En Venezuela la cultura guerrillera
colombiana es venerada y exaltada
No vayan a creer los venezolanos y colombianos que estas negociaciones por la paz son gestos auténticos de reconciliación, el interés en derrocar a la llamada “oligarquía” colombiana sigue íntegro, aun con la participación del gobierno de Noruega, Fidel y Chávez; mientras las FARC tengan el financiamiento, el albergue y las armas de Venezuela a su disposición, el esfuerzo es inútil.
Las declaraciones de Chávez de que el país limita por occidente con las FARC, que esta lucha armada trata de aspiraciones legítimas de un pueblo por su autodeterminación, no sólo han convertido a Caracas en el centro de negociaciones de este grupo, es también su centro de operaciones militares y políticas.
Las alianzas del actual gobierno socialista bolivariano con las FARC vienen desde la denuncia que se hizo sobre el supuesto financiamiento de esta guerrilla a la campaña de Chávez, cuando éste se lanzó a la presidencia en 1998, la aparición reiterada de jefes importantes y contingentes armados haciendo vida en nuestro país sin ninguna oposición; es de destacar la presencia de Rodrigo Granda, canciller de las FARC, gozando de protección militar en su estada en Caracas; la del líder del secretariado, Timochenko (Rodrigo London Echeverry), quien aparentemente vive como dueño de hacienda protegido por el alto gobierno, o la de Marín Arango (alias, Iván Márquez) siendo recibido en instalaciones de las FFAA; la ayuda supuestamente humanitaria que reciben, atendiendo a sus heridos y enfermos, trasladándolos a Cuba para la recuperación de sus dolencias.
El uso de armamento y municiones pertenecientes a nuestras Fuerzas Armadas, de personajes de la ETA y el IRA dictándoles cursos de explosivos en nuestro país, la disponibilidad de documentos de identidad venezolanos, hasta de uniformes encontrados en manos de la guerrilla hablan de canales bastante cercanos del Gobierno con estos indeseables enemigos de la democracia; se ha señalado reiteradamente al ciudadano Rodríguez Chacín como el alto funcionario para mantener tales vínculos.
Es una red montada para la subversión, con acceso al sistema financiero venezolano, con ramificaciones mundiales, amparadas en operaciones petroleras, bancos multinacionales, músculo diplomático que facilitan transacciones encubiertas de fondos para el terrorismo, incluyendo la de los negocios del narcotráfico, fuente principal de sustento para la insurgencia; también destaca que el aumento de los secuestros en nuestro país tienen una relación directa con la posterior venta de las víctimas a las FARC.
La facilitación de pistas de aterrizajes, laboratorios, precursores químicos, la operación de mafias en puertos y aeropuertos que controlan las aduanas, buques y aeronaves del Estado venezolano o robadas, involucradas en el transporte de grandes cantidades de drogas, sobre todo a Europa y el Oeste de África; capos de la droga con influencia en el Tribunal Supremo de Justicia; tratamiento cinco estrellas para prisioneros vinculados a este grupo, son expresiones de una estructura para el crimen internacional. A todas estas, el Gobierno permite que azoten a nuestros campesinos y empresarios del campo y que soldados venezolanos perezcan, en una charada para ocultar el paraíso en que se ha convertido Venezuela para estos terroristas.
Con la muerte, en territorio ecuatoriano, de Luis Edgar Devia Silva (alias, Raúl Reyes), nada menos que la Asamblea Nacional guardó un minuto de silencio; existen plazas conmemorativas con estatuas a sus fundadores, eventos en barriadas populares donde la cultura guerrillera colombiana es exaltada, programas de televisión mostrando la historia de la insurgencia como necesaria y justa. No pasa inadvertido que sea el canal Telesur, financiado por el Gobierno venezolano, el escogido por las FARC para lanzar sus comunicados, dar la fe de vida de sus víctimas, tener la exclusiva en la entrega de prisioneros y lanzar sus proclamas.
No ha cejado Chávez en convertirse en el elemento mediador para la supuesta “paz”, que no es otra cosa que el interés de llevar a las FARC a ser factores de gobierno en Colombia, apoyando abiertamente a figuras políticas colombianas que defienden y son voceros de este grupo de delincuentes, intentando convertirse en héroe al momento de las entregas de víctimas de secuestro. Fidel Castro, padrino de todos los movimientos insurgentes de izquierda del continente, no pocas veces defensor a ultranza de las acciones de las FARC y mentor de Chávez, hace del venezolano el hombre operativo y promotor de esta banda de facinerosos que asolan el continente; muchas de las pruebas que lo implican son desestimadas como componendas del Imperio. Chávez es el causante directo de que la paz en Colombia no se haya alcanzado; el presidente Santos pareciera no haberse percatado de la trampa, los dueños del circo sólo quieren la oportunidad de seguir su guerra de conquista de Colombia por otros medios.
Por: SAÚL GODOY GÓMEZ
saulgodoy@gmail.com
EL UNIVERSAL
martes 11 de septiembre de 2012