Capriles Radonski vs el otoñal
Dorian Gray caribeño..
Henrique Capriles, en su cotidiano caminar por la geografía venezolana, exuda una imagen vigorosa y lozana, contrapuesta a la prepotente, marchita y decadente del presidente Hugo Chávez. Para contrarrestar esta acción ha surgido en el estado Miranda un movimiento juvenil chavista llamado “el otro beta”, el cual pretende a través de una jovial campaña electoral, rejuvenecer la imagen de un viejo, cansado y enfermo comandante y atraer el voto de la juventud que se identifica con Capriles.
Los jóvenes en su argot callejero utilizan la palabra beta para nombrar un asunto, cosa, noticia o chisme, para llamar a la violencia, un tiroteo en el barrio o una lucha entre pandillas. La expresión “ vamos pa’ un beta” define un plan o acción, salir con la novia, ir al cine o a una fiesta y es usado también como un grito de guerra antes de realizar un acto al margen de la ley.
Los promotores y voceros de esta campaña proponen “códigos” deportivos y culturales como alternativas para mantener a los jóvenes alejados de la violencia callejera y de los vicios capitalistas. Según ellos, beta representa lo negativo de la violencia, la burguesía, la delincuencia y el capitalismo salvaje personificado en Capriles, mientras que el remozado Chávez simboliza el otro beta, el líder envuelto en las positivas bondades de un moderno socialismo patriótico del siglo XXI.
La campaña mediática impresa en gorras, franelas, calcomanías, bolsos y bandanas presenta a un Chávez con 30 años menos, boxeando, jugando baloncesto y béisbol, con un corte de cabello juvenil, con los brazos tatuados, la gorra de medio lado cual rapero y haciendo piruetas en una moto. Preparémonos para la saturación mediática del otoñal Dorian Gray caribeño y abramos paso a un Capriles, quien envuelto en aires de primavera apunta el nuevo camino en Venezuela.