En la Venezuela Socialista-Marxista
la rendición de cuentas no existe
Para resumir en un término las características más comunes de los países africanos, en la década de los noventa, historiadores y politólogos crearon el término Neopatrimonialismo.
Básicamente se trata de sistemas donde un hombre fuerte ejerce el mando guardando formalidades democráticas pero con una gran discrecionalidad para legislar y controlar el resto de los poderes del Estado.
Este dominio deriva en la posibilidad de manejar a placer los recursos de la Nación con muy poca transparencia y rendición de cuenta, mientras se crea una red de servidores públicos cuya principal virtud es la lealtad al líder.
“La característica esencial de estos regímenes es que terminan adueñándose del Estado para hacer uso discrecional de sus recursos. A través de la ocupación del gobierno, y por su permanencia posteriormente del Estado se ejerce un tipo de violencia simbólica que permite legitimar prácticas clientelares, prebendarias y corruptas, aunque deben contar con legitimidad electoral, y convivir con las instituciones formales exigidas por el sistema jurídico (presidencialista republicano, monarquías parlamentarias etc.)”, dice la politólogo María Trocello en su trabajo Neopatrimonialismo, Populismo y Comunitarismo.
¿Le suena conocido? El fracaso de las elites políticas y económicas, incapaces de reformarse e introducir los cambios que necesitaba la economía venezolana tras la crisis desatada el viernes negro de 1983, ha tenido como principal consecuencia el ascenso de Hugo Chávez a la presidencia y el tránsito desde una democracia con defectos a un sistema Neopatrimonial.
La concentración del poder ha sido reforzada por un Estado que se expande y minimiza el rol del sector privado en la economía a través de controles y expropiaciones, estrategia que aún sigue en marcha.
Durante años se ha hablado del peligro de que Venezuela se convierta en otra Cuba, pero todo indica que camina velozmente hacia un sistema típico de petroestados africanos, con democracias raquíticas y uso discrecional de los recursos del Estado por parte de funcionarios cuya mayor virtud es la lealtad al líder.
En este momento solo hay certeza sobre el destino de 40% de los petrodólares, esos que Pdvsa le deposita al Banco Central. El resto, fluye hacia una madeja de fondos controlados por Hugo Chávez, donde la rendición de cuenta es mínima.
¿Cuánto tiene disponible el Fonden?
Por: VÍCTOR SALMERÓN
vsalmeron@eluniversal.com
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EL UNIVERSAL
martes 11 de septiembre de 2012
