Hoy ni el propio Chávez esta creyendo
en cuentos de las encuestas puyadas
■ En Venezuela muchas de las encuestas son para complacer a quien las paga.
Chávez siempre ha estado en campaña electoral desde que asumió el poder. Lo de gobernar -entendido por solucionar los problemas del país- nunca ha sido su propósito. Desde el 15 de noviembre de 2009 se “declaró precandidato para las presidenciales de 2012” (EN 15-11-2009). “Saquen a sus patarucos” gritó entonces con la subestimación y desprecio insultantes que siempre ha expresado por la oposición. Sigue arrogante, aunque su situación política haya cambiado mucho: “No necesito plan electorero: vamos ganando sobrao” dijo en cadena cuando el 20 de junio anunciaba su plan No. 19 “A toda vida” que ha demostrado ser a “Toda muerte”. El raquítico acto de este jueves en El Valle (con gente de rojo llevada de otros lugares de Caracas y del país) y el cacerolazo prolongado de los habitantes de tan emblemática parroquia, en contraste con la masiva concentración de Capriles en Valle de La Pascua, hablan de que el Chávez de hoy está lejos de “ir ganando sobrao”.
Tal petulancia descansaba en las fantasiosas cifras de las encuestas de maletín y otras encandiladas por los generosos fondos oficiales, dirigidas a crear una matriz de opinión sobre la invencibilidad del presidente-candidato. El Dr. Antonio Paiva denunció que una encuestadora (Instituto) que otorga a Chávez un apoyo sideral, tiene varios contratos con empresas del Estado. En mayo circuló el “punto de cuenta” en manos del Minci solicitando “boletos aéreos, viáticos y bolsos de gastos imprevistos” para viajar a Argentina y España los encuestadores Germán Campos, de Consultores 3011; y Oscar Schemel, de Hinterlaces (EU 22-5-12). Ambos le vienen dando a Chávez una ventaja entre 20 y más puntos y son habitués en VTV. Veamos algunos de sus “aportes” pasados: Germán Campos vaticinaba en VTV el 23 de noviembre de 2007 que el “Sí” de la Reforma Constitucional propuesta por Chávez “acapara una preferencia del 63,4% de los electores”, en tanto que el “No” de la oposición “apenas tiene respaldo del 30%”. Como se sabe la oposición ganó el Referéndum. El señor de Hinterlaces declaraba a fines de 2009 que el “65% de los venezolanos quiere que Chávez entregue el poder en 2012”. En septiembre de 2010 anunciaba que el “62% del estrato E y el 64% del estrato D opinaban que Chávez debía entregar el poder en 2012, “así como el 74% de los “ni-ni”. Su cambio posterior, a pesar del deterioro del Gobierno, ha sido sorprendente. En los últimos meses ha llegado a decir que Chávez tiene más de 60% de intención de voto. Para darnos cuenta de que la mentira tiene patas cortas lean el excelente artículo de César Tinoco (EU 23-7-12) en el que desnuda las contradicciones de Schemel en la presentación de su última encuesta (en VTV el 18 de julio). Rizarrita se encarga de que los corresponsales extranjeros reciban la información de que “todas” las encuestas (lo cual no es cierto) dan como ganador seguro al candidato oficial. Esta semana una delegación de 29 diputados y dirigentes chavistas están en varios países de América y Europa difundiendo la especie, a un costo (pasajes en 1ª clase, viáticos y otros) que podría haber solucionado los graves problemas de varios hospitales del país.
Se dice que las encuestas electorales “son una fotografía” -en lugar y tiempo determinado- de la intención de voto de una población. En Venezuela muchas de las encuestas no son una fotografía, sino un photoshop afeitado y edulcorado para complacer a quien las paga. Aquí las encuestas nos escamotean soportes imprescindibles para creer en su rigurosidad. En casi todo el mundo a los encuestadores se les exige que digan quién pagó el sondeo; cuáles fueron exactamente las preguntas realizadas, incluyendo las opciones de respuesta ofrecidas; cuál fue el índice real de respuestas; con qué criterio se extrapola la intención de voto de los “indecisos”; cuándo se hicieron las entrevistas y qué hechos ocurrían esos días que pudieran condicionar las respuestas. Por ejemplo, un sondeo hecho en junio, antes de iniciarse oficialmente la campaña electoral, fue presentado con bombos y platillos por su encuestador en la tercera semana de julio, cuando la situación electoral podría haber variado. La enorme disparidad de resultados entre una encuesta y otra en Venezuela (hechas en tiempo, temas, lugares y muestra similares) solo se explica porque, o son inventadas, o las preguntas directas o indirectas son muy distintas, lo que marca un sesgo que les resta credibilidad .
Hoy el propio Chávez parece no estar creyendo los cuentos de las encuestas que su gobierno paga. Ya no grita que “está sobrao” y que su “ventaja es irreversible”. Ahora fustiga a los suyos para que le consigan los votos de los “indecisos”. Tema de la próxima semana.
Por: MARTA COLOMINA
mcolomina@gmail.com
@colominaM
EL UNIVERSAL
domingo 29 de julio de 2012