A estas alturas no pueden
evitar la derrota…
Más que nunca las dos opciones que se le ofrecen a Venezuela en este momento crucial de su destino están definidas.
El trabajo lo ha acometido Hugo Chávez desde que millones de venezolanos, agobiados por debilidades y personajes, votaran por él para montarlo en esa silla de Miraflores que hoy se niega a abandonar.
Inculto, rumiando la amargura de una personalidad enferma y acumulando la venganza que se traga con cada sorbo de agua, comenzó desde su llegada a debilitar esos limites que son la fuerza de los pueblos: los principios.
Y a eso sigue apostando en el juego sucio que desbordado, sigue jugando.
Pero ya no tiene libre el camino.
Capriles Radonski desafía la maniobra, contesta, propone, antepone y tiene respuesta en la gente que en el fondo de su corazón rechaza, se defiende, y lee y escucha lo que no quisiera ver y escuchar en la Venezuela que sueña.
Y el juego no se tranca porque Capriles y la Venezuela que lo sigue, no retroceden, no se rinden.
La Venezuela que ha manoseado esta barbarie chavista en la que asesinos y atracadoras son Ministros, agrede desde lo más perverso, sin escrúpulos ni compasión. Se mueve tranquila en este mundo oscuro de la permisologia que da la impunidad.
Se mata con deleite.
Luis Alejandro Pulgar Corao presidente de la Fudación Jesus Corao, economista e inversionista, es asesinado de tres puñaladas en el abdomen por cuatro sujetos que se llevaron dos armas y su camioneta, y todavía no contentos, le colocaron tirro en el cuello y cerraron sobre su rostro una bolsa plástica. Antes de irse, le gritaron: “Te mandaron a matar”! Es la misión “vida”.
La suerte está servida para los William Ruperti, que cortejan el poder con regalos que alimentan el demencial narcisismo: dos revólveres que pertenecieron a Bolívar.
Desesperación, miedo, servilismo.. Desenfreno, maldad, degradación. El deleite de robar, de matar, de atacar, disparar cobrando, insultos, mentiras.
Sobre nuestras cabezas, la voz que amenaza: si gana el “majunche” vendrá una guerra civil.
Incita, atorado en su propio miedo, motivado por los que no contemplan perder porque les tiemblan las piernas sólo de pensar que les exijamos cuentas que no pueden dar porque serán condenados.
Todavía vendrán otras canalladas porque con transparencia y respeto no pueden evitar la derrota.
Tenemos que nutrir nuestra capacidad de reto, no podemos detener el paso, hay que seguir adelante cumpliendo con amor el hoy más que nunca difícil oficio de ser venezolanos.
Es lo que Venezuela necesita de nosotros.
¡Y no podemos fallarle! ¿Qué nos espera hoy? ¡Lo que sea! A estas alturas, las cartas están echadas. Nos conocemos.
¡Adelante, pues!
Por: Isa Dobles
Politica | Opinión
Sabado 15 de septiembre de 2012
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