Aplicación de paquetazo opositor
llevaría a una guerra civil
Llevo días escuchando, al igual que todos los venezolanos, el discurso diluviano del candidato reeleccionista, de quien, algunos especialistas han señalado, ha entrado en una crisis de desespero e impotencia, tal vez mal asesorado, pero irresponsablemente decidido a plantear una disyuntiva donde o él gana las elecciones o Venezuela corre el riesgo de verse sumida en una guerra civil.
Tamaño desacierto es el producto del miedo real de resultar derrotado en unos comicios que contarán con el concurso de todos los venezolanos que deseamos recuperar un país de inclusión, de paz, de trabajo. El 7 de Octubre, la Venezuela democrática le dará una lección ejemplar a quienes pretenden eternizarse en el poder sometiendo a los ciudadanos al servil clientelismo de un régimen que ha insertado a los pobres al gobierno, pero no a la sociedad, que no ha podido evitar que, luego de 14 nefastos años, nuestro suelo se haya ensangrentado con 150.000 muertes de personas que creyeron en su derecho a la vida.
Los venezolanos somos personas pacíficas y trabajadoras, y por más odio y resentimiento que traten de inocular en algunos sectores, acataremos los resultados de un proceso que sea limpio y sin ventajismo, que permita ser auditado en su desarrollo y su público escrutinio, y donde prive la sensatez del árbitro de regular el manejo de la información, y el desarrollo de los acontecimientos, y donde la Fuerza Armada, gendarme de la democracia, renuncie a cualquier parcialidad política partidista y asuma el reto que la historia le ha planteado.
La agonía de la anomia comienza a manifestar sus entuertos en la conciencia de quienes están cansados de ser tontos útiles, cansados de tanto odio y resentimiento entre venezolanos y nos sorprenderán dejando a un lado el lado oscuro donde se han escondido los últimos años tentados por las mieles engañosas de una voraz cleptocracia.
Los cuentos del lobo feroz y la guerra civil no amedrentarán el espíritu constructivo de quienes deseamos recuperar nuestras libertades individuales y colectivas, de quienes deseamos que el disenso no sea perseguido, ni el odio sea el motor de nuestras acciones. Venezuela necesita oxigenar su moribunda democracia y el 7 de Octubre, mujeres y hombres, de todos los sectores de la sociedad, demostrarán que la cháchara diluviana no tiene cabida en un pueblo decidido al cambio, con la esperanza puesta en el progreso y con el norte apuntando a la libertad.
El 7 de Octubre saldremos a votar y convertiremos las amenazas de hoy en la oportunidad de un mañana mejor para todos los venezolanos.
Amanecerá y veremos…
Por: Gabriel Reyes
@greyesg
Política | Opinión
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