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MARIAHÉ PABÓN: El rancho vertical y lo que somos



La Torre David es un reflejo del exterior y la muestra de la indiferencia oficial y no es un hecho único ni aislado.

Allí mandan los círculos
de la difunta Lina Ron
..”

 

El jurado de la Bienal de Arquitectura concedió el León de Oro de Mejor Proyecto al británico Justin McGuirk y al estudio venezolano Urban-Think Tank (Alfredo Brillenbourg y Hubert Klumpner), por su conjunto “Torre David: Gran Horizonte”. Esta propuesta recoge el espíritu del libro homónimo, que contiene entrevistas a los arquitectos e ingenieros que construyeron el tercer rascacielos más alto de Venezuela, el Centro Financiero Confinanzas, conocido como Torre David y fue ocupado por unas 750 familias que suman cerca de 3mil habitantes, hace unos 5 años.

El León de Oro quiso reconocer “a los habitantes de Caracas y a sus familias, que han creado una nueva comunidad y una casa a partir de un edificio abandonado e incompleto”, reza el veredicto. ”El jurado elogia a los arquitectos por haber reconocido la potencia de este proyecto de transformación: una comunidad espontánea ha creado una nueva casa y una nueva identidad ocupando Torre David y lo ha hecho con talento y determinación”, prosigue.

El colectivo Urban Think Tank ya generó debate en los últimos días al reconstruir en medio de los silenciosos espacios venecianos del Arsenale un típico restaurante venezolano, con venta de arepas y cerveza al son de salsa incluido, con materiales pobres y rústicos. Dicha arepera parece llamarse como la ya famosa “Gran Horizonte” ubicada muy cerca del Centro Comercial San Ignacio y visitada por miles de comensales que ven este restaurante una alternativa para su castigado bolsillo.

La otra cara de Torre David:

Muchos arquitectos, sociólogos y políticos han levantado el grito al cielo, entre ellos Jimmy Alcock y Oscar Tenreiro por lo que consideran un insulto a Caracas, pero los autores del proyecto se defienden y en una entrevista concedida a Dubraska Falcón en El Universal afirman que La Torre de David es una “mini Caracas” que se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Aseveran que La Torre es el símbolo del fracaso de la administración de la ciudad y de su política habitacional.

Dicen que Caracas ya no se puede echar para atrás, ni cambiarla para convertirla en Barcelona. De otro lado revelan que el punto no es hablar de política, porque ellos, los autores del proyecto premiado con el León de oro en la Bienal de Arquitectura de Venecia, no son teólogos, ni historiadores, ni diseñadores de la arquitectura de Caracas, solo les interesó el tema de cómo una comunidad logró sin ascensores, infraestructura, electricidad ni apoyos bancarios, transformar un edificio que supuestamente no podía ser transformado, en vivienda.

Para Alfredo Brillenbourg nieto del constructor de la Torre, ya fallecido, y Hubert Klumpner, la única solución para este mundo súper poblado y pobre es la construcción de viviendas verticales tipo Torre de David. ¿O 23 de Enero?

Los vecinos que tampoco son teólogos, ni historiadores, ni arquitectos, pero sí habitantes de una parroquia que como Sarría fue en otros tiempos un campo de prosperidad y paz con gente que vivía en buena vecindad, hoy se han convertido en prisioneros de su suerte, porque los alrededores de la Torre David se han convertido en un campo de basuras y las gentes que en el pasado podían salir a conversar en las puertas de sus casas tienen que encerrarse por miedo a que los atraquen como roban a los fieles de la iglesia cercana cuando van a sus misas dominicales. Y es que allí hay gente buena y mala.

Lo comenta el exdirigente estudiantil Carlos Julio Rojas, quien ha constatado que la Torre David funciona igual que una cárcel con sus pranes y sus misioneros. Allí cada quien paga por su celda quien se atrase lo sacan. Allí las prohibiciones se exhiben en todos los pasillos. No a todo. Hay armas y drogas, hay abastos con rejas y muchos de sus habitantes se quejan de la inseguridad y temen que los niños anden brincando por las escaleras porque se han caído dos al vacío.

Además…

“Además, la torre no es un hecho único ni aislado, forma parte de una ausencia y una presencia permanente. La ausencia de decisiones para enfrentar un problema, la presencia de un colectivo que busca sobrevivir. En este caso, crea un contraste porque en vez de situarse en un terreno baldío o periférico o en un cerro se sitúa en un edificio abandonado, en un rascacielos aspiracional, pero en realidad, es un contenedor que se amolda y asimila para una causa común, la supervivencia, y que representa a su vez otro vacío, el de la fiscalización financiera y otra pelea, entre el poder político y el económico.

Al final, todo lo que hacemos es fijar la mira en la huella que deja el poder en su andanza: un vacío en la resolución de problemas y una concentración brutal en las oficinas donde se toman las decisiones. Eso sí es un parque temático. La torre es una realidad tan humana como la geometría,” opinan lo artistas Angela Bonadies y Juan José Olavarría, quienes realizaron un estudio exhaustivo sobre el fenómeno de la torre, incluyendo fotos y entrevistas.

Pero todo lo que se diga al margen es pura literatura, Torre David es un reflejo del exterior y la muestra de la indiferencia oficial se palpó cuando una empleada del Abasto Bicentenario, Katiuska Botello, contó al Comandante que desde hacía tres años vivía allí con su hijo y él haciéndose el loco preguntó a su carnal Jaua qué cosa era Torre David aparentando ignorar que allí mandan los círculos bolivarianos de la difunta Lina Ron. Mientras, los venecianos comen Reina Pepiada.


Por: Mariahé Pabón
mariahep@yahoo.com
Notitarde.com
viernes 31 de agosto, 2012