“Confío en la sabiduría popular…”
Estoy convencido de que los pueblos en general tienen una fortaleza inextinguible que les permite reconstruirse una y otra vez.
Suráfrica y Alemania. Brasil y Chile. Pese a haber sufrido de gobiernos dictatoriales y destructivos, regresaron al sendero de la democracia, el desarrollo y el progreso.
La emoción que despertó Chávez hace algunos años ha quedado sepultada por una montaña de corrupción, un tsunami de odio y división.
Personajes como Didalco Bolívar y David de Lima son las fuentes fundamentales en las que se apoya el mismísimo Presidente para defender su campaña electoral, señal de inmoralidad absoluta. No obstante que otros conocidos miembros opositores sigan los pasos vergonzosos de Francisco Arias Cárdenas, hay miles de venezolanos ejemplares que luchan denodadamente por darle a Venezuela y a los venezolanos una nueva oportunidad de avanzar, de progresar.
En este proceso electoral, en la actual campaña por la Presidencia, se han evidenciado varias realidades. En primer lugar, que el candidato Chávez está verdaderamente enfermo, pues a cada salida suya le sigue un período de reposo, de hospitalización diría yo. Tanto es así que en la tragedia de Amuay apareció en escena 38 horas después de la explosión.
En muchas oportunidades me han preguntado cómo puede hablar tanto si está enfermo.
Yo contesto con una simpleza: Tiene cáncer en la barriga no en la garganta. Un presidente enfermo no es garantía de crecimiento, mucho menos de progreso.
En segundo lugar, en cada uno de los lugares donde se presenta surgen conflictos de distinta naturaleza. En Anzoátegui pitaron a los alcaldes y al gobernador. En Carabobo rechiflaron a Ameliach y hubo un alzamiento que fue reprimido por los gritos del mandamás. En Bolívar el descontento de los trabajadores fue mayúsculo y hubo que suspender el acto. En Táchira la gente se fue del acto antes de concluir. No es muy difícil concluir que por donde pasa el candidato rojo-rojito surge la protesta, la rabia, la decepción y el descontento.
Mientras tanto el Correcaminos recorre calles, avenidas y autopistas; caseríos, pueblos y ciudades. Para hoy, lunes 10 de septiembre, debe haber visitado unas 215 poblaciones.
Estos días de campaña han enrarecido el clima interno del PSUV. Fondos destinados a la movilización, como la del día del simulacro, van a parar a cuentas bancarias de conocidos líderes chavistas. La Misión Vivienda se convierte en un negocio particular, pues a cada persona le exigen entre 20.000 y 30.000 bolívares para asignarle un apartamento, mientras los damnificados siguen en sus tristes refugios.
Miles y miles de artefactos eléctricos de la Misión Casa Equipada van a parar directamente a varias cadenas privadas de ventas de línea blanca y marrón. Alcaldes y gobernadores “martillan” a contratistas y proveedores para supuestos fondos de campaña, cuando en realidad son estrategias particulares que alimentan la insaciable sed de dinero y poder. Raspar la olla es el denominador común. El chavismo con una campaña congelada. Nadie sabe si será o no será candidato a diputado regional, o a concejal, alcalde o gobernador. Nunca fue cierto el chavismo sin Chávez, siempre fue al revés, Chávez sin chavismo.
Finalmente, vemos atónitos la cadena de desastres que signan y retratan una administración ineficiente, dilapidadora, corrupta, ineficaz. Chocan trenes. Se hunden plataformas.
Estallan polvorines. Se caen puentes. Explotan tanques de gas y petróleo. Hay matazones masivas en las cárceles. Se pudre la comida. Apagones por todos lados. Autopistas destruidas. Centenares de protestas diarias. Regalos al exterior.
Dios nos agarre confesados. Y el hombre amenazando.
Por: EDUARDO SEMTEI
@ssemtei
POLÍTICA | OPINIÓN
EL NACIONAL
LUNES 10 DE SEPTIEMBRE DE 2012