¿Esta la oposición presa de su
autoengaño y negada a debatir?
Fíjese usted bien amigo lector, que el título da para varias lecturas. ¿Está loca como una cabra? ¿Está dispuesta a venderse al mejor postor? ¿Está participando en una subasta en la cual ofrecerá el máximo hasta hacerse con el objeto codiciado?, ¿en cual opción está pensando? Antes de seguir, les confieso que nunca pensé llegar a escribir durante tanto tiempo (este artículo es el de mi segundo aniversario). Escribo los domingos cuando la calma lo permite y a ustedes les llegó cada vez que Júpiter se atraviesa, pero no han sido pocas las veces que me he dicho, ¡bueno, este último y ya! pensando en entregar un último artículo, porque opinar en Venezuela no es tanto un ejercicio intelectual, como más bien un deporte extremo. No sólo por las amenazas de un bando, sino porque no son pocos los articulistas que fueron lapidados o cayeron en desgracia por decir lo mismo que los que ahora se desgarran las vestiduras con desfachatez gritando sobre ventajismo, pero que mandaban a callar y acusaban de chavistas a quienes hablaban de todo eso, cuando aún se podían cambiar las cosas.
Así que, no es que no provoque decir que estamos chiflados y más aún en una campaña entre un Chávez esgrimiendo que él tenía el mejor gobierno para los ricos y Capriles diciendo que él es de la izquierda radical de Lula, hasta la candidata María Bolívar llegó a parecerme políticamente coherente (vamos a ser honestos ¿a quién no le caían bien esos “1.000 dólares fuertes”?). De hecho reconozco que de no ser porque la captahuellas estaba allí tan pegada a mí y vigilante de todo paso que daba, la tentación posiblemente hubiera podido conmigo.
Una de las veces que casi desisto de ejercer el peligroso derecho a opinar, fue luego de terminar la lectura del libro Engañándonos: el autoengaño en la política (Triandis 2009) y de escribir uno de los artículos que pensé que sería en extremo polémico “Chávez cuenta con la oposición” (EU 9/07/11) pero me sorprendí cuando vi las reacciones, porque no hubo ninguna.
Después de varias conversaciones con distintos líderes de la oposición presos del autoengaño y negados a debatir, llegó mi domingo y no pude dejar de titular que el adversario contaba “con la oposición” y al que le sucedieron varios más tratando de forzar una discusión. Le siguió ¿La oposición al matadero? 01/09/11, porque me parecía increíble que luego de que Bill Gates aceptara que un adolescente vulnerara su seguridad o que el Pentágono admitiera que unos hackers le robaron las ultrasecretas cabezas nucleares miniaturizadas, la oposición era la única del planeta en defender la seguridad de los sistemas e ignorar el debate constitucional que se ha dado en los países democráticos: “un sistema electoral debe estar creado para poder ser auditado hasta por el más humilde de los ciudadanos”. Pero optaron por construirse ellos mismos una trampa jaula (política) en la que posteriormente cayeron todos. “¡Es la educación, estúpido! (23/02/12) fue un grito desesperado para que entendieran que en los barrios no se piensa como en las urbanizaciones, ni en los comandos de campaña. “La estupidez y las encuestas” (31/05/12) cuando vi a parte del liderazgo vendiendo la tesis suicida de que las encuestas son mentira. “A Chávez no lo quieren ni en su casa” (26/07/12) porque fue el momento de la mentira descarada y finalmente escribí “La rebelión del chavismo” (02/08/12) cuando escuché asombrada que el chavismo estaba “harto” nada menos que de su 15 y último.
Otro más explicando que había que desenmascarar los falsos apoyos que claramente habían sido plantados para la guerra sucia y varios alertándoles que había que cuidarse del aparato que terminó por destruirlos, culminaron ese último año de desencuentros en el que parte del liderazgo aludido se molestó conmigo y uno que otro hasta me borró del BlackBerry. Pero en descargo del resto que escuchó y que trató de hacer lo posible, les escribo hoy, profundamente conmovida por el llanto de millones de chamos abrumados por el silencio, por la falta de “garantes del proceso”, la ausencia total de liderazgo postelectoral y que sostienen que les mintieron.
Sabiendo lo que pasaría me dedique a subir el ánimo, por mi parte ya les hablé, pero entiendan que el liderazgo político como el matrimonio, se ejerce en las buenas y en las malas, no solo cuando se necesitan los votos. Estarían de remate si permiten que las preguntas de esos jóvenes se llenen con las respuestas propias de la desesperanza, más aun cuando todos vieron, cual reality show, cómo fue sobornada parte de la oposición y cómo otra parte estaba financiada nada menos que por los chavistas. No permitan que el vacío sea llenado por esas imágenes. Pónganse pilas, den la cara y empiecen a estimular a esos chamos y llenarlos de esperanza y optimismo porque piden debatir verdaderas alternativas políticas para Venezuela. No permitan que la oposición termine en un remate postelectoral.
Por: THAYS PEÑALVER
@thayspenalver
tpenalver@me.com
Politica | Opinión
EL UNIVERSAL
jueves 18 de octubre de 2012