Le dí más plata a Pastor Maldonado
que a la Universidad Simón Bolívar
Ayer, en Charallave, durante una de sus pocas salidas durante esta campaña, el evanescente candidato oficialista dijo:
“Hasta a los ricos yo creo que les conviene que gane Chávez… ellos tienen sus riquezas… tienen sus buenas casas, tienen sus buenos vehículos, a lo mejor tienen tremendos apartamentos en la playa, tienen propiedades, etc., les gusta viajar al exterior en vacaciones, etc., a ellos: ¿que les conviene, una guerra civil?
Este párrafo lo retrata de cuerpo entero: de cabeza marginal y golpista estructural.
Para él un “rico” es quien tiene su casa, auto y viaja al exterior de vacaciones. Está describiendo una persona de clase media en cualquier país medianamente desarrollado y próspero pero, en su cabeza llena de ranchos y resentimientos, ello representa a los “ricahones”.
Condenará a la clase media a ser pelagatos, como era él antes de llegar al poder y apropiarse de los dineros de la nación para viajar con cocineros y guardaespaldas, comprarse relojes de $50.000 y aviones de $65 millones. Y luego, repite lo del golpe: si no gano yo, habrá guerra civil.
Afortunadamente para los venezolanos no tendrá tiempo de concretar sus amenazas. Uno de estos días se sentirá peor de que de costumbre y deberá llamar a Monseñor, su candidato a Cardenal.
“Monseñor, susurrará:
–“Aquí estoy hijo mío”, dijo Monseñor , “Te escucho”:
-“Monseñor, le confieso que:
He convertido al Alba en tenebrosa penumbra
Transformé una empresa petrolera en vendedora de pollos
Le arrojé los restos de la CVG al sindicalismo anarquizado
He regalado el petróleo de la nación por razones ideológicas
Compré tanques y misiles mientras colapsaban los puentes y explotaban las refinerías
He prostituído la fuerza armada con ayuda de un generalato tránsfuga
Engañé al pueblo crédulo e inerme con promesas incumplidas e incumplibles
Permití y promoví el control cubano de centros de decisión nacional
Hipotequé la Faja del Orinoco a China
No le pude dar lo suyo a Naomí
Le dí más plata a Pastor Maldonado que a la Universidad Simón Bolívar
Odié a millones de venezolanos que me adversaban, dividiendo mi país en bandos irreconciliables…… “.
–Monseñor pensaba: “Ni in extremis deja de hablar!!”. Sin embargo, lo escuchó cortesmente hasta que terminó de confesar sus más graves pecados.
Después de un brevísimo silencio le dijo:
“Lo hiciste de buena fé, hijo mío, creyendo que te la estabas comiendo…. Y entonó: Por esta santa unción….”
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Afuera del Fuerte se escuchará un creciente ruido, como las olas de un tsunami. Será la voz de un pueblo celebrando el fin de la pesadilla. No somos Coreanos del Norte, maestros en fingir dolor sino gente de un país tropical, de naturaleza irreverente y bonchona.
Por: Gustavo Coronel
gustavocoronelg@hotmail.com
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lunes, 10 Septiembre, de 2012
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