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ALEXANDER CAMBERO: ¿Cómo piensa Maduro?



ALEXANDER CAMBERO, Cómo piensa Maduro

“Descifrar su pensamiento original
es una gran incógnita…”

 

En catorce años de actor de reparto del régimen revolucionario, lo hemos visto ocupar cargos en donde su gestión no ha sido miel de hojuelas. En la Asamblea Nacional sus discursos desabrigados de algún rasgo de talento, no fueron piezas obligadas de consulta para investigadores de la historia parlamentaria contemporánea. Es tan pobrísimo su lenguaje que el viaje de las palabras se hace por veredas tormentosas carentes de luz en la oscuridad del camino. Como Canciller no dio un paso sin contar con la asesoría permanente del gobierno cubano, en los círculos diplomáticos se decía que no era importante escuchar a Nicolás Maduro ya que sabían que sus palabras eran la reedición de lo expuesto por su colega cubano Francisco Pérez Roque. Jamás nuestra nación contó con alguien tan limitado para asumir la voz de la patria en escenarios internacionales, siempre el mismo discurso ramplón con un fastidioso fondo de creerse el epicentro del mundo en donde Hugo Chávez libraba una cruenta batalla contra la invasión extraterrestre. Sus colegas se reían al escuchar aquel funcionario tratando de vendernos una nueva versión de la guerra de las galaxias. Más de una vez en los pasillos de algún evento internacional, surgían ácidos chistes con respecto a las palabras del fiel Nicolás. Un hombre que definitivamente no puede ser Chávez, ni tampoco sucederlo ya que los liderazgos no son endosables, asimismo son indiscutibles sus contradicciones con respecto a la enfermedad presidencial. La mayoría de la población sostiene que mintió reiteradamente. Que semejante actitud no es cónsona con alguien que aspira la primera magistratura nacional. Cada información que daba se fue transformando en una nueva trampa para cazar ingenuos.

Después de la muerte del presidente le toca ser protagonista. Sus primeros pasos como gobierno y candidato han sido un verdadero desastre. En cien días de su gestión devaluó la moneda haciéndonos más pobres, se incrementó la inseguridad y el desempleo. Además presenta una característica que lo hace inviable para comandar nuestro futuro: No tiene un criterio propio sobre los grandes temas, lo que obliga a preguntarnos: ¿Cómo piensa Maduro? ¿Cuáles son sus planteamientos en materia petrolera, agrícola, salud, empleo, educación y seguridad? Esos son los puntos que Venezuela desea conocer del hombre que quiere permanecer en el poder. Su visión es controlar el gobierno para utilizarlo en fortalecer el vínculo con Cuba. Su única perspectiva de liderazgo es imitar a Chávez. Trata de fundirse con el pasado y vender la idea que él y el expresidente fallecido son la misma cosa. Una especie de reencarnación de los tiempos, en donde Nicolás seguirá siendo un segundón del patriarca campeador.

La realidad es que su mentor murió. La obra de Hugo Chávez es asunto del pasado. Ya la historia se encargará de juzgar sus éxitos y sus múltiples fracasos. Lo que deseamos ahora es conocer el pensamiento y las ideas de Nicolás Maduro. Un país no se construye desde el ayer, tampoco una gestión puede tener como parámetros hechos que viven en el más allá. La Venezuela del futuro requiere de un líder que tenga una gran formación profesional con arraigo en conceptos propios, teniendo que tomar importantes decisiones que coadyuven a fortalecer a la patria. No es imitando políticas fracasadas como vamos a salir de abajo, el nuevo presidente debe ser un gerente auténtico con el coraje suficiente para lograr el concurso de todos. Elegir un hombre que remeda hasta en la chaqueta a Hugo Chávez, es tan peligroso como creer que los muertos nos gobiernan ahora.


Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
twitter @alecambero
EL UNIVERSAL
miércoles 20 de marzo de 2013