“En la noche del domingo 14 de abril…”
■ Venezuela se encontró de frente con un nuevo liderazgo que encarna Henrique Capriles Radonski.
Quien dentro de muy poco sustituirá la impronta que marcó Hugo Chávez a lo largo de catorce años. Su titánico esfuerzo hizo temblar los cimientos de la revolución en tan solo diez días, frente a todo pronóstico logró un resultado que lo convierte en el protagonista estelar de la Venezuela que viene. Sostenemos que uno de los aciertos más grandes de la exitosa carrera política de Capriles fue desafiar a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del pasado octubre. Para millones de venezolanos el joven gobernador era visto como funcionario light que jugaba al redentor visitando los sectores populares en una especie de domingo de camping en el zoológico. A pesar de ser un funcionario que como Alcalde primero y posteriormente como gobernador, siempre desarrolló una gran labor social en los sectores menos favorecidos. Los estrategas del régimen sostenían que la opción opositora sería una puesta en escena en los medios de comunicación social y visitas a las capitales de estado en actos medianos sin mayor ingrediente popular. Una mera invención de los asesores de aire acondicionado que solo miran a los humildes desde los fríos números de la estadística. Sorprendentemente da un giro en su propuesta candidatural, comienza a recorrer la Venezuela olvidada por décadas. Se va haciendo familiar, su figura que camina entre la gente despertando un frenesí tan grande que hizo posible una transformación entre el líder emergente y un pueblo que comenzó a mirarse en sus ojos. Ríos humanos lo siguieron hasta hacerlo un miembro más de sus sueños, allí en alguna mañana de sudor y sol calcinante, entre el mundo de los olvidados Henrique Capriles descubrió que pertenecía a todo aquel ecosistema de dolores de parto violento.
El resultado electoral frente a Hugo Chávez le sirvió de aprendizaje, creció de manera increíble de octubre hasta hoy. Mejoró sustancialmente su discurso hasta hacerlo sumamente atractivo. Se quitó la imagen de sifrino que solo respondía a un sector elitesco de niños bien. Levantándose con firmeza hasta posesionarse con un liderazgo que despunta como referencia para la nación. Es más, soy de la idea que Henrique Capriles, aprendió más midiéndose contra el tótem del régimen que aquellos adulantes que heredaron su legado histórico después de su muerte. Nicolás Maduro logra su victoria por estrecho margen envuelto en la mortaja del líder. Aquí quien consigue dejarlo en Miraflores son los votos cautivos del presidente caído. En cambio los sufragios por el abanderado democrático son de su propia cosecha, sin duda una diferencia notoria. Esta fue la última elección de Hugo Chávez, su recuerdo hizo posible que un candidato tan gris lograra semejante votación. Ese liderazgo que tuvo en vida lo heredará en el corazón venezolano Henrique Capriles. Paradójicamente su gran adversario en el final de sus días, es el ungido de millones de chavistas que ahora sienten que el líder mirandino es la respuesta del futuro.
Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
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EL UNIVERSAL
miércoles 17 de Abril del 2013
miércoles 17 de abril de 2013 12:00 AM