“La intolerancia a gente
contraria al chavismo..”
Los que votaron por Capriles siguiendo el sagrado voto secreto-y han tenido la valentía de decirlo a voz populi-, así como los que se sospecha que lo hicieron y hasta a los que se le acusa simplemente de haber votado y se identifican abiertamente por la oposición, están siendo perseguidos por el gobierno y amenazan con hacer una racia y cortarle la cabeza a un número significativo de empleados públicos, por considerarlos enemigos del régimen. ¡Una manifestación abiertamente asquerosa, que revive aquello de “…el que no está conmigo, es mi enemigo”!
Mi compadre Horacio Buenaventura que es contabilista en un Ministerio, anda con el corazón en el piso y no duerme, de solo pensar que se quedará sin empleo. El pobre de Horacio ha trabajado en la administración pública desde que era un mozo en tiempos de Lusinchi y nunca había vivido una situación similar, como esta persecución y terror que caracteriza el gobierno rojo. Para colmo de males, sus propios compañeros de trabajo han asumido una posición de “sapos”, generando un indescriptible ambiente de hostigamiento y de vida laboral hostil, en el cual no se puede criticar, ni la falta de papel en el sanitario.
En estos 14 años-me dice Horacio-, la amenaza y la angustia por perder su trabajo, han marcado su estadía en el mismo, aunado a ello, la obligación de uniformarse de rojo; de asistir a cuanto evento se le ordene, así sea de llena silla, de marchar a cuanta celebración se presente y hasta de gritar consignas, bajo la mirada escrutadora de su jefe inmediato, que toma nota de su asistencia y de su disposición revolucionaria.
Muchos adecos, que trabajan con el gobierno, hijos de adecos, y que trabajaron abiertamente por las candidaturas de Carlos Andrés; de Piñerúa, de Lusinchi, ahora resulta que son chavistas y revolucionarios como el copeyano Roy Chaderton, que por poco no se considera hijo de Chávez también, para mantenerse en el carguito que tienen, así nunca en su vida se hayan leído siquiera el manifiesto comunista, ni los estatutos del PSUV. “Pero, es que… es cosa de sobrevivencia, compadre”-me dice Horacio, poniéndose las manos en la cabeza y dejando ver sus nacientes canas de sus 53 años.
Además, paralelamente se ha desplegado una campaña comunicacional por parte del ministerio de Información, la cual uno percibe como una especie de mentira permanente, creando escenarios falsos, levantando calumnias, ofendiendo constantemente por el canal 8 y manteniendo programas de esbirros mediáticos, que ensucian las buenas costumbres y la paz que el país necesita.
Ricardo Molina, el ministro de vivienda, fue grabado en una charla, donde se exponía claramente la intención de despedir a aquellos que adversan en su opinión política al gobierno y señalaba su intolerancia de tener en su ministerio a gente contraria al chavismo. O sea, que se intentaría crear una especie de apartheid, despidiendo a cuanto cristiano no jure, ni se arrodille, ni se santigüe frente al cuadro del jefe supremo de no se qué cosa, inventada en una noche de jala mecate extremo y paranoia de la derrota disimulada: declarándose por la calle del medio, la confrontación del gobierno, contra medio país…
Por: Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo
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