Aquí y ahora
La campaña electoral que desarrolla Capriles y la forma como ha sido concebida está dando sus frutos. Tanto es así que encontramos un Chávez errático, por momentos malhumorado, que parece que no da pie con bola. La política se le ha puesto difícil, cuesta arriba. Aparece desorientado, a pesar de los grandes esfuerzos que hacen los asesores brasileños que le envió Lula que, por lo demás, son muy buenos.
Pero parece que el candidato del oficialismo está divorciado de la realidad o, al menos, le cuesta entender lo que está sucediendo a su alrededor.
Tanto tiempo acostumbrado a que se haga, solamente, lo que él ordena le crea una especie de desorden que no le permite ver con claridad los hechos cotidianos. Si no, no habría explicación alguna sobre su comportamiento. Sus mismos seguidores, acostumbrados a no llevarle la contraria, se sienten entre perplejos y despistados.
No logran atinar cuáles son sus intenciones con algunas intervenciones a todas luces contradictorias, por lo menos en apariencia.
Veamos algunos ejemplos: un tiempo atrás aseguró, paladinamente, que su triunfo “le conviene a la burguesía”. Esto no es fácil de digerir, a menos que se refiriera, específicamente, a la “boliburguesía”, que ha medrado a la sombra de las grandes “comisiones” recibidas de jugosos negocios con el Estado, sin control alguno. Más adelante, sólo citando unos pocos asuntos, declaró, eufórico, que, con la entrada de Venezuela en el Mercosur, se asegura “la construcción de la patria grande (?)” y el “desarrollo de los pueblos del continente”. Hasta donde entendemos, el Mercosur, con la entrada de nuestro país y la expulsión temporal del Paraguay, está integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela.
En el plano político, cometió el desliz de asegurar que busca la reelección por un “cuarto mandato” consecutivo, que le permitiría alcanzar “20 años” gobernando y que su revolución pueda “traspasar la barrera de la irreversibilidad”. Decir semejante desatino es una muestra de un delirio supremo, ajeno a lo que ha sucedido durante estos años, cuando, a pesar de todo el poder que ha detentado, no ha podido poner de rodillas a la sociedad democrática.
A lo anterior, habría que sumar la cadena de hechos o, mejor dicho, catástrofes ocurridas durante las últimas semanas, la mayoría de ellas causadas por la ineficiencia y estulticia gubernamentales. Literalmente, Chávez está rodeado de ineptos. Los casos más recientes así lo demuestran. La caída del puente de Cúpira que comunica el oriente con Caracas y el occidente no se debe a las fuerzas de la naturaleza, sino a la falta de mantenimiento y abandono de las vías y carreteras. Al igual que lo ocurrido con la vialidad de Táchira y Mérida y Anzoátegui y Sucre.
No se puede dejar de mencionar la tragedia de Amuay. De todos es conocido el abandono en que se encuentran nuestras instalaciones petroleras, denunciado durante mucho tiempo por sus propios trabajadores. Y, last but not least, el desastre y la matanza que ocurre en las cárceles sin que exista ningún responsable.
Su estrategia de destruir al adversario político ya no le es tan efectiva. Hay pruebas irrefutables del cansancio y la pérdida de horizontes del Gobierno. Ya las misiones no tienen la misma efectividad en el electorado. Y, también, el temor creado, intencionalmente, de que de ganar Capriles se acabarían éstas, ha disminuido de manera visible. Amén de que un buen porcentaje de la población quiere resultados ya. Esto implica que las promesas se diluyen con un efecto cada vez menor en la intención del voto del electorado.
Sin duda, Venezuela necesita un cambio drástico ya…
Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
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EL NACIONAL