“La escasez en Venezuela es similar
a la de un país en guerra…”
■ En los barrios se acabó el fiao.
■ Problemas en la distribución y los controles de precios explican el faltante en los anaqueles.
■ Roberto Rigobón, profesor del MIT, dijo que la disponibilidad de bienes de la cesta básica en Caracas es de 17%.
■ La clientela no paga, y como los supermercados las bodegas de las zonas populares de Caracas se ven afectadas por la escasez y la inseguridad.
■ “Los controles indefinidos en el tiempo y sin revisión traen problemas”, afirmó el presidente de la Cámara de Comercio. Las tiendas ya no fían a sus clientes de confianza.
Los alimentos y productos de aseo personal y limpieza del hogar son más costosos en los barrios y zonas populares de Caracas. Los pequeños comerciantes, en su mayoría informales, que tienen tiendas en las salas de sus casas o debajo de las escaleras y hasta improvisados en sótanos con apenas una ventana para despachar, señalan que les cuesta más llenar las pequeñas despensas y anaqueles porque también les ha afectado la escasez de productos básicos.
“Nadie nos despacha directamente, así que nos vemos obligados a comprar abajo, en el mercado mayorista los productos. Muchos alimentos aunque están regulados, nos cuesta conseguirlos a precios bajos y no hay forma de venderlos más barato en los barrios”, relata José Guerra, bodeguero y panadero en el barrio Isaías Medina Angarita, sector Las Torres, parte alta de Catia.
Para trasladar la mercancía desde el centro de Catia o desde mercado de Quinta Crespo y distribuidores en la zona central de Caracas hasta el barrio paga entre 150 y 400 bolívares por viaje, dependiendo de la cantidad de productos. Recuerda que el año pasado le despachaban directamente la harina panadera hasta el local, pero desde hace 2 meses ha tenido que bajar a comprar el bulto de harina de 45 kilos, por el que paga entre 500 y 600 bolívares a intermediarios que lo venden más caro, además del costo del transporte. “No se puede vender la canilla al precio regulado. Sólo hacemos pan campesino a 5 bolívares”.
Afirma que muchos alimentos básicos tampoco se encuentran en los barrios. “Traer productos regulados es muy difícil. Tenemos que pagar por un saco de azúcar de 50 kilos hasta 550 bolívares a los mayoristas de abajo en la ciudad. El azúcar está regulado en 6,11 bolívares, pero nos sale en 11 bolívares para venderla en 12. Entonces mejor ni vender ese producto para evitar problemas con la gente”, dice.
Considera que la situación económica está difícil para todos, pero desde hace muchos años que en los barrios se acabó el llamado “fiao”, o venta a crédito, incluso a clientes tradicionales. “Aquí ya nadie fia ni deja a crédito nada”.
Ventas detalladas:
Miguel Sánchez es otro bodeguero del barrio Isaías Medina Angarita, pero en el sector La Casilla. Cuenta que la gente compra lo poco que necesita para completar la comida del día. “Normalmente no hacen un mercado completo, pero vienen a comprar que si 20 o 30 bolivares de carne o 10 bolivares de tomate. Así todo de a poquito”, señala mientras despacha.
También refiere que ya no se fia a nadie un mercado grande, pero sí le quedan debiendo un bolívar o dos que muchos consumidores se lo pagan en la próxima compra. Sánchez sostiene que el abastecimiento es incompleto porque no consigue en los mayoristas todos los productos y cuando hay harina, azúcar, leche y otros alimentos regulados, tiene que comprar otros artículos para que le vendan por lo menos un bulto al precio controlado.
“A casi todos los productos regulados les pongo entre 2 y 5 bolivares más para poderlos vender, porque nadie nos despacha aquí en el barrio. Tenemos que bajar, pagar más caro a los distribuidores y costear el transporte que sale en mas de 250 bolívares”.
La lista de precios en su bodega es la siguiente: Harina de maíz en 8 bolivares, el kilo de queso en 120 bolivares, la boloña en 80, el kilo de carne de res en 80 y el kilo de pollo en 30 bolivares.
Sobre los artículos de cuidado personal e higiene señala que vende un rollo de papel higiénico en 6, un sobre de champú en 3 bolívares, un jabón de baño en 10 bolívares y un jabón azul en panela en 8 bolívares. También expende detallado el pañal en 5 bolívares y una toalla sanitaria en 3 bolívares y la medicina al detal como una pastilla de analgésico en 0,50 bolívares, un sobre de Teragrip en 10 bolivares.
Inseguridad y escasez:
En otro barrio de Caracas, en Los Mangos, parte alta de La Vega, la situación no es muy distinta. “No se consigue nada, antes iba a los mayoristas de Quinta Crespo a comprar por bultos la comida para abastecer la bodeguita, pero ahora tengo que comprar de a poco en varios supermercados: harina de maíz, azúcar, leche y aceite para traerlos al barrio”, señala Arelis Duque, propietaria de una pequeña tienda que tiene desde hace 14 años y que es su único sustento.
Indica que además de pagar por el transporte para traer la provisión para la despensa de la bodega, contrata a personas para que compren en los supermercados porque no se permite la venta al por mayor sino racionada. “Los precios los pongo entre 3 y 5 bolívares más para poder mantener la bodega”, justifica.
Un kilo de harina de maíz cuesta en las bodegas de la parte alta de La Vega 10 bolívares, el litro de aceite de maíz 20 bolívares, el kilo de azúcar 15 bolívares, el rollo de papel higiénico 6 bolívares y el paquete de 4 rollos 22 bolívares. El kilo de arroz 10 bolívares y el kilo de pasta 12.
“La caja de 360 huevos me la vendieron en 600 bolívares y cada huevo lo estamos vendiendo al detal en 2 bolívares, aunque ya hay otras bodegas que lo tienen en 3 bolívares. La gente se enoja por los precios, pero no entienden que todo esta más caro”.
Duque agrega que no se consigue queso blanco duro barato, el último que compró le costó 70 bolívares y vende el kilo en 80 para ganarle algo. Lo único que le despachan directamente son los jugos pasteurizados, algo de leche pasteurizada cuando hay, agua mineral en 20 bolívares el botellón y refrescos que los compra en una licorería.
Refiere que tenia una lista de clientes a los que les dejaba a crédito algunos productos, pero desde hace un año lo eliminó. “No se gana nada en esta bodega y si uno va a fiar, pues la situación se pone peor”.
Sostiene que por prudencia y para evitar problemas trabaja hasta las 7:00 de la noche y a veces hasta las 8:00. “Cuando uno ve que hay balaceras y problemas cierra, es mejor estar encerrado en la casa”.
Las cifras:
80 y hasta 100 bolívares cuesta un kilo de carne para bistec en los barrios de Caracas. El pote de leche en polvo se consigue en 40 bolívares y el kilo de pollo entre 31 y 35 bolívares250 y hasta 400 bolívares pagan los bodegueros de la parte alta de Catia por transporte para llevar la mercancía desde los distribuidores y mayoristas hasta el barrio.
Escasez similar a país en guerra:
Después de evaluar 182 países, Venezuela se situó en términos de escasez en la misma posición de un país en guerra o de los que han padecido una catástrofe natural, según un estudio realizado para las Naciones Unidas, citó Roberto Rigobón, profesor del MIT, Massachusetts Institute of Technology.
En el foro Perspectivas 2013, organizado por el IESA, Instituto de Estudios Superiores de Administración, el docente señaló que en Caracas sólo se encuentra 17% de los productos de la cesta básica de alimentos.
Agregó que las causas de la escasez aluden a problemas en la distribución y a los controles de precios que impone el Gobierno para reducir las ganancias de las empresas, pero el Ejecutivo tendría que considerar también que tiene una incidencia en el bienestar de la población.
Rigobón aseguró que fuera de las fronteras se percibe que los fantasmas de la prosperidad populista están afectando la economía venezolana. “Cuando los populistas mueren en el poder se crea una sensación de prosperidad que hace que el país sea ingobernable”.
Afirmó que parte de la inestabilidad que padece el país es porque no hay disciplina fiscal ni monetaria. Con respecto a la economía mundial dijo que se proyecta una alta recuperación este año.
Subsidio costoso. Pedro Luis Rodriguez, profesor del IESA y otro de los ponentes, recordó que el último aumento en el precio de la gasolina fue en el segundo gobierno de Rafael Caldera, en 1996, y que el subsidio al combustible fue de 16 millardos de dólares en 2012, lo que supone 550 dólares por venezolano al año. “Gastamos más en el subsidio a la gasolina que en salud o educación”.
A Pdvsa le cuesta 15 centavos producir 1 litro de gasolina y lo vende a 1,5 centavos por litro. Precisó que se debería aumentar en 900% el precio de venta para que la empresa cubra apenas los costos de producción. Indicó que anualmente se pierden 5,8 millardos de dólares, y destacó que cualquier incremento en el precio ayudaría significativamente a Pdvsa a mejorar su flujo de caja.
Faltan medidas:
El economista José Manuel Puente se refirió al ajuste cambiario y su impacto en los diferentes sectores productivos. Explicó que la devaluación pudo haber generado tres o cuatro puntos del PIB, pero es insuficiente para incentivar la producción nacional y reducir la brecha fiscal.
“La devaluación era inevitable. Ahora hacen falta medidas complementarias”, dijo Puente, y agregó: A finales de año podríamos ver nuevas medidas económicas”.
Señaló que el BCV presentó cifras que muestran que la economía creció 5,6% y que el sector financiero ha sido el más favorecido con un crecimiento de 33,5%, seguido de 16,6% en la construcción, impulsado por la Misión Vivienda, 9,1% comercio y 1,8% en manufactura.
El también profesor recordó que en el país prevalece la economía de importación y poco se produce. “Es mejor negocio ser comercializador que productor de algo”, afirmó.
Apuntó que las importaciones en 2012 fueron las más altas de la historia, 59,3 millardos de dólares, un nivel insostenible. Espera que este año se reduzca entre 10% y 15%. Mientras 96% de las exportaciones totales del país en 2012 fueron petroleras.
El sector comunicaciones, en particular las telecomunicaciones, repuntaron 11,5% en los últimos 13 años, afirmó.
Puente mencionó que los sectores comercio, automotor, salud y alimentos se verán severamente afectados por la devaluación y la desaparición del Sitme.
“Con el aumento del valor del dólar a 6,3 bolívares el Gobierno se debate entre reajustar los precios de los productos congelados, con lo cual aumentaría la inflación, o mantener el mismo precio, aunque estos impliquen escasez o desaparición de los rubros regulados”, expuso.
El economista destacó que los venezolanos tienen que entender que la disciplina económica es fundamental para generar bienestar.
Añadió que el BCV ha transferido recursos al Fonden y se ha quedado sin mecanismos para actuar.
El académico advirtió que sin una política fiscal expansiva y un mecanismo alternativo a Sitme para que fluyan las divisas, la economía tendrá recesión y alta inflación.
Señaló que los especialistas proyectan que la economía venezolana podría crecer entre 0% y 2%, la inflación entre 28% y 30% y el Gobierno mantener una política fiscal expansiva ante un posible evento electoral.
Plan Siembra no alcanzó las metas:
Pedro Luis Rodríguez, experto en petróleo, recordó que el Plan Siembra 2005-2012 no logró la meta de aumento de producción, refinación y exportación que se planteó el Gobierno. De los 3,22 millones de barriles que se producían en 2005, la capacidad de refinación disminuyó 45% y las exportaciones descendieron 7,5% con respecto a ese año, en particular después de la explosión en la refinería de Amuay.
Destacó que el índice de producción de los países petroleros ha aumentado, de manera excepcional en el caso de Brasil, pero no ocurre así en Venezuela que se redujo 8%.
Rodríguez explicó que el Plan Siembra 2013 proyecta aumentar en 95% la producción, refinación y exportación, lo que supone un incremento de 400.000 barriles diarios. Para alcanzar las metas se requiere una inversión de 20 millardos de dólares en 6 años, pero Pdvsa no cuenta con los recursos.
Destacó que es indispensable la participación de empresas privadas para impulsar el desarrollo. Para este año Rodríguez prevé una mayor coerción en el sector petrolero, más pragmatismo en la toma de decisiones y más flexibilidad para establecer alianzas con socios privados. Considera además que se postergarán las inversiones cuantiosas.
Por: KATIUSKA HERNÁNDEZ
Dulce María Rodríguez
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Domingo, 16 de marzo de 2013