El oficialismo encendió sus alarmas
una vez concluyó el simulacro…
Estamos en cuenta regresiva y hay que sacar a Capriles y su contagioso recorrido triunfal “pueblo por pueblo” a como dé lugar, “encochinarlo” con lo que sea, pero de inmediato. ¿Cómo? Invéntate ahí un ¡¡paquetazo!!
Ahora Capriles arrastra un plan oculto de violencia, su triunfo sería amenaza de una guerra civil, el hombre eliminaría las misiones y el fin de los beneficios sociales para los más pobres, incluso los estrategas rojos se inventaron un paquete denominado “matagente”, cargado supuestamente de medidas económicas neoliberales que llevaría a los venezolanos derechito a un colapso apocalíptico de magnitudes bíblicas.
Así están al final de los días porque no hay gobierno que mostrar, solo se busca cualquier cosa que impida lo inevitable, esa marea de votos anunciada desde el bullicio silencioso de las oficinas públicas hasta en los barrios más desasistidos, esa sensación en el aire que tanto parece preocupar a quienes estafaron al país en nombre de una supuesta revolución y que pretenden cambiar el destino sembrando un paquetico.
Pero, ¿por qué? No cabe duda que Capriles le ha quitado protagonismo a Chávez en el debate de cada uno de las propuestas sociales. No ha caído en la trampa de su violencia verbal, y desde hace semanas viene colocando la pauta de la temática nacional que trasciende en noticia, uno de los poderes perdidos por el Presidente en el preámbulo del 7 de octubre.
Se burlaron al compararlo con Chávez al termino de las primarias, dijeron que el hombre de la gorra tricolor no se conectaba emocionalmente con la gente y faltando días, se mezcla entre ellos en un baño de pueblo sorprendente, sin cámaras ni micrófonos de por medio, caminando mientras escucha, dando y recibiendo pisotones y empujones de la gente en directo. Ese es otro de los poderes extraviados por el actual inquilino de Miraflores. Qué nostalgia.
Por ahora intentan sembrar el terror entre los trabajadores venezolanos alegando una supuesta reducción de los empleados en la administración pública o de las plazas de empleo según advierte la Central Bolivariana de Trabajadores, brazo sindical del patronato estatal, pero por el contrario el discurso de Capriles en esta materia ha estado a la vista y sin amenazas de despidos, lo que se pretende sí, es dar un viraje a la estancada y burocratizada economía nacional que condena al país al fracaso contundente.
Por otro lado hay que reconocer que cada ladrón juzga por su condición, ya que el terror de un despido masivo perpetrado por una ultraderecha recalcitrante ya ocurrió en el 2002 de la voz y pito del propio Chávez, o vamos a olvidar la masacre laboral perpetrada contra 28 mil trabajadores y empleados públicos de Pdvsa, así como la corrida persecutoria contra miles de venezolanos de la administración pública humillados en una lista odiosa y fascista por el hecho de haber firmado a favor de un referéndum, que a la final se realizó en el 2004 y culminó en extrañas circunstancias entre gallos y medianoche.
La verdad es que el paquetazo está implementado desde hace 14 años a fuerza de ineptitudes, arrogancias y mentiras.
Comenzó como un plan recentralizador que destruyó las plantas eléctricas y petroleras. Ese paquete tiene años instalado en Amuay, en Gurí, en la planta Ramón Laguna de Los Haticos que gracias a Dios explotó sin víctimas que lamentar. Se convirtió en el peor virus de todo el sistema eléctrico nacional, del sistema hidrológico que no permite la llegada del agua ni en las zonas mejor urbanizadas mucho menos en dónde nunca se efectuaron los trabajos en los barrios, está en la comida podrida y en cada uno de los escándalos tras otro que bajaron el autoestima del venezolano.
Ese paquete cubano también aparece en cada persecución, en cada secuestro o robo de vehículo o apartamento, en cada bala que se dispara en la calle y mata a un niño, un trabajador o trabajadora, una madre o padre de familia, porque hay que ver que la inseguridad si se ha convertido en un gran paquetazo.
No olvidemos el paquete instaurado en las cárceles del país, donde cobran con las vidas de los propios internos, porque ninguna institución puede desarmar los factores que hacen imposible la convivencia o custodia de presos en nuestros recintos penitenciarios. El paquete del Gobierno tiene 14 años, es un paquete muy caro, no ha resuelto nada y ha enriquecido a un buró que se alimenta del caos y el colapso.
El pueblo somos todos, y ese pueblo irá a votar para exigir mayores logros en materia de salud, vivienda, educación, alimentación, servicios públicos, empleo, y mejores niveles de vida. Que nadie se llame a engaño con los dueños del paquetazo.
Por: DÁMASO JIMÉNEZ
@damasojimenez
www.biendateao.com
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EL UNIVERSAL
martes 11 de septiembre de 2012