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FERNANDO LUIS EGAÑA: Habilitante o aplastante



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“Por las malas o las peores..”


 

El anuncio formal de Maduro sobre la solicitud de “poderes habilitantes” a la Asamblea tiene que colocarse en un contexto apropiado. Debe estarse sintiendo más seguro en la “silla”, porque el pedir una “habilitante” estaba cantado aunque no se supiera el momento “oportuno”. Tardó 4 meses.

En ese sentido, no es verdad que la “habilitante” sea una cortina de humo o un trapo rojo, como suelen alegar algunos voceros de la oposición ante cualquier ejecutoria oficialista. Es mucho peor, ya que significa que Maduro y compañía perciben que cruzaron el umbral de la estabilidad.

Se supone que la ley habilitante debería ser sancionada por las tres quintas partes de los integrantes de la Asamblea Nacional. O sea por 99 diputados, siendo que la bancada gobiernera tiene 98. Y se especula quién podría ser el diputado 99, cuyo voto calificaría esa mayoría. Todo es posible en tan menguado escenario.

“Maduro y los suyos tratarán de imponer la quinta habilitante a como de lugar. Y es que la intención no es habilitar sino aplastar..”

De aprobarse, por las malas o las peores, esta sería la quinta “habilitante” del régimen rojo y la cuarta bajo el imperio de la muy abusada Constitución de 1999. Y entendámonos: no se trata de meras facultades especiales sino de una omnímoda delegación legislativa.

Más de 200 decretos-leyes se han promulgado por esta vía expresa en estos largos años, y en la abrumadora mayoría de los casos la opinión pública se pudo enterar de su contenido y hasta de la existencia misma del decreto-ley, una vez publicado el texto en la Gaceta Oficial. Es decir de democracia participativa, nada de nada.

Y otra particularidad: todas y cada una de las referidas “habilitantes” para lo que en verdad sirvieron fue para reforzar los poderes presidenciales. En cada ocasión se promulgaron instrumentos destinados a agigantar la discrecionalidad o la arbitrariedad del señor Chávez. Y Maduro no sólo heredó esa armazón, sino que quiere volverla todavía más aparatosa.

Incluso la tercera y cuarta habilitante de Chávez también cumplieron el propósito de contrabandear las propuestas de reforma constitucional desaprobadas en el referendo de 2007. Como se puede apreciar, las habilitantes bolivaristas han funcionado como fachadas idóneas para la neo-dictadura, o para la dictadura disfrazada de democracia y legalismo.

La última ley habilitante, la de diciembre de 2010, se justificó con el pretexto de la emergencia social ocasionada por los aguaceros… Y ésta la andan justificando con la excusa de la lucha contra la corrupción. Una contradicción brutal porque la ubicua corrupción roja ha corrompido hasta el combate a la corrupción.

En fin, Maduro y los suyos tratarán de imponer la quinta habilitante a como de lugar. Y es que la intención no es habilitar sino aplastar. Continuar con el mismo avasallamiento. Imperar sin contrapesos efectivos. Con más razón que nunca hay que cerrar filas contra la habilitante. Perdón, contra la aplastante.

*Fernando Luis Egaña, Abogado, columnista de opinión y profesor universitario. Ha sido ministro de Información y vice-ministro de la Secretaría de la Presidencia. Graduado de la Universidad Católica Andrés Bello, tiene una maestría en Administración Pública en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard. Es profesor de Estudios Políticos en la Universidad Metropolitana y en la Universidad Central de Venezuela, y de Comunicación Política en la Universidad Monteávila.


Por: FERNANDO LUIS EGAÑA

flegana@gmail.com
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