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MANUEL CORAO: El caradurismo de Chávez



Ha inhabilitado capacidad de producción
para disminuir la fuerza laboral

 

Una de las políticas que ha mantenido Hugo Chávez a través de los años es limitar la iniciativa particular de los venezolanos en actividades inherentes al estado como al igual inhabilitar la capacidad de producción existente para así disminuir la fuerza laboral independiente.

Para el momento de arribar el barinés al poder, la inventiva personal aportaba el 80% de los puestos de trabajo. Todas las arremetidas contra el sector buscan evitar la influencia del patrono sobre sus empleados a la hora de acciones sociales que conlleven a decisiones electorales tales como la escogencia de presidente de la república.

Para despecho del mandatario ha sido mayor el coraje de los ciudadanos que su afán por acabar con los particulares no adeptos al Partido Socialista Unido de Venezuela. De nada le ha servido a este régimen expropiar fuentes permanentes de fuerza laboral para entregárselas a quienes no quieren recibirlas porque no saben qué hacer con ellas.

Ser campesino, obrero, caporal es ejercer dignas profesiones que estos realizan con orgullo ya que las han heredado de sus ancestros y nadie mejor que ellos para conocer fauna silvestre, los bienes de la tierra y asignar tareas , eficientes, pero hasta allí.

En días recientes el mandatario con motivo de las elecciones presidenciales a realizarse en el mes de octubre, inauguró un supermercado al oeste de la capital.

En su mezcla mental de aptitudes y retomando su condición de animador hizo un llamado público a los operarios agropecuarios a entregarles sus frutos. “Entréguennos sus productos a nosotros”, expresó como si no supiese que es el culpable de la masiva importación de productos en la dieta de los venezolanos como consecuencia de una destructiva estrategia agropecuaria. Cada vez son menos los derivados agrícolas y pecuarios llevados a los centros de acopio y ventas al consumidor final. El pueblo sabe que él es el responsable a conciencia del desabastecimiento y la carestía.

No pocas fueron las voces que se expresaron sobre esta circunstancia. Desde calificados apolíticos hasta profesionales proclives al PSUV no tuvieron recato en llamar la atención sobre las funestas iniciativas para dañar el agro, la agroindustria, el personal y los empresarios. El actual presidente de Fedecámaras Jorge Botti, en el 2009 en su condición de responsable de la comisión de economía de la institución, con motivo de las expropiaciones realizadas en el sector alimenticio indicó:”Las recientes intervenciones de tierras ocasionarán una caída en la producción de alimentos y están sucediendo en medio de la mayor caída de la actividad económica”.

El hoy fallecido ex director del BCV Domingo Maza Zavala, hombre de izquierda, alertó al gobierno en el mismo período de tiempo. “La importación de alimentos está ocasionando la caída de la producción agrícola. Traer productos del exterior se justifica en dos casos: para cumplir un déficit real del producto que se importa y para abatir la especulación”. Maza insistía públicamente que la importación no programada afectaba la agricultura y desalentaba a los productores.

Los voceros del poder ejecutivo expresan como un logro los bajos índices de inflación del 1% mensual pero nada dicen del subsidio cercano al 70% que aplican a precios del comprador los cuales están muy por debajo de los indicativos de rentabilidad, aparte del gravamen o coima existente en PDVSA- PDVAL. Otro aspecto que no toman en cuenta los economistas es la pérdida causada a la nación por toneladas de insumos puertos y radas del país de productos alimenticios vencidos o no aptos para el consumo humano, en el pasado.

Ese dinero que a nadie le duele en los poderes del estado, lo pagarán los venezolanos luego de las elecciones cuando los fondos en las arcas de la nación sean exiguos y sea muy difícil cumplir con los compromisos internos y externos de la nación. Para ese momento el gobernante ya habrá comprometido buena parte de la producción petrolera con los rusos y chinos con fines inconfesables. No olviden que Pekín ha dado al menos $24,000 millones en créditos, que tendrán que pagar, amén del fondo común de $12,000 millones para beneficio de los asiáticos.

Chávez para imponer su voluntad necesita lograr que solo él suministre alimentos para entonces decidir quién come, bebe, duerme, trabaja, es libre, baja a las mazmorras del estado, o muere. Todo ello lo evitaremos si votamos.


Por: MANUEL CORAO
Politica | Opinión
Director de Vene-Noticias
El Nuevo Herald