El PSUV una comparsa donde se
complotan corruptos y villanos
■ Los Carnavales de Río palidecieron tristemente frente a la variedad de los disfraces originales, simpáticos, ocurrentes e inventivos de los venezolanos en estos jolgorios.
Tuve la oportunidad de asistir a varios bailes populares donde comprobé sin lugar a dudas el ingenio criollo. Vi a un gordito vestido de militar, trajeado a lo marcoperezjimenez style en un acto oficial, creo que era la celebración de una payasada histórica, una especie de golpe de Estado, por allá, en 1992, que fracasó rotundamente, todos fueron a parar con sus huesos a los calabozos y aun así celebran y requetecelebran el triunfo histórico. Si esto no es una comedia, una chocarrería histérica, un acto de arlequines y bufones, entonces ¿qué es? En otro aquelarre, una especie de monje, con cara espabilada, ojos saltones, barba incipiente y lentes con lágrimas incorporadas, acompañado por el hombre de los gallineros verticales y creador del kino electoral, anunció la creación del “Organismo superior, absoluto, infalible y mundial para la defensa cívico-militar de los dólares del pueblo aguerrido de bolívar”. Y resulta que la vaina era exactamente al revés, el monje económico estaba anunciando era una devaluación del bolívar. Si el hombre de marras no estaba disfrazado de economista eficiente entonces vuelvo a preguntar: ¿de qué estaba disfrazado? Lueguito, una especie de diputado brincón, que llegó incluso a ser candidato a gobernador del estado Sucre, en un acto de triple salto mortal con piquete billetérico anunció que él se pasaba con maleta, mujer y muchachos para la filas del Gobierno, en virtud de que en los últimos días había descubierto las bondades, amabilidades, cariños, carteras, chequeras y brazos abiertos de quienes hasta ayercito le tenían montado una olla podrida para fusilarlo moralmente como pretende Pedro Carreño y sus adláteres hacer con Richard Mardo y otros negriamarillos.
Un cierto Villegitas, que se había ganado el respeto de sus colegas periodistas, convirtiose en un tris en verdadero fantoche, mimo de cabecera, títere de plaza pública, pues cada cierto tiempo aparece con cara circunspecta, a lo Marcel Marceau: Señores y señoras, el Presidente hoy echó un chiste. Señores y señoras, el Presidente hoy abrió un ojo. Señores y señoras, el Presidente hoy se puso una media. Señores y señoras, el Presidente hoy se peinó una ceja. En todas sus apariciones termina diciendo.
“De esta manera se evidencia su milagrosa y sorpresiva recuperación”. En uno de los últimos bonches al que asistí estaba una cierta presidenta muy sobrevenida ella, dictando cátedra mundial de derecho con frases carnavalescas como: “No estaba muerto, estaba de parranda”. “Los informes médicos de los tres chiflados son de absoluta confiabilidad”. “Si ustedes no lo ven, ni lo oyen ni lo leen, es porque se está cuidando mucho como debe hacer un presidente serio”.
Pero nada tan sorprendente como oír al aspirante perpetuo a la Alcaldía de Sucre del estado Miranda abrir los brazos, mirar tiernamente al presidente de la Gallera Nacional y, con voz amorosa (con la misma con que les hablaba a José Vicente, luego a Capriles, luego a Barbosa) y disfrazado de negrita, gritarle a viva voz: “Eres un hombre gallardo y varonil”. “Eres lo máximo”. “Dios te cuide”.
Si este no es un país verdaderamente carnavalesco. Si no es el PSUV una comparsa donde se complotan corruptos y villanos para engañar y engatusar a las grandes mayorías. Si este no es un país donde ministros y gobernadores andan permanentemente disfrazados de gente buena, de gente honesta, de gente sencilla…
Entonces seremos todos personajes de una de las novelas de Saramago, Ensayo sobre la ceguera.
Por: EDUARDO SEMTEI
@ssemtei
POLÍTICA | OPINIÓN
EL NACIONAL
LUNES 18 DE FEBRERO DE 2013