La “Revolución
a Realazos”
■ Debió haber sido terrible para Fidel que de un plumazo y a bordo de un crucero de lujo vendieran a su revolución por un puñado de dólares.
Bastó y sobró un simple préstamo para que los rusos transaran a la revolución cubana y a muchos otros. Por eso es divertidísimo cuando escuchamos a los chavistas decir que están protegidos por Rusia y ser libres cuando ese país fue el que sustituyó las exportaciones venezolanas de petróleo a EEUU y va de la mano con sus socios estadounidenses a todas partes. En el caso cubano todo terminó de forma tan simple como comenzó, con las potencias sentadas en una mesa comiendo y bebiendo, negociando el planeta de acuerdo a sus intereses. Fidel se enteró de último que el apoyo no seguiría y ni siquiera de boca de alguien importante: “lo sentimos, pero se acabó” y acto seguido se fueron de la isla llevándose a sus miles de asesores soviéticos en educación, deporte, agricultura e incluso los miles de hombres del ejército soviético que levantaron el vuelo, sin siquiera haber dejado raíces o mujeres en Cuba durante 40 años.
Para nadie es un secreto que desde que los rusos abandonaron la isla el pueblo cubano entendió que todo había sido una farsa poética. El campo se paralizó cuando el último tractor ruso dejó de funcionar, la medicina cuando dejaron de fluir los equipos y medicamentos (y sus componentes) gratuitos soviéticos. Su deporte de leyenda comenzó a sufrir cuando partieron los Ogurenkov, los Chervonenko o los Romanov, cuando cesó el intercambio y la ayuda masiva. De las 32 medallas (14 de oro) en el momento de la traición de Gorbachov, su “mejor enemigo” hasta hoy, el olimpismo cubano descendió casi 40 años a Múnich con 14 medallas en total, superada por Brasil y a solo dos de Jamaica.
“No hay esperanzas de cambiar a Fidel” escribiría un ruso participante de aquella reunión. “Toda la gente seria en el tercer mundo entendió la vía para salvarse menos él” explicó el asesor de Gorbachov, “el barbudo destruyó la revolución y ahora va a destruir a su país”. Otro soviético diría “se montó sobre la gloria del ataque al Moncada y ahora no puede dar marcha atrás” así que optó por mentir obstinadamente y como nadie podía validar su verdad y a muy pocos les importaba, los comunistas del mundo se sumaron a la farsa y mintieron con él, aferrados a la última balsa salvavidas. Era preferible para todos sostener la mentira hasta el final, que soportar la vergüenza de haber sido títeres de los soviéticos.
Por eso es por lo que la “Revolución a Realazos” le entrega a Cuba los 3.700 millones de dólares anuales para sostener en lo posible esa “reputación”. ¿Podría la revolución bolivariana progresar, sin el ideal cubano? La respuesta es no. El ideal cubano y los precios del petróleo son el sostén de la revolución bolivariana. Le aporta a los suicidas locales la sensación de que están en el camino correcto sin entender que el barril de petróleo es nuestra “Unión Soviética” y que en cuanto bajen sus precios, a esta revolución como a la cubana, se le verá hasta el alma. Faltan “minutos históricos” para que en Cuba ocurra el mayor cambio en su historia, cuando ya la reputación de un solo hombre no importe y sobrevenga lo inevitable.
Mientras tanto dos noticias empañaron el 86 cumpleaños de Fidel, el censo nos explica que la abrumadora mayoría de los venezolanos no van a la Misión Barrio Adentro a curarse y queda evidente que las 750 millones de consultas son otra mentira más, la segunda que Henrique Capriles ha estado formidable al ser firme con el gobierno cubano, se acabó la mentira, “las cifras no cuadran”, “nada se regalará” en el próximo gobierno. No puedo estar más de acuerdo con él, enhorabuena. Sin embargo creo que ahora debe adecuar su lenguaje diplomático e incorporarse al grupo de países que está trabajando en la transición cubana.
Lo digo porque no me imagino a Henrique jurando sobre “la mancillada” con el expresidente Chávez y su banda enfrente (la del pecho mal pensados), lo veo como Indiana Jones entrando a las ruinas, pero de Miraflores y vamos a estar claros, va a necesitar sustituir la gorra tricolor por el sombrero y el látigo, porque las habitaciones de Miraflores deben tener más sorpresas y culebras que el pozo de las almas del Arca Perdida. Por eso apoyo lo que dice, pero creo que el candidato demócrata de Venezuela, no necesita abrir más flancos en la lucha que nos espera.
Por: THAYS PEÑALVER
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@thayspenalver
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EL UNIVERSAL
jueves 16 de agosto de 2012