¿De dónde vino este Jaua?
Apuradito, con una “barriguita” apretada, un óvalo facial extraño, hosco, es hoy el títere utilizado por el titiritero para llenar los espacios de insultos y sarcasmos que “por ahora” tiene que frenar.
Ya le habíamos visto un gesto contundente de esa falta de clase que como decía mi abuela Fermina “no se compra; nace con uno”, cuando empujara al periodista de Globovisión para quitárselo de encima por una pregunta “incómoda”.
Ahora está “contestón” y “pendenciero”. Quedó para “eso”.
Pero se le pasó la mano con la gente de Globovisión. Uno entiende que son así, que están desesperados y llenos de odio, prisioneros de un miedo espantoso porque todo se le vino encima.
Elias Jaua, como Diosdado, tuvieron un poquito más de un cuarto de hora de “gloria”.
Pero he aquí que el “paciente barinés” se “recuperó” no sabemos si por milagro del Nazareno a quien le suplicó la vida aunque tuviera que cargar con sus heridas y sus cruces, o por el médico de Venezuela, José Gregorio Hernández, o si fue el Cristo de la Grita a quien le cumplió con el monumento…en fín: allí está.
Y sin preaviso siquiera, se replegaron los que “esperaban” ocupar la silla de Miraflores y quedaron para estas cosas: para esperar que lo designen candidato a alguna gobernación o sencillamente, como a Jaua, ese mandado terrible, obsceno, de arremeter contra la gente de Globovisión , que es la “múcura” del “saliente”. Porque la verdad es que “no puede con ella”. Con la planta de televisión y ese equipo que expone la vida frente a los abusos y los intentos voraces de liquidarlos.
Muy reciente está la imagen ensangrentada de Del Valle Canelón. Y es que imagínense un 7 de octubre a las 11 de la noche con los cómputos innegables que dan la victoria a Henrique Capriles RAdonski. Quedarán todavía tres meses …pero Venezuela llevará las cuentas día a dia de lo que hacen y lo que esconden, el juicio inmenso, abierto, a estos desmanes, estará vivo, porque ya no será lo mismo un Jaua sin poder, sin el apoyo inmoral de la viciada permisología que todo lo manipula, todo lo permite.
Cada agravio, cada mentira, cada agresión, cada hecho condenable, se suma en ese balance que llevamos en el alma tan golpeada, en el corazón tan adolorido.
Una cosa es la conciliación…otra, muy distinta, el olvido.
Si no se hace justicia este pais perderá la fe…¡y las ganas!
El rescate de los valores, de los principios, es una exigencia para cumplir con la tarea trascendente de reconstruir la Venezuela que nos merecemos.
Por: Isa Dobles
Politica | Opinión
Sabado 1 de septiembre de 2012
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