La fecha fue escogida al azar…
Escribir acerca de un día regular en la vida del candidato. Se inicia todo con el sonido de tres alarmas perfectamente sincronizadas. El teléfono Blackberry, el IPad y el reloj Casio. Iván se fija en el reloj. 5:00 am. Aficionado total al uso de dispositivos electrónicos. La habitación todavía a oscuras. Diez minutos más tarde está sentado saboreando una taza de yogurt. Abre el IPad y revisa los informes diarios. Primero verifica la evaluación sobre las actividades del otro candidato. Confía plenamente en la Comisión de Seguimiento y Entorno. Anota mentalmente qué y cómo le va a responder.
Seguidamente lee con detenimiento la documentación sobre encuestas y focus groups que le prepara Mijares. Sonríe para sus adentros. Ya las curvas se cruzaron. Las pocas encuestas que no lo dan ganador o con empate técnico presentan un porcentaje de indecisos que de verdad las invalidan como predictoras de la conducta del elector. Y faltan seis semanas de campaña.
Finalmente, dirige su atención hacia la matriz de medición publicitaria y de información que tarde en la noche le envía Ana María. Allí se describe con sumo cuidado y comparativamente cuánta cobertura tuvo su candidatura en términos de minutos de televisión, nacional y local, emisoras y circuitos de radios y el centimetraje ocupado en diarios nacionales y regionales. En el recuento que se lleva sobre cadenas, con las 2 horas de ayer, ya lleva 84 desde que comenzó la campaña. Analiza las solicitudes de entrevistas. Se decide por El Nacional y Panorama.
También aprueba El País y El Excelsior.
5:45 am. Los asistentes del candidato ya prepararon el equipaje. Cinco camisas mirandinas tipo Columbia. Zapatos deportivos. Todo lo demás en orden. Chatea con Ismael.
Con Armando. Oye los mensajes. Uno del Gato Briceño. Dos de Ramón Guillermo. Otro de la señora Radonski celebrando la venta masiva de “gorras tricolor”. La agenda de hoy es desafiante. Viaje de una hora en avión. Recorrido y caminata en cinco pueblos. Mitin en la capital. Salida nocturna por carro al estado vecino. Dieciséis horas de trabajo.
Aborda el vehículo. Dos escoltas lo siguen a distancia prudencial. Directo al aeropuerto Caracas. Salida a tiempo. Está volando un equipo con matrícula extranjera. Un November. Los aviones con matrícula nacional que había venido usando han sido sometidos a excesivos controles por parte de la GNB. Sus propietarios visitados por el Seniat, y un par de ellos multados severamente. La persecución contra los contribuyentes a la campaña de Iván es implacable.
Llegada al aeropuerto. El mismo fastidio. Dos guardias chequeando cédulas. Abriendo maletas. Uno de ellos se acerca al candidato y le presenta excusas. Habla quedo. Apenado.
Iván le da una palmada amistosa en el hombro. Le dice que comprende la situación. Rueda de prensa improvisada.
Aparece “Cabeza de Mango”.
No ha fallado a prácticamente ningún recorrido del candidato. Debe tener un avión a su disposición día y noche.
No hay otra explicación. Las preguntas versan sobre política petrolera. Iván conoce bien la materia. Se desenvuelve satisfactoriamente. El periodista de Ávila TV trata de acorralarlo preguntando si va a reconocer su derrota. Iván le riposta que esa pregunta se la ha contestado por lo menos diez veces.
Oscar verifica todo por última vez. Caravana hacia el primer pueblo a ser visitado.
7:15 am. Llegan al sitio de inicio de la caminata. Lo esperan arepas y empanadas. Se ha hecho una costumbre iniciar la visita con una especie de desayuno criollo. Firma un gorra y se la da a la doña que le ofreció la comida. Ve a su alrededor a sus miles de seguidores. Cada vez son más. Se siente seguro, da gracias a Dios y comienza a caminar. Saluda. El día está soleado. Han transcurrido tres horas.
Por: EDUARDO SEMTEI
@ssemtei
POLÍTICA | OPINIÓN
EL NACIONAL
LUNES 27 DE AGOSTO DE 2012