“No regalemos nuestro
voto a la barbarie..”
■ Necesitamos que los gobernadores demócratas sean reelegidos y conquistar nuevos espacios…
El desencanto de los más de 6 millones y medio de electores que votamos por Capriles el 7-O está comenzando, gracias a Dios, a debilitarse. La tristeza masiva no partió tanto de la derrota “sospechosa” que cantó precipitadamente el CNE cuando aún había electores votando, sino de la resistencia de nuestros dirigentes a explicarnos la verdad de lo ocurrido. Predominó la creencia -y aún persiste- de que denunciar los graves delitos descritos por nuestros testigos como el de que fueron sacados de los centros de votación a punta de fusil por efectivos del Plan República devenidos en el partido armado de Chávez, causaría miedo y abstención. Hazaña similar fue protagonizada por motorizados rojos, armados con pistolas, bajo la mirada complaciente de los militares encargados de mantener la institucionalidad. En el mismo orden se inscribe el edulcorado vocablo de “triquiñuelas” para calificar el grave delito de la votación “asistida”, mientras que miles de electores eran llevados a centros abiertos ese mismo día por el CNE (como el de la Cancillería) y sin testigos de la contraparte.
Queda claro que Capriles no se enfrentó a un Chávez enfermo y desgastado, sino a todos los recursos humanos y materiales del Estado venezolano utilizados inescrupulosamente, en los que se incluye al CNE y la FAN. El organismo electoral está violando sus propias normas para beneficiar con las migraciones a los candidatos tardíos del chavismo a varias gobernaciones. Lo del ministro de la Defensa constituye prueba flagrante de la ruptura institucional: un minuto más tarde de su imprevisto retiro ya vestía camisa roja, y dos minutos más tarde el CNE modificaba el tarjetón para incluir su efigie como candidato a la gobernación de Trujillo. La última aberración: el botón que entuba el voto
A estas alturas “ya nadie duda de que el CNE es una pieza clave del proyecto chavista”, como afirma con propiedad el colega Manuel Felipe Sierra. El CNE ha perdido todo recato al aprobar las migraciones rojas que Chávez le ha pedido, quien al tiempo da la lectura “que le da la gana” al texto constitucional ( p.e. con la mentira de que “las comunas” están en la Carta Magna). Porque el CNE es un poder al servicio de Chávez cambiaron también los centros electorales y migraron a electores para obtener más parlamentarios rojos con menos votos. Lo que está haciendo el CNE fue resumido sabiamente por el colega Elides Rojas: “La ley quedó para pasar coleto” (EU 31-10-12).
¿Como debemos comportarnos los electores y nuestros dirigentes, ante un CNE que burla nuestros derechos, instigando al mismo tiempo a la abstención? ¿Debemos “pasar agachados” (en palabras de Manuel Felipe) a sabiendas de que así se facilitan los planes autocráticos y se alimenta la apatía en los votantes, o llamar a las cosas por su nombre, denunciar los abusos y no ocultar las graves irregularidades que el oficialismo impone ante el silencio opositor? Antonio Ledezma, nombrado por la MUD en la conducción del equipo de apoyo a los comandos regionales para las elecciones del 16-D, parece decidido a llamar al pan, pan y al vino, vino, tal como ha demostrado en varias declaraciones recientes: no ocultar la verdad, exigir nuestros derechos al CNE y votar el 16-D. Además de la persistencia de María Corina en denunciar las trampas del 7-O (que las hubo y muchas), ha sido Ledezma quien calificó la victoria chavista del 7-O de “sospechosa” y el primero que pidió explicación de lo ocurrido con nuestros testigos, no porque no se esforzasen en su labor, sino porque muchos de ellos fueron agredidos y sacados de los centros (“hay 664 mesas con 100% de los votos para Chávez”). El propio Leopoldo López confesó que “tuvimos testigos donde el CNE permitió” (EN 27-10-12), lo que significa que hubo lugares donde el CNE no los permitió).
Si usted, chavista u opositor, está pensando en usar la abstención como un arma de protesta por los abusos continuados del oficialismo y sus satélites (CNE y FAN) piense lo que nos espera en 2013. El regalo que Chávez tiene para sus electores y para quienes nos le opusimos, será el de despidos masivos (“gasto para salarios en presupuesto de 2013 será menor al ejecutado este año, al igual que el de las Misiones” EU 26-10-12) y las protestas populares serán aplastadas con los equipos antimotines que está comprando a Rusia con nueva deuda externa (EN 26-10-12). Ante panorama tan real todos (chavistas y opositores) necesitamos que los gobernadores demócratas sean reelegidos y conquistar tantos nuevos espacios como sea posible para que tengamos líderes que nos defiendan y se opongan a lo que viene. Y para eso hay que apartar la tristeza y VOTAR. NO regalemos nuestro voto a la barbarie.
Por: MARTA COLOMINA
Politica | Opinión
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EL UNIVERSAL
domingo 4 de noviembre de 2012