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FREDDY LEPAGE: El culillo es libre



Aquí y ahora

 

Tal como va el proceso electoral, el 7 de octubre la ventaja de Capriles sobre Chávez será lo suficiente como para obtener una victoria cantada. Independientemente del desespero de los altos jerarcas del régimen, sean estos civiles o militares, no cabe duda de que la desazón y el desánimo se ven en sus rostros, muestras de lo que se está viviendo al interior del Psuv y en todos los estamentos del Estado controlados y manejados por el Presidente.

Ahora bien, cuando cunden el desespero y el culillo cualquier cosa puede pasar. Después de presenciar los lagrimeos de Chávez en Apure, la inseguridad, la desconfianza y la incertidumbre se han apoderado del chavismo. Esto los conduce a seguir cometiendo torpezas de guerra sucia y de amenazas de guerra civil y desestabilización del país, como el propio candidato a la reelección eterna lo ha señalado.

Pero, lo cierto del caso es que, a pesar de los pesares, las cartas están echadas, y se inclinan hacia lado de la democracia, o sea, de Henrique Capriles.

Como sabemos, Chávez está debilitado, no sólo políticamente, sino también por la grave enfermedad que lo aqueja. Esto, evidentemente, tiene un peso muy difícil de soportar, un lastre que, a escasos 16 días del 7-O, le impide adelantar una campaña normal. Para colmo de males, después de 14 años en el gobierno, las promesas se agotan y, entonces, es menester reciclarlas en una especie de sortilegio del absurdo para que la gente crea que no son las mismas de siempre. Pero ya el pueblo no come más cobas y engaños. Son pocos los que se siguen tragando, de buena gana, esas pesadas ruedas de molino.

No hay lugar a dudas, Chávez se convirtió, sin que se diera cuenta, en pasado. Envejeció, pues, de tanto expresar lo mismo. Las mismas mentiras, las mismas fantasías, los mismos juramentos vacíos, sin contenido alguno. Inventó todas las misiones habidas y por haber.

Ofreció todo lo que se le pudo ocurrir.

¡Ah!, hurgando por allí encontré parte de un soneto de Quevedo que, creo, le viene como anillo al dedo a la realidad que le toca vivir al teniente coronel al final de una carrera de obstáculos que se cruzan tercos: “Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía”.

El contraste es muy marcado.

Capriles está pautando la agenda, es el que lleva la iniciativa, no solamente en cuanto a propuestas, sino en el impresionante esfuerzo que ha hecho al recorrer todos los rincones del país, para darle su mano a la gente más humilde que, por cierto, hacía mucho tiempo que no sabía lo que era abrazar a un candidato presidencial. Mientras, Chávez es un producto genuino de la telepolítica, cada vez más distante del calor popular que lo encumbró. Sus baladronadas totalitarias amedrentan cada vez menos.

El camino del progreso está pavimentado. Pero falta consolidarlo votando sin miedo, con entusiasmo, resistiendo todas las trapisondas del CNE como del propio andamiaje estadal que tratará, por todos los medios (sin lograrlo por supuesto), de entorpecer la vuelta a la democracia plena, con un presidente que tendrá la legitimidad del voto mayoritario. Juego ganado no se tranca…

Intervenciones telefónicas (Rayuela, 2012), del joven aboga- do Manuel Carrillo Romero, es un trabajo hecho a conciencia del momento que vive el país, lleno de profundas consideraciones jurídicas. Es un documentado ensayo, muy útil ­de lectura obligada­ para quienes tengan interés en adentrarse en los intríngulis legales de esta aberrante práctica impuesta desde las alturas del poder chavista para desprestigiar a sus oponentes. Vayan estas líneas de felicitación a su autor.


Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
Política | Opinión
EL NACIONAL