Un plan de “pacificación” para las Farc que
le faltó comenzar para dar resultados
Caracas.- Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998 han sido varios los líderes políticos que en algún momento estuvieron comprometidos con el proceso revolucionario y que le han dado la espalda por diversas coyunturas. A pesar de que ahora parece estar en boga el popularmente conocido “salto atrás”, moda iniciada por Francisco Arias Cardenas –hoy diputado por el estado Zulia, adversario de Chávez en los comicios de presidenciales del año 2000- es mucho menor, al menos hasta ahora, este tipo de alianza. El costo político más alto que le ha tocado saldar en esta materia fue el intento por modifica la Constitución Nacional en el año 2007.
Luis Miquilena, ex presidente de la Asamblea Constituyente – personaje que llegó a calificar el propio primer mandatario nacional como su “padre político”-; Alfredo Peña, ex alcalde del Distrito Metropolitano de Caracas, así como las representaciones parlamentarias del antiguo Podemos -hoy Avanzada Progresista -; Patria Para Todos, por citar sólo algunos casos de los que pasaron a ser “quinta columna” o “traidores a la patria” como los ha llegado a señalar públicamente el primer mandatario nacional y sus seguidores.
Una cosa peculiar que ha caracterizado -pues así el tiempo lo ha demostrado- cada uno de estos distanciamientos es que posterior a la desincorporación de las fuerzas bolivarianas los poderes del Estado se han visto obligados a abrir investigaciones judiciales en contra de la mayoría de estos por infinidad de motivos. Así sucedió con Miquilena, “primer alto funcionario del gobierno de Chávez, acusado por el entonces Fiscal General, Javier Elechiguerra y juzgado por hechos de corrupción, siendo absuelto de dichos cargos para ser reemplazado en el ministerio por Ramón Rodríguez Chacín.
Suerte similar les has tocado a representantes de toldas políticas en férreas luchas por siglas que finalmente han terminado denunciado al gobierno por arrebato de las mismas –caso Podemos y PPT–; y antiguos leales seguidores del Presidente como el actual Gobernador de Monagas, José Gregorio “El Gato” Briceño y el ex ministro de Defensa, Raúl Isaías Baduel.
El compadre de Hugo Chávez, a quien le tocó guiar a la Fuerza Armada entre junio de 2006 y julio de 2007, asunto en el que ahondaremos, mostró diferencias con el gobierno, como efectivamente lo hizo desde que formalizó su salida del cargo como Comandante en Jefe del Ejército –entiéndase: ministro– con un mensaje en el que según los propios voceros oficialistas fue el desdoble del “oficial monosílabo, de escasos gestos”, convirtiéndose este en el inicio de su incursión posterior en el mundo político.
En julio de 2007, las objeciones posicionadas en la opinión pública representaban una muy variada gama, los ataques por parte del sector oficial y descalificativos tradicionales: “pitiyaky”, “empleado de la CIA”, entre muchos otros, no se hicieron esperar. Por otro lado había quienes a pesar de respaldar tal actitud cuestionaban la tardanza en notar la realidad en que Hugo Chávez había sumergido al cuerpo castrense.
Era suficiente la confusión para entonces, por lo que a las primeras de cambio aquellas palabras que condenaban las pretensiones del gobierno -de acuerdo a como lo manifestó en su momento Baduel- de usurpar un modelo socialista y convertir a Venezuela en un capitalismo de Estado, sirvieran para que muchos “opinadores” de oficio manifestaran de forma reiterativa que esto obedecía al disgusto del ministro saliente a la decisión del Ejecutivo de imponer en los cuarteles el lema “Paria, Socialismo o Muerte”.
Es el principal detonante de estas diferencias, como nos ha llegado a nuestra redacción, a través de una fuente del mundo militar, bastante cercana en tiempos pasados al grupo de Hugo Chávez y Raúl Isaías Baduel. Pidiendo mantener en reserva su identidad, quien suministra la información asegura que la rivalidad entre ambos soldados –compañeros incluso del célebre Juramento del Samán de Guere– se debe a la negativa del Presidente de la República a enfrentar el problema de la violencia fronteriza.
De acuerdo con este relato oficial, lo que se terminó convirtiendo en la manzana de la discordia entre el Comandante en Jefe de las FANB y su otrora “salvador” en abril de 2002 –quien lo rescató en la isla de La Orchila y lo restituyó en Miraflores – hizo que fuera uno de los protagonistas de mayor resonancia durante el vacío de poder de aquel “nefasto abril”.
Todo comienza en julio de 2006, cuando en una reunión bilateral el entonces primer mandatario de la república hermana, Álvaro Uribe Vélez, le manifiesta a Hugo Chávez el anhelo de saludar al juramentado pocos días antes – 24.06.2007- como Ministro de Defensa, Raúl Baduel, en la base militar El Tigre, ubicada en el estado Anzoátegui, punto de encuentro escogido para dar inicio a las obras del gasoducto transcaribeño.
Al servir el propio Chávez como enlace entre su homólogo y su máximo líder de los cuerpos castrenses, textual puede recordar la fuente, le dice “Papá, el presidente Uribe quiere saludarte”.
Aprovechando lo que todos los medios ya anunciaban al momento de realizarse esta llamada, el compromiso del primer mandatario venezolano, quien había dejado claro que ni apoyaba ni apoyaría movimientos armados en Colombia, el otrora director de la cartera de defensa propuso a Uribe Vélez coordinar una reunión en la que se planteara el difícil problema de la violencia fronteriza.
El llamado, atendido con toda complacencia por el máximo representante de la política colombiana para aquel momento, generó molestia en el Presidente venezolano, quien así lo manifestó sin ningún tapujo, a pesar de que el curso de esto no se detuvo en principio, según relata quien conoce la dinámica del mundo militar.
“Encuentro binacional de ministros de la Defensa”
El día 01 de septiembre del mismo 2006, y así lo confirma un video de lo que denominaron “Encuentro binacional de ministros de la Defensa” suministrado por la misma fuente, en San Antonio del Táchira se dieron citas los representantes en materia de Defensa de ambos países con sendos grupos que representaban el alto mando militar.
El protagonista por el país neogranadino fue el entonces ministro Juan Manuel Santos, acompañado por el General Mario Montoya, a quien une un fuerte lazo de amistad con Raúl Baduel, mientras que por Venezuela, además del General Baduel, entre las caras que se ven en el video resaltan la de Ronald Blanco La Cruz, gobernador del estado Táchira para el momento; Jesse Chacón Escamillo, otrora ministro del Poder Popular para las Telecomunicaciones y la Informática, y Gustavo Rangel Briceño, militar que sucedió al maracayero en el cargo.
Entre los puntos acordados en este encuentro en función de comenzar a trabajar cuanto antes para lograr el desarrollo integral de la zona fronteriza colombo venezolana con colaboración de ambos países, es decir, apaciguar las aguas, fue establecer una franca comunicación, “intercambio en tiempo real”, así como autorizar persecuciones en caliente de soldados colombianos a miembros de la guerrilla o paramilitares que se encontraran en suelo venezolano.
Encuentros continuos que permitieran constatar el avance de este trabajo fue lo más importante para los interesados, cosa que no pudieron cumplir los venezolanos; y es que apenas Baduel presentó formalmente el balance de este encuentro – asevera el infiltrado (a) con camuflaje militar- lo que obtuvo fue una rotunda negativa por parte del Presidente, en principio por la autorización de las persecuciones en caliente, alegando ante esto iba en contra del principio de soberanía. La sorpresa no pudo dejar de ser evidente en ambos grupos de trabajo y los esfuerzos por disminuir tensiones en la frontera se quedaron en intensiones.
Estos fueron los primeros visos de lo que meses más tarde sería el reiterativo discurso del Presidente pro defensa de las FARC, hasta ahora justificable con el interés que pueda tener de que se mantengan como aliados para de esta manera ayudar a que más personas retornen a sus rutinas.
Hacer una solicitud formal, desde el Hemiciclo Protocolar del Poder Legislativo, para que los gobiernos del continente y de Europa retiraran a las FARC y al ELN de la lista de grupos terroristas del mundo, generaron la polémica necesaria para que un número importante de voces se alzaran para manifestar su descontento, a expensas de no saberse públicamente hasta entonces el desinterés del Ejecutivo nacional para solventar la crisis.
Parece haber sido suficiente para líder del entonces naciente PSUV la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, para expresar horas más tarde que estos grupos no eran “grupos terroristas, sino verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia” y por lo cual merecían su reconocimiento. “Son fuerzas insurgentes con un proyecto político, un proyecto bolivariano”, dijo.
Militares venezolanos:
Las fuerzas militares de Venezuela no son proclives a las Farc, cuya eventual presencia y refugio en la vecina nación tampoco puede certificarse, afirmó en una entrevista divulgada este martes el ex ministro de Defensa de ese país Raúl Baduel, uno de los principales críticos del mandatario Hugo Chávez.
Cuando se le interrogó si las fuerzas militares venezolanas eran proclives a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Baduel fue tajante y replicó “en lo absoluto”, durante una entrevista con el diario El Tiempo del país colombiano.
“Tenemos una frontera común de 2.300 kilómetros muy permeable, de un tránsito expedito en una amplia proporción, pero a veces exageran (en versiones de prensa de los dos países) cuando dicen que elementos de la guerrilla, con su indumentaria y armamento, ingresan a Venezuela bajo la protección de las fuerzas militares”, agregó.
Al ser consultado sobre si bajo su comando del ministerio se brindó protección en Venezuela a miembros de las FARC, Baduel respondió: “No puedo aseverarlo”. Agregó de inmediato que si hubiese ocurrido fue “no con mi conocimiento, ni mi convencimiento”.
“No puedo especular. Ahora, hay algunas evidencias de que por instrucciones del Presidente puede haberse materializado algún apoyo o algún contacto” con los rebeldes, dijo Baduel sin ofrecer detalles.
Ya desde marzo, al ser confiscados computadores de Raúl Reyes, las autoridades colombianas divulgaron archivos y comunicaciones de los guerrilleros dando cuenta de sus contactos con altos funcionarios del vecino país y discusiones sobre campamentos de refugio, entrenamiento y eventuales apoyos financieros.
Reyes fue uno de los siete jefes de las Farc quien murió en un bombardeo militar a un campamento insurgente en Ecuador, en una zona cercana a la frontera en marzo.
Caracas niega la autenticidad de tales archivos, mientras Bogotá ya no menciona el tema en un intento de restablecer la plena normalidad de relaciones con Venezuela, su principal socio comercial en la región con un intercambio bilateral superior a los 4.000 millones de dólares anuales.
Baduel, quien el año pasado pasó a retiro de las fuerzas armadas y después de ser un fuerte aliado de Chávez emergió como uno de sus más duros críticos, descartó salir de su país y pedir asilo en otro debido a incidentes como el ocurrido la semana pasada, cuando denunció que hombres no identificados le dispararon desde una camioneta en Caracas. Baduel resultó ileso.
“Más grave es que se ha tratado de utilizar la justicia militar para llevarme a juicio, lo que no tiene ningún asidero”, dijo Baduel, refiriéndose al caso de supuestos malos manejos de dineros públicos cuando ocupó el ministerio de Defensa, de mediados de 2006 hasta su retiro en julio de 2007.
Por: Pedro Eduardo Leal
Pleal_90@hotmail.com
@PedroELeal
Semanario 6to Poder
AP/Semana.com
Caracas, 10 de septiembre de 2012