“Chávez pretende radicalizar,
su estafa revolucionaria..”
Entre los que pudieran llegar a ser millones de decepcionados, por la conducta política del ex candidato Capriles y su Comando de Campaña, sobre como manejaron la noche del 7 y días subsiguientes el mañoso resultado electoral dado por el CNE, chavista hasta los tequeteques, ha cundido hasta niveles masivos la desconfianza, que ha traído apareada la calamidad política de mostrarnos además un nerviosismo extremo, sobre como deberán manejarse los candidatos a la reelección de gobernadores, para evitar un desastre en las elecciones regionales, si se impusiera una abstención que arruine su permanencia en los cargos y por ende también el de los miles que están asociados al condumio de estos cuentadantes del régimen, como administradores de las migajas, cada vez mas menguadas que les envía Chávez desde el opresivo poder central.
Si dijeran que hubo fraude la gente no querrá votar el 16 D y en Abril, y si dicen que el CNE chavista fue impecable, como creen algunos como el inefable rector Díaz que se ha ganado su puesto de hombre de absoluta confianza del régimen, como garante de su ministerio de elecciones, entonces corren el riesgo que los arpías del gobierno se los lleven en los cachos, con su maquinaria de compra masiva de testigos, chantajes y otras “triquiñuelas” que ahora Capriles “descubre” solo en Miranda, sin percatarse (¿?) que iguales o peores desaguisados ocurrieron en todo el país, de forma obscena como puede demostrar ESDATA y eso significa que sencillamente esas elecciones NO FUERON LIMPIAS y que se presumen distintos grados de fraude, que si tuviéramos una dirección no enfeudada a sus intereses clientelares y de segundones del régimen, sencillamente abriéramos de inmediato un gran frente de lucha para imponer cambios profundos en el CNE y su sistema de votación.
Lamentablemente el “pensamiento único, sifrino y frívolo” no concibe dar simultáneamente la pelea por hacerse elegir y al propio tiempo imponer la lucha a fondo por la pureza, libertad y garantías del sufragio democrático.
A los señores que le gusta tanto estar en el poder, aunque sea en papel de segundones de este régimen de pacotilla, deberían entender que se impone exigir condiciones de transparencia electoral, porque lo que está en juego es que sencillamente el país no tenga ningún futuro y que a ellos los echen de sus cargos y para peor sin dolientes entre los electores ya cansados del embauque recurrente.
Rechazo de antemano cualquier acusación sobre que hacemos daño a las candidaturas de “oposición”, quienes alertamos sobre el sistema electoral ventajista y fraudulento, mas ahora cuando quedó demostrado que más de un charlatán de nuestra “cúpula dirigente” anduvo “cobeándonos” con las “mentiritas blancas” de siempre.
Estoy más que convencido que tuvimos los votos para ganar las presidenciales pero operó, como me temía, la infinita cobardía política a lo largo de todo el proceso, que forzaba a ese desteñido final, y aunque evite acusar sin pruebas firmes, más allá de la convicción, con la tesis de una gran componenda para seguir la cohabitación, opino que se entregó el resultado sin siquiera tomarse la molestia de oír a gente que podía demostrar la maquinaria del fraude en marcha y ahora siguen campantes y pedantes en su autosuficiencia de irreprochables deidades, quizá escogiendo sepultarse, con tal de seguir siendo garantía para el régimen y no para nosotros como electores indignados.
He dicho y lo sostengo que este régimen tiene su principal sostén de apoyo en la oposición sifrina y claudicante, que está ahora reforzada por los rosados, en peligro de extinción, que mantienen “lazos afectivos” con su comandante de apenas ayer.
No veo la hora en que los adecos y copeyanos del Táchira, y la dirección nacional de AD se decidan a volver por sus fueros históricos, para ayudar a resolver la pavorosa crisis de dirección, que en esta coyuntura, en que Chávez pretende “radicalizar” su estafa “revolucionaria”, debe concebir, creo, una alianza con sectores de la intelectualidad, ahora arrinconada por cultores de jingles, para levantar la voz al lado de la sociedad democrática, dejados al garete por los liderazgos sifrinos, cultores del marketing y del mensaje melifluo y “encompinchado” con este régimen.
Hay que y apoyarse en el movimiento obrero y popular casi insurrecto, para buscar una solución de fondo que nos permita salir del chantaje de estos calendarios electorales mañosos y casi inútiles, porque son apenas placebo, como droga del oportunismo de clientelas, con planes para el 2030, cuando es ahora que morimos de mengua democrática.
Si, estoy hablando de la democracia, de la vieja democracia, si, de la que otros se ufanan haber derrotado, porque nos proponen idolatrías de vedettes, según ellos de los tiempos perfectos de Dios.
Lo digo sin ambages, prefiero mil veces la vieja democracia, la de Rómulo Betancourt, a esta delincuencia de prevaricadores montada como régimen y Estado que nos lleva a la barbarie.
¿Sería acaso soñar si concebimos posible y necesario que Acción Democrática vuelva por sus fueros históricos, como el partido que fundó la democracia y deba ahora encabezar su reconstrucción?
Con la dirección sifrina de la oposición seguiremos derrotados. ¿No habrá llegado la hora para la vieja política que nos legó la democracia y nos la destrozaron tracaleros rojos, apoyándose en los “creativos” de la última etapa de decadencia del punto-fijismo, relevados por la juvenil complacencia de creer en la Disney política y en las maquinitas de Chávez, alimentada con migajas de las clientelas regionales y locales?
Todo esto está fundamentado en una simple constatación: La Disney-Política se agotó rapidito. Hay que volver a la casa desde el parque de la calesita electoral, porque los nenes se hicieron en los pañales, incluyendo los de repuesto.
No me gusta el sifrinaje queriendo derrotar con cuñitas y cancioncitas esta cosa que gobierna mediante fraude perfecto y que nos ha convertido en un país amargado por esta dictadura de energúmenos y tramposos rojitos, que se han hecho tan hábiles administrando mas de mil cien millones de millones de dólares que hasta han logrado comprarse una oposición a su medida.
Por: Alberto Franceschi
Politica | Opinión
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Martes 23 de Octubre, del 2012