Chávez no estaba preparado
para morir. Quería vivir..
■ El presidente dijo, “No quiero irme de este mundo sin culminar mi obra redentora” dijo a un General de su confianza.
Él sabía que estaba enfermo y que la enfermedad era en serio. El propio Fidel Castro lo advirtió del mal. Era uno de los que tenía acceso a los informes médicos.
Cuando regresó a Caracas ya no tenía retorno, tenía el mal muy disperso.
El médico Jorge Curvelo, de Boston, con familiares en el equipo que lo atendía, dijo que ese día Chávez debía someterse a una nueva intervención. El Presidente prefirió aplazarla unos días más para estar en Venezuela, ante la ola de rumores.
Antes de irse para no volver, comenzó a llamar a viejos amigos de quienes se había distanciado. Civiles y militares. Intentó comunicarse hasta con quien fue su compañero del 4F y muchos aseguran que lo hizo.
Urdaneta Hernández, retirado en un campo. Fue uno de los últimos en rendirse. Fue necesario aquel “por ahora” del golpe para que este comandante “tropero” entregara las armas en Valencia. Ya lo habían hecho Arias Cárdenas y Acosta Chirinos.
Trató de conversar con Luis Miquilena. El intermediario fue J.V. Rangel. Habló con Tobías Carrero, amigo de la infancia. Estudiaron en el mismo Colegio.
En una entrevista con Carlos Croes para “El Universal” Chávez contó de su amistad de adolescente con Carrero.
-Tobías tenía un viejo multígrafo donde reproducía nuestros mensajes. Éramos idealistas. Pero eso no impedía que el hoy exitoso empresario, les cobrara 25 céntimos por cada copia.
En la entrevista cuando Carlos Croes le pregunta si aquella noche de los tanques en época de Lusinchi, cuando el mayor Soler se presentó en el despacho del ministro del Interior y encargado de la Presidencia Simón Alberto Consalvi, tenía conexión con el 4F, Chávez lo negó.
-No vale, ese día yo estaba jugando softball justo con Tobías Carrero detrás de Miraflores.
-Es más. Carrero cometía muchos errores y pelaba hasta un flaicito a pitcher, bromeó.
Chávez entró a la Academia. Volvió a encontrarse con Carrero tras ser indultado. El empresario celebró el encuentro con el viejo amigo. Fue en la oficina de Carrero en La Castellana donde Chávez recibió los resultados electorales. Allí concedió la primera entrevista a Carlos Croes y J.V. Rangel.
Ese día Chávez estuvo acompañado de su jefe de campaña. Luis Miquilena, entre otros. Ya en Miraflores, Chávez invitó a empresarios. Una luna de miel que duró poco. Chávez giro 180 grados en su política radical de expropiaciones y ataques al sector empresarial. Ahora eran oligarquía para sus propuestas “socialistas”.
Las intrigas terminaron distanciando a Chávez de sus amigos de infancia, incluido Carrero. Después vino la ruptura con Miquilena.
-Eran mis amigos, pero ellos escogieron otro camino- fue la respuesta del Presidente al periodista Croes que lo entrevistó en la víspera de las elecciones frente a la candidatura de Rosales.
Para sorpresa de Carrero, Chávez apareció en el teléfono antes de regresar por última vez a Cuba.
-¿Qué hubo Tobías? Es el Presidente.
-Mira, ¿ya te pagaron la finca?
Un tanto asombrado, Carrero prefirió cambiar el tema. Chávez se refería al Hato Caroní que le había expropiado su viejo condiscípulo.
En ese Hato, Chávez había nombrado parte de su primer Gabinete, incluido José Vicente Rangel como Canciller y Luis Miquilena como Ministro del Interior.
Carrero obvió el tema.
-Lo importante ahora es que usted supere su enfermedad Presidente, le respondió.
Era una premonición. Un día después Chávez se vio a paso lento sobre las escalerillas del avión que lo trasladó a La Habana.
Su Jefe de Guardia de Honor dijo que vio morir a su comandante. Fue un infarto fulminante lo que sobrevino.
Entre labios me decía. “No me quiero morir”. “No me dejen morir”.
El Presidente perdió su último acto de rebeldía. La muerte lo rindió.
Dejó el mito Chávez y las páginas de historia abiertas al debate. Una militancia, su pueblo chavista que no acepta su desaparición. Deja también enemigos irreconciliables a quienes atacó con dureza.
La política es así. Los líderes como Chávez avivan pasiones. En Twitter e Internet han sido inclementes.
El General Carratú Molina escribió: “Yo soy católico y solo acepto como Libertador a Simón Bolívar”.
Gente de meritocracia petrolera y familiares de comisarios dejaron un mensaje: “El nunca tuvo piedad con nosotros”.
Capriles declaró: “He transmitido el pésame a los familiares. Quise ir a los actos. Hicimos contacto con ellos”. Una respuesta: “Es mejor que no venga”.
Logró dos cosas. Dividió la sociedad y penetró todos los estratos de esa sociedad. Lo vimos en las manifestaciones También hizo sentir a los pobres su protagonismo.
El Mundo habla hoy de un hombre llamado Hugo Chávez. Un reto para quienes asumen el legado.
Los pueblos se crean expectativas. Pero facturan las frustraciones.
La pregunta: ¿Es gobernable el futuro sin Chávez? Maduro ha jurado que Chávez está ahí.
En el Chavismo hay grupos radicales. Los hay también en la oposición. Uno de los méritos del fallecido Presidente fue saber neutralizar la irracionalidad de esos sectores.
¿Hay otro líder que pueda? El tiempo lo dirá.
También es innegable el empeño de Chávez en favor de los humildes y la proyección de su mensaje. Los vimos en ese interminable desfile y actos de multitud para venerar al líder desaparecido.
En este momento de objetividad, hay que decir que el gobierno de hoy tendrá que vérselas con problemas políticos y económicos. Hay un desgano en la inversión. Una actividad industrial deprimida. La escasez es secuela de esa depresión.
Tras la muerte del Presidente aparece el debate de los informes oficiales. El viernes pude hablar con un personaje de la FAB que estuvo muy cerca del paciente.
La verdad es que antes de regresar ya el jefe del Estado había perdido la voz.
Capriles desató la rabia de Maduro, con la denuncia de que llamó las “mentiras sobre la enfermedad”.
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Por: Luis J. Hernández
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Viernes 15 DE MARZO DE 2013