su mente existen las limitaciones propias del alma trivial. El gigante con pies de barro, cayó estrepitosamente, quedando esparcidos sus bloques cocidos con procacidad y mentira. Parecía un ser inquebrantable que estaba destinado a convertirse en una figura que se mantendría por largo tiempo, sin embargo su legado comienza derretirse ante la quejumbrosa mirada de su feligresía. La congregación pierde adeptos que habían ofrecido lealtad hasta la muerte. Estos compromisos generalmente llegan hasta que se comprueba que el invencible fracasó, ante el conjuro del más allá. Cuando el ataúd desciende al mundo de los muertos, las lealtades políticas comienzan a peregrinar en dirección contraria. La historia está llena de situaciones similares a las que ocurre con Hugo Chávez, quien está siendo olvidado más rápido de lo pensado. Ni los grandes eventos conmemorativos, han podido lograr detener su caída abrupta en el sentimiento nacional. Es la segunda expiración en angustiosa marcha, la que siempre terminará sepultándolo en el fondo del olvido patrio.
Quien lo sustituye es el hazmerreír de todos. Ni siquiera los más exaltados dentro de la cofradía lo tienen por presidente, para ellos es un accidente de la historia que pudo lograr capitalizar su sueño debido a que un desahuciado lo prefirió a él. Su peor desgracia no es su manifiesta incapacidad, comprobada en tantos episodios en donde la ridiculez marca la huella. Es la comparación que hacen sus seguidores con el presidente caído. Cualquier planteamiento que haga pasará por la balanza que lo confronta con el peso de su antecesor. Hugo Chávez es como un fantasma medieval que se le aparece en la comarca, su impronta lo pone nervioso y hace que su deseo de ganar legitimidad se estrelle con su falta de seso. Con todo y su notorio declive en la vida nacional, el expresidente sigue teniendo influencia en los sectores que sustentan al proyecto, por lo cual los parangones con su sucesor surgen a cada momento. Es allí en donde se encuentra el grillete que sujeta sus huesos. Una verdadera cárcel que lo hunde en el fondo del oscuro túnel. Es casi imposible que pueda liberarse de esto. Siempre será la pésima escogencia de un hombre postrado frente a su muerte. Nicolás Maduro carga en su rostro el rótulo del incapaz que obtuvo el premio mayor. El ilegitimo es de lejos el menos competente de los presidentes venezolanos. Quien mayor limitaciones tiene al ser comparado con otros colegas del pretérito. Su liderazgo siempre estará en el péndulo de los venezolanos. El drama de los regímenes comunistas es que cuando muere el líder tienen que construir otro héroe que asuma el papel de ductor de esos ideales. Lo grave para el régimen nacional, es que Nicolás Maduro no tiene el peso político para edificar una nueva esperanza. Es un pesado fardo que tienen que cargar hasta que la coyuntura invite a dejarlo tirado en cualquier rincón…
Por: ALEXANDER CAMBERO
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EL UNIVERSAL
miércoles 11 de septiembre del 2013
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