Resultado del 7-O no define las
elecciones de gobernadores
■ Necesita quitarle a la oposición: Miranda, Zulia, Carabobo, Táchira y Nueva Esparta.
Nunca deja de impresionarme cómo muchos de mis amigos tienen una visión pendular de la política en Venezuela. Hace apenas unos días la mayoría estaba totalmente seguro que Chávez estaba destruido. Que no había duda que Capriles ganaría cómodo las presidenciales. Los datos de campo eran irrelevantes, era mejor privilegiar lo que “sentían” ellos mismos en la calle… obviamente en nuestra calle.
Pero una vez obtenidos los resultados y pasado lo que era “imposible que pasara”, el péndulo funcionó. Ahora la matriz de mis panas es homogénea: “no vamos a ganar nada en las próximas elecciones. Chávez es invencible y la revolcada va a ser memorable, de padre y señor nuestro”.
Es decir, apenas ayer Chávez era un muerto político y hoy es nada más y nada menos que un Terminator listo para aniquilar lo que se le pase por el frente.
Pongamos las cosas en perspectiva. Ni una ni otra cosa es verdad. Así como durante la campaña comenté que el argumento de que la oposición hubiera sacado la mitad de los votos en regionales y parlamentarias previas no era suficiente para explicar por sí solo un potencial empate en las elecciones presidenciales, tampoco es cierto que el reciente resultado electoral define de plano las elecciones de gobernadores. No son eventos equivalentes, no es Chávez el candidato en estas próximas elecciones, la potencia de sus candidatos regionales no es equivalente a la de él y, finalmente, en esas elecciones tiende a votar entre 10 y 15 puntos porcentuales menos de gente que en las presidenciales, es decir unas dos millones de personas menos, lo que podría cambiar radicalmente el juego.
No estoy tratando de minimizar el impacto positivo que sobre el chavismo tiene su reciente éxito electoral. Chávez tiende a fortalecerse y es probable que su popularidad aumente como consecuencia de ello en el corto plazo. Y por supuesto que el chavismo arranca más motivado y estimulado que la oposición en esta batalla. Pero esto no indica que el chavismo tiene que barrer todos los espacios, dejando a la oposición como la guayabera.
El resultado depende de muchas otras variables que se deben considerar. Una es que tradicionalmente las personas que votan en presidenciales y no en regionales han votado por Chávez en la primera, lo que indica que la mayor merma de abstención la lleva el Presidente, mejorando las posibilidades de la oposición en estos eventos. Lo segundo es que una parte importante de los votos por un Gobernador se producen por el candidato y no por el Presidente. En efecto, hay experiencias claras de voto cruzado, como en el estado Zulia, donde la gente ha votado varias veces por Chávez en presidenciales y por los candidatos opositores en regional y parlamentarias.
Claro que será una lucha difícil para la oposición, quien tendrá muchos más riesgos que el chavismo en esta elección. Pero para el favorito no será suficiente ganar la mayoría de las gobernaciones para celebrar. Eso es un hecho que da por descontado. Necesita además quitarle a la oposición sus símbolos claves: Miranda, Zulia, Carabobo, Táchira y Nueva Esparta. Necesita retirar del juego a los gobernadores disidentes de Lara y Monagas en una acción ejemplarizante contra quienes tengan tentaciones en el futuro de abandonar al Presidente y, finalmente, tiene que evitar que la oposición gane alguna Gobernación en la que los gobernantes chavistas han sido retirados por el propio Presidente, como es el caso de Anzoátegui y Aragua.
Si la oposición redefine entonces su objetivo y se concentra en evitar que el chavismo tenga ese valor añadido, sus posibilidades de celebrar símbolos el 16 de diciembre crece sustancialmente y de eso se tratará esta elección
Por: LUIS VICENTE LEÓN
luisvicenteleon@gmail.con
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EL UNIVERSAL
domingo 21 de octubre, 2012