El punto P es una práctica poco
conocida, pero muy exitosa..
■ La estimulación de la próstata genera satisfacción placentera, que no pocas veces desata orgasmos intensos y eyaculaciones.
Un macho alfa como Luis sería incapaz de admitirlo, incluso en la intimidad. Pero cuando, en los juegos preliminares del sexo, Julie le introduce el índice por el ano y le masajea la zona del perineo, este próspero corredor de seguros, de años de edad y porte de atleta, prácticamente se corre y el gemido que alborota al vecindario no proviene de su pareja sino que es un grito inconfundible de orgasmo varonil.
Desde que en la década de los sesenta los sexólogos descubrieron el punto G, y lo vendieron como el timbre que al tocar abre todas las puertas del placer, más de un hombre se ha preguntado si no habrá un lugar similar para ellos.
“El llamado punto P equivale al punto G femenino, y se trata de una zona erógena donde el hombre alcanza su mayor estimulación”, indica Gerardo Giménez Ramírez, profesor de Sexología Médica y quien dicta en el país talleres educativos sobre tópicos sexuales, que no pocas veces tocan el límite de lo prohibido.
Para que nadie se extravíe, el sexólogo y psiquiatra ubica el Punto P en la parte inferior del recto, en el área que se halla en contacto con la glándula prostática. “Una zona rica en terminaciones nerviosas y muy sensible al tacto y cuya estimulación puede producir la eyaculación y el orgasmo masculinos”.
Giménez Ramírez añade que, de hecho, para sacarle una muestra de semen a quien sufre anaeyaculación (eyaculacion retardada) suele introducirle una probeta eléctrica en el recto y excitar los nervios que irrigan esa zona.
La próstata, otros usos. Para los hombres mayores de 40 años, la próstata es una suerte de vecino delicado con el que hay que convivir en estrecha armonía, llevándolo a pasear una vez año al urólogo. Ese órgano glandular, del tamaño de una nuez, situado debajo de la vejiga y delante del recto, ejerce una función importante: produce y segrega el líquido por el cual salen los espermatozoides.
Desde luego, si no le resulta fácil a un hombre, crecido en la cultura heterosexual y a veces homofóbica, dejar que el urólogo le introduzca el dedo en el ano para verificar el estado de salud de la próstata, ¿qué se va a decir de esta práctica para alcanzar placer? “Cuando se lo hice por primera vez, Luis me miró con cara de niño extraviado”, dice Julie, consciente de que la mayoría de los hombres entra en pánico cuando su pareja lo excita por esa zona, que algunos asocian a la homosexualidad. Pero todo es cuestión de tener la mente abierta y disfrutar del mejor orgasmo de la vida, según los que se han atrevido a incluir esta práctica en su relación de pareja.
Es que la estimulación de la próstata genera una satisfacción muy placentera, que provoca eyaculaciones rápidas y fuertes. Se logra presionando o masajeando la zona del perineo (la que va del ano a los testículos). Es rica en terminaciones nerviosas, que la hacen muy sensible y erógena.
No obstante, la presión ejercida no debe ser muy fuerte porque, en ese caso, en lugar de placer, produce molestia.
Se dice que también provoca una sensación orgásmica más global, pues no sólo afecta el área genital, sino todo el cuerpo. “Hay quien asegura que son orgasmos más poderosos, más fuertes que los normales.
Otra característica es que no va acompañado de eyaculación, aunque a veces sí ocurre”.
Aunque se trata de una práctica aceptable, pero poco conocida, los especialistas aconsejan hablarlo primero con la pareja.
Por: ELIZABETH ARAUJO
SEXO SIN TABÚ
Salud | Sexo
EL NACIONAL
Miércoles 05 de Diciembre de 2012