26.7 C
Caracas
Thursday, November 21, 2024
HomeMundo & America LatinaPEDRO CORZO: La herencia de Hugo Chávez

PEDRO CORZO: La herencia de Hugo Chávez



Hugo Chavez muere el mismo dia que Josef Stalin

El presidente Hugo Chávez murió
el mismo día que José Stalin…

 

Coincidencia que vale la pena evocar, porque ambos gobernantes promovían el socialismo, aunque en versiones diferentes.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez murió un 5 de marzo, el mismo día en el que se cumplen 60 años del fallecimiento de Josef Stalin, máximo líder comunista de la extinta Unión Soviética.

Chávez gozaba de gran simpatía entre los venezolanos pobres. Esto es algo muy común en los presidentes populistas. A la gente más humilde les encantan los programas gratuitos de los gobiernos: medicina y educación sin costo alguno, bonos de alimentos, etc. Es muy fácil engañarles con falsas promesas y migajas debido a su bajo nivel cultural e ignorancia.

El mandatario venezolano pretendió imponer el Socialismo del Siglo XXI, una versión menos cruenta en bienes, derechos y vidas que el socialismo real que implantó su par soviético, pero fundamentada igualmente en el despotismo y el abuso de poder, como denunciaron en múltiples ocasiones instituciones defensoras de los derechos humanos, entre ellas la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, de la que retiró su país por las constantes críticas a su administración.

Evidentemente su muerte genera numerosas expectativas para Venezuela y el resto del continente americano. Su modelo autocrático trascendió las fronteras, no por su capacidad de liderazgo, sino por las grandes riquezas de esa nación que le permitieron invertir en un proyecto político que sin dudas cosechó grandes éxitos.

Chávez no produjo el encantamiento mágico de Fidel Castro, ni llegó al poder con la aureola de Mesías de su maestro. Tampoco contó con las habilidades políticas del dictador cubano, pero poseía un excelente olfato político, un aguzado sentido de la oportunidad y mucho dinero, como se ha señalado.

Tuvo a su favor que un sector de la clase política y empresarial venezolana, al igual que la cubana en su momento, tenía vocación suicida y apoyó a un caudillo que paulatinamente le conculcaba los espacios en los que desarrollaban sus actividades.

Su fórmula para acercarse al poder absoluto fue novedosa. No destruyó las instituciones del estado, las transformó a su medida, impulsando una constitución originaria que le abría un mundo de posibilidades para avanzar al establecimiento de una dictadura institucional.

Legitimó el despotismo político por medio de una eficiente maquinaria electoral. Una fórmula novedosa en un continente en el que los caudillos habían impuesto su voluntad a sangre y fuego, aunque eso no significó que cuando las circunstancias lo demandaron no recurriera a la violencia extrema para controlar a los descontentos.

Chávez nunca mostró respeto a las normas democráticas. En su opinión un adversario o rival político era un enemigo que debía ser en el mejor de los casos desacreditado. Practicó el fusilamiento moral, recurrió a la ilegalidad para encarcelar a los que se oponían a su mandato. Obligó al exilio a miles de personas que solo defendían la democracia.

Limitó la libertad de expresión. Promovió la autocensura. Eliminó los medios de información que le adversaban con grandes multas o cancelando las concesiones gubernamentales. Los periodistas fueron atacados por su nombre y gustaba ridiculizar al comunicador que le hiciera una pregunta incómoda.

La propiedad privada nunca fue un serio obstáculo para su proyecto de dominación, siempre y cuando el capitalista fuera afín a su proyecto, de ahí que en Venezuela surgiera una generación de nuevos ricos que popularmente fueron identificados como los boliburgueses.

Chávez estableció una dictadura institucional. Ajustó la legalidad a la conveniencia del proyecto que patrocinó, lo que le permitió limitar las libertades ciudadanas en un marco constitucional que hacía difícil la reivindicación de los derechos perdidos.

Concentró los poderes públicos en su persona. Decidía legislaciones que restaban a su voluntad el poder de los funcionarios electos. Reorganizaba las circunscripciones electorales a su conveniencia e incurrió en gastos que han dañado profundamente la economía venezolana.

La corrupción se expandió y profundizó con el subterfugio de gastos públicos en el sector social como fueron los programas de Barrio Adentro, que no resolvían los problemas socioeconómicos del país porque no generaban riqueza, sino más dependencia ciudadana del gobierno. Las empresas públicas han sido devastadas, en particular PDVSA, la principal industria del país.

Politizó las Fuerzas Armadas:

Los gastos en armamentos se incrementaron mientras la infraestructura del país se destruía. Los grandes ingresos petroleros fueron despilfarrados en una diplomacia petrolera que le permitió arrendar una clientela política que estaba a su favor en los foros internacionales.

El gran triunfo de Chávez radicó en el uso discrecional de los petrodólares. Tuvo más éxitos que Castro en el común propósito de destruir las sociedades democráticas de América Latina. Inventó el despotismo electoral. Fue gestor del CELAC, el Alba y UNASUR, todos instrumentos de control político.

Su herencia son regímenes como el de Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega, pero su principal aporte fue el haber mantenido por años la fracasada dictadura de los hermanos Castro. Algunos analistas afirman que aportó al totalitarismo cubano más riquezas que la extinta Unión Soviética.

No olvidemos que Chávez apoyo a las guerrillas terroristas de las FARC y hasta demandó el reconocimiento de su beligerancia. Fue un excelente aliado de Muammar Gaddafi y de Mahmud Ahmadineyad. Un admirador de Ernesto “Che” Guevara, que se declaraba hijo de Fidel Castro.

Iósif Vissariónovich Stalin:

Fue Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética desde mayo de 1941 hasta el 5 de marzo de 1953.

Posteriormente, estuvo entre los bolcheviques que impulsaron la Revolución de Octubre en Rusia en 1917 y más tarde ocupó la posición de Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1922 hasta que el cargo fue formalmente suprimido en 1952, poco antes de su muerte.

Algunos le atribuyen la victoria ante Alemania en la Segunda Guerra Mundial y la transformación del país en una potencia nuclear, mientras que sus detractores condenan su cruenta y prolongada represión.

Sin embargo, más allá de lograr un proyecto marxista, muchos lo recuerdan como un dictador, debido a la represión y las miles de muertes que se registraron bajo sus años de militancia, principalmente de ucranianos.
A Stalin también se le atribuye ordenar la muerte de León Trotski, revolucionario ruso de origen judío y uno de los organizadores de la mencionada revolución bolchevique.

Stalin, murió de un derrame cerebral; tenía 74 años.

Aunque Chávez no hacía mucha referencia al antiguo estado federal y a las luchas internas entre bandos, en el 2007, en medio de la inaguración del Centro Cultural Latinoamericano Simón Bolívar en la capital rusa dijo añorar la Unión Soviética. “La Unión Soviética muy lamentablemente cayó. Pero no desapareció Rusia. Hoy hay un renacimiento en Rusia”, dijo el fenecido presidente en ese entonces.

En su discurso enfatizó la figura del libertador venezolano Simón Bolívar cuando indicó: “A (Simón) Bolívar pretendieron sepultarlo, como a Lenin, a Marx. No hay tierra que pueda taparlos”.

Chávez, quien murió tras perder la batalla contra el cáncer, se mostró partidario del proyecto social bolivariano que inició en el 1982, a través del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 que luego se convirtió en Movimiento Quinta República.

Catalogado por sus opositores como dictador y por los seguidores de su proyecto socialista como un dirigente comprometido con las clases menos privilegiadas, Chávez deja opiniones encontradas en el mundo entero.

*Pedro Corzo, Periodista de Radio Martí.


Por: PEDRO CORZO
Politica | Opinión
El Nuevo Herald