El régimen envió con nuestros dólares,
a las tres hijas de Chávez…”
El Támesis ve morir el último suspiro de su olimpiada. Todavía se sienten los esténtores del evento que eclipsó al planeta.
El refulgente Londres de viejos fantasmas y palpitante actualidad, entrega el testigo de fuego al pueblo brasileño para que organice los juegos del 2016. Este evento nos reconcilió con la esquiva medalla de oro, que obtiene el esgrimista bolivarense Rubén Limardo, como vivo ejemplo del país de todos. Aunque el gobierno nacional se cuelgue de su presea para ocultar sus múltiples errores y corruptelas en todos los ámbitos.
Fue grotesco ver como en el homenaje de recibimiento al atleta se colocaron gigantografías del Presidente como una especie de dueño del éxito del joven, lo rodearon de consignas hasta secuestrar su ejemplo de venezolano ejemplar.
El régimen envió con nuestros dólares, a más de doscientos cincuenta viajeros. Incluyendo a las tres hijas del presidente Hugo Chávez y varios de sus jóvenes amigos. Pernotaron en los principales hoteles londinenses gozando de entradas VIP para los eventos de mayor envergadura. Invadieron con su dinero a manos llenas la célebre tienda Harrods ubicada en el barrio de Knightsbridge, en pleno centro de la ciudad de Londres; después unas tardes de shoppings por la calle de Oxford Street: El epicentro del distrito comercial londinense. Se trata de una arteria vial de lo más animada con unas 300 tiendas y los centros comerciales más conocidos de la capital, como los legendarios y muy exclusivos almacenes Selfridges.
Los turistas del régimen se regodearon con sus miles de dólares en las tiendas en donde anda el jet set internacional, con sus poses de celebridades excéntricas; allí se siente el aroma del burgués amancebado en las finas costumbres del viejo mundo. Nuestros hipócritas y falsarios revolucionarios de pacotilla despotrican de lo suntuoso del capitalismo, pero como disfrutan, con nuestros reales, de todo el confort que brindan estos espacios del libre mercado. ¿Por qué no hacen compras en las tiendas cubanas, no en las de los hoteles para extranjeros; atiborradas de necesidades, con sus niñas listas para prostituirse por algún jeans de marca dudosa? ¿Si su propuesta revolucionaria es viable, por qué se desviven buscando cualquier excusa para viajar hasta los predios de los países capitalistas, para salir del closet ideológico y disfrutar a sus anchas con el dinero que sustraen del erario público?
Ahora se cuelgan de la medalla olímpica para ocultar sus desmanes, disfrazan sus miserias con el falso patriotismo alimentando con el vulgar saqueo.
Lo de Londres es apena una pequeña demostración de lo que ha ocurrido aquí en catorce años. En Gran Bretaña unos personajes revolucionarios fueron a la cita deportiva a darse la gran vida.
Derrocharon sin lástima y hasta se dieron el tupé de organizar tremendos rumbones en los pisos alquilados en los exclusivos hoteles cinco estrellas. Fueron prolijos los amaneceres del buen whisky, era como el despertar de los plebeyos pero no para construir el mundo socialista que soñaron sus enciclopedistas, sino para mostrar su verdadero rostro de descarados. Felices anduvieron los chicos amigos de las susodichas, los invitaron como para una playita del litoral: chamo vámonos a los juegos, allá tenemos de todo y tú no pagarás nada. ¡Qué revolución más bonita, gozan los herederos y el pueblo se muere de hambre…!
Celebramos el triunfo de Rubén Limardo. Su presea disimula un gran fracaso, una tremenda inversión para terminar de cincuenta en el medallero, no es como para obviarlo de manera tan olímpica.
Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
twitter @alecambero
EL UNIVERSAL
miércoles 15 de agosto de 2012