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Los inmorales de Morrocoy y la libertad aguada



cabeza e carton en cayo Los Juanes

En Los Juanes no hubo hurto, atraco,
secuestro, asesinato ni violencia…

 

Los protagonistas no se tomaron ellos mismos fotos, ni videos ni promocionaron por ningún medio.

El pasado Sábado de Gloria, cuando las iglesias permanecen con las puertas cerradas, unos diablillos se escaparon del infierno y fueron a las paradisíacas playas de Morrocoy para tentar la carne inocente de los desprevenidos. Aunque debemos reconocer que la mayoría de los venezolanos suelen comportarse en Semana Santa de manera poco sagrada porque, en vez de visitar templos con mucho recogimiento, se arranca a la playa para disfrutar de los placeres mundanos.

Así, cuando el sol calienta al final de la Cuaresma, cada centímetro cuadrado de arena costera se cubre de tangas, vendedores de “rompecolchón”, niños chillones y celulitis galopante… Y todo al alcance de la mano, porque no puedes estirarte sobre tu propia toalla sin que tu pie tropiece con un cuerpo en la arena. Lo curioso es que no se trata de una conducta particular del vulgo, no. El temporadista venezolano de clase alta se parece igualito al de clase baja, pero con más real. No bajará en autobús a Camurí Chico oyendo reggaetón, pero igual invade playas paradisíacas, no para huir del mundanal ruido, sino para llevarlo como equipaje en una lancha. Y esto nos lleva al lugar, momento y circunstancia de los hechos. Cayo Los Juanes, Parque Nacional de Morrocoy, Sábado de Gloria 2013, ya caidita la tarde, cuando los tragos hacían su mejor efecto.

Los primeros comentarios que leí en el “cara´e libro” o en los foros de la prensa digital expresaban soponcio moral. “¡Qué bajo has caído: Venezuela!”; como si estuviéramos hablando del desempeño de nuestra selección de beisbol en el Mundial. “Cuál es la educación que recibió esa gente”; ni que fuera un examen de química. “¡¿Pero es que no les importa que haya familias y niños?!”.

Aquí hagamos un alto:

Muy pocas personas conocen “Los Juanes”. Yo nunca he ido, por ejemplo, pero he visto las fotos que mis amigas con lolas tuneadas ponen en Facebook para que todos sepamos lo bien que la pasaron el fin de semana. Esa zona de Morrocoy es una especie de estrecho-ensenada, sin orilla de playa, protegida por manglares y corales que a estas alturas ya debe ser cadáver de coral. En un video de Youtube titulado “Pershing open bar 8 Tucacas carnavales 2012” puede observarse cómo las lanchas se apilan para formar una especie de ruedo alrededor de una piscina natural con residuos de gasolina, donde los visitantes se hacinan en una merienda de blancos (aunque también hay negros) con el agua al ombligo, vasito de whisky en mano y la misma dignidad popular que posee cualquier temporadista promedio de Camurí Chico. Es una versión aguamarina de aquellos “miradores” de mi lejana juventud, cuando estacionábamos los carros con la música a todo volumen e íbamos haciendo vida social de tribu en tribu. Con la ventaja de que en Los Juanes no tienes que ir a hacer pipí detrás de la matica, porque el agua a la altura del ombligo es cómplice mudo de tu vejiga.

Bueno, regresemos al motivo del alto. Lugares como Los Juanes no son sitio de encuentro para familias con niños, sino para una cuerda de manganzones que van a emborracharse, lucir la reciente gluteoplastia, cazar marido con yate o cualquier frivolidad que una vacación en la playa depare.

¿Cuál es el problema?

Entonces, pregunto yo, y no me responda, querido lector, pregúnteselo usted mismo, ¿cuál es el problema conque dos adultos hayan decidido despojarse de los 10 gramos de tela que los cubrían y hacer una pantomima sexual al ritmo de la música, mientras 200 espectadores aplaudían, los aupaban, se reían y hacían pipí debajo del nivel del mar? El par de gorditos que se contoneaban al son de Gamna Style hicieron un show -muy poco artístico ciertamente- con la anuencia del público presente. Nadie se quejó, nadie manifestó sentirse ofendido. Los protagonistas del espectáculo no se tomaron ellos mismos fotos, ni videos ni promocionaron por ningún medio lo que hasta ese momento era, a pesar de los 200 asistentes remojados, un show privado.

Pero una serie de viejas chismosas -no me refiero literalmente a mujeres de tercera edad que comentan lo que no les incumbe, invoco una metáfora- se encargó de reenviarlo a los cuatro vientos globalizados de la World Wide Web y además ¡escandalizarse! Qué irónico, si tanto les molestaba ese “atentado” contra la moral y las buenas costumbres, ¿por qué lo difundieron? Si aquellos que se ofendieron por el hoy viralizado video no le hubieran dado publicidad para quejarse de él, el suceso hubiera sido una anécdota sin trascendencia que los 200 Juanes borrachos recordarían como un fin de semana borroso.

Y de ahí se desprende la paradoja de otra de los exhortaciones de los farisaicos virtuales: “¿Y dónde estaban las autoridades?”. Pues la súplica fue atendida. El ministro de Interior y Justicia desplegó todas sus energías en una campaña digna de mejor causa y, para el momento que escribo estas líneas, la Guardia Nacional ya tiene “retenido” el yate Miss Piggy y las fuerzas del orden detuvieron al hombre de la cabeza de caja. Todavía faltaba la protagonista, pero ya aparecerá.

Le doy un dato al Sr. ministro, ya que tanto le gusta pesquisar criminales por Internet, ponga Tocorón, El Rodeo, Yare, Tocuyito, Sabaneta, etc., junto con la palabra “cárcel” y podrá ver pranes disparando, violando violadores, ajusticiando delatores, desnudándose con vedettes y grabando videoclips con cantantes de reggaetón. Se trata de criminales que sí cometen “delitos de todo tipo”, muy fáciles de identificar porque no se tapan la cabeza con cajas y muy fáciles de encontrar porque los efectivos de la Guardia Nacional están al ladito.

Voluntario:

En Los Juanes no hubo hurto, atraco, secuestro, asesinato ni violencia. Todo fue voluntario y nadie salió herido. La moral es un concepto relativo y varía de acuerdo al lugar y la época; y moralidad que se está pretendiendo defender pertenece a la era victoriana. Todos los días se transmiten videoclips mucho más obscenos por TV, en cualquier fiesta bailan igual con un poco más de ropa y cualquier niño puede acceder a sites adultos haciendo un par de clicks en su computadora. ¿Cuál es el gran crimen de Los Juanes? Si de algo pudiéramos acusar al par de gorditos sería de esteticidio, pero gracias a Dios eso todavía no está tipificado como delito, porque si no habría que darle cadena perpetua a media humanidad. Incluyéndome.

Con la persecución de los bonchones escandalosos de Los Juanes se está cometiendo un atentado contra la Libertad. Sí, sé que suena algo ridículo, pero convengamos que todo este caso lo es. La Libertad no es sólo un derecho para luchas políticas trascendentales, sino un ejercicio cotidiano de una sociedad civilizada, que incluye el derecho de hacer el ri- dículo o quedarse en cueros. En cambio, confiscar propiedad privada y apresar a señor Cabeza de Caja es, en esencia, tan injusto e irregular como haber encerrado a la jueza Afiuni o intervenir Econoinvest. No estoy comparando la honorabilidad de unos y otros personajes, hablo de abuso de poder, doble moral y desproporción en el uso de la ley.

¿Se trata de un hecho indecente y vulgar? Sí. ¿Es un crimen? No. Un país que está entre los cinco más violentos del mundo, donde el 95% de los homicidios, atracos y secuestros quedan impunes, no puede darse el lujo de cazar brujas sólo por haber representado una caricatura sexual. Es un insulto a la inteligencia.


Por: JORGE SAYEGH
JorgeSayegh@gmail.com
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EL UNIVERSAL
domingo 7 de abril de 2013