El Calabozo De La Libertad
Sr Ministro:
Debería llamarlo colega. Pero no he querido hacerlo, porque dudo que, en los actuales momentos, usted y yo seamos colegas. Mi colega Ernesto Villegas, el que era periodista, y a quien conocí por allá por 1998, en Caracas, cuando trabajaba como reportero de la fuente política en EL UNIVERSAL, creo que desapareció hace mucho tiempo.
Sr Ministro: lo conocí, como ya dije, en 1998. Puede que usted no se acuerde de mí. Pero yo si me acuerdo de usted. Era usted periodista y reportero de la fuente política de EL UNIVERSAL. Yo trabajaba como Director de Medios de la campaña presidencial de Claudio Fermín. A usted le habían asignado la cobertura de la campaña de mi candidato, y ello hizo que nos encontráramos en más de una ocasión.
Recuerdo haber conocido a un periodista aguerrido, combativo, disciplinado, contestatario, defensor a ultranza de la libertad de expresión, de la libertad de prensa y del derecho a la información. Era usted un periodista a carta cabal, defensor de los valores democráticos y quien, inclusive, según me confesó en un par de ocasiones, simpatizaba con la candidatura de Claudio Fermín, y con muchos de sus postulados, proyectos e iniciativas.
Quince años después me encuentro a Ernesto Villegas, convertido en flamante Ministro de Información y Comunicación, primero de Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro, y me pregunto: ¿es éste el mismo Ernesto Villegas que yo conocí en 1998? La respuesta es no, y mil veces no.
El Ernesto Villegas que vemos ahora es apenas una pésima caricatura del periodista que trabajaba en EL UNIVERSAL. El Villegas de hoy, no defiende la libertad de expresión, todo lo contrario, la condena. El Ernesto Villegas de hoy, convertido en ministro y en burócrata, fue el vocero oficial de los “comunicados” gubernamentales redactados por el G2 cubano que, lejos de informar a la ciudadanía sobre el verdadero estado de salud del difunto Presidente Hugo Chávez, le entregaba a los venezolanos unos informes que no decían nada, y que lo único que intentaban era ocultar la verdad sobre la enfermedad que terminó
acabando con la vida del expresidente.
El país entero recuerda los “comunicados” de Ernesto Vilegas, llenos de frases incongruentes, de medias verdades y medias mentiras, redactados en un lenguaje que, aunque parezca increíble, nadie entendía. Eran, no solamente “comunicados” que no comunicaban, sino que más bien, incomunicaban, pues estaban redactados, confeccionados y dirigidos a transmitir una información que usted mismo sabía, era
completamente incierta y alejada de la realidad.
El Ernesto Villegas de hoy, es el promotor de una vaina rara que llaman Sistema Bolivariano de Información y Comunicación, SIBCI, cuyo propósito no ha sido el de ofrecer más y mejor información a todos los venezolanos, sino por el contrario, el de controlar y censurar el flujo informativo que sale desde todas y cada una de las instancias gubernamentales, para impedir la filtración de noticias que puedan ser perjudiciales para la revolución, y crear una sola línea editorial e informativa que mediatiza y que manipula todo cuanto se informa desde el gobierno hacia los ciudadanos.
El Ernesto Villegas de hoy, es un burócrata que permite, por ejemplo, el atropello constante y permanente hacia los periodistas y hacia los medios de comunicación. Un ministro que censura, que llama por teléfono a los directores y propietarios de medios de comunicación (tal como lo hiciste con María Fernanda Flores, ex vicepresidenta de Globovisión) para pedirles que bajen el tono, que no digan esto o aquello o simplemente para amenazarlos con quitarles la concesión o con no darles más publicidad gubernamental.
El Ernesto Villegas de hoy, es un burócrata que permite, aprueba, promueve y se congratula con la decisión de otorgarle el Premio Nacional de Periodismo al difunto Presidente Hugo Chávez, a sabiendas no solamente de que Chávez no fue periodista, sino que bajo su gobierno, se llevaron a cabo las peores agresiones contra medios y periodistas, se cerraron canales de televisión, se despojaron emisoras de radio, se metió tras las rejas a varios comunicadores sociales, y se censuró como nunca antes la información que sale de las fuentes oficiales hacia la ciudadanía.
El Ernesto Villegas de hoy, es un burócrata que permite, por ejemplo, que en el Tribunal Supremo de Justicia, la máxima instancia judicial del país, se impida el ingreso de periodistas a una audiencia oral y pública como la de Richard Mardo. O que en la Asamblea Nacional, se prohíba el acceso de los periodistas que cubren esa fuente.
El Ernesto Villegas de hoy, es un burócrata, jalamecates y sinvergüenza, que acompaña al alcalde Jorge Rodríguez a dar una rueda de prensa en la que se presenta una grabación ilegal, violatoria de las leyes y de la constitución. Y todo por el simple hecho de que Rodríguez, fue el financista de un pasquín que se llama Ciudad Caracas, del cual usted fue director.
Sr Ministro Villegas. Déjeme decirlo de una buena vez y sin tapujos: usted es una vergüenza para el periodismo venezolano. Usted no merece ser llamado periodista.
Por: GUSTAVO AZÓCAR A.
elnegroazocar@gmail.com
Politica | Opinión
sábado 06 de julio, 2013
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